De Viaje A Chile

Brasil

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Eduardo.

—¿Sera buena idea hacerlo en estos momentos? Ayer tuvo algo que no me dejo dormir mucho que digamos, es más, casi ni dormí. —Entre sueño lograba reconocer la voz de Gonzalo con bastante eco, pero a mi lado no lo sentía, abrí los ojos y al ver que entraba la luz del sol por las ventanas frente a la cama me hicieron creer que ya nos encontrábamos en casa de los padres de Gonzalo otra vez, pero al levantarme con apuro me lleve la decepción de mi vida, es más, ni siquiera recuerdo como llegue aquí.

—¿Qué sucedió? —esa voz fue irreconocible para mí, aunque se notaba que la voz provenía de un celular, seguramente Gonzalo estaba en una llamada.

—Eddy me dijo que veía algo, no me explico muy bien, pero me decía que tenía miedo, temblaba mucho, se quería ir de ese lugar lo más pronto posible, pero por una extraña razón, no deje que se fuera. Estábamos en el aeropuerto, solos, no había ni un alma así que se me hacía raro todo lo que estaba pasando.

—¿No tenía fiebre?

—No Madre, fue lo primero que pensé, pero no daba señales de ello, quizás solo estaba cansado y soñaba con los ojos abiertos. Aun así, no me dejo dormir, me dio miedo que le pasara de nuevo en la madrugada y me quede despierto por cualquier cosa. —Cristina soltó unas leves carcajadas mientras escuchaba la historia de Gonzalo — ¿Qué tiene de gracioso? Me preocupes, por eso lo hice.

—Lo se corazón, pero simplemente fue fiebre, no creo que Eduardo tenga brotes esquizofrénicos, si es que esa cosa exista. Solo estaba en un mal momento, me pareció tierno que te preocuparas tanto por el, por ello me reí, porque creo que exageraste un poco tu preocupación.

—No lo entenderías madre, si le pasara algo creo que no viviría para afrontarlo, es demasiado tiempo compartiendo mi vida junto a él, es difícil pensar que la persona más fuerte que conozco esta tan vulnerable, solo es... Miedo de que algo le vaya a pasar, es todo. —Cristina volvió a reír mientras Gonzalo veía molesto a su celular que estaba a un lado de él.

—Okey mi guardián, solo nunca olvides que para cuidar a otra persona tienes que estar al cien por ciento bien, no te malgastes por tratar de a completar al otro. Eduardo es un buen muchacho, no te lo niego, pero tú eres mi hijo, por supuesto que habrá una prioridad, si me dieran a escoger sabes a quien escojo, y lo sabes bien. Cuídate mucho mi angelito y recuerda que tienes que tomar ese vuelo, no lo tomes a la ligera por andar de meloso o caliente

—Madre, claro que no, lo tengo muy en cuenta, no digas esas cosas tan... así.

—Bueno hijo, eres joven y cuando eres joven pasan cosas y...

—Bueno iré a despertar a Eduardo para irnos, te mantendré informada de todo, ¿está bien? —Cristina no respondió, solo se escuchaban sus risas.

—Está bien, está bien. —contesto tratando de recuperarse —Con mucho cuidado.

—Sí, no vemos. —Y termino la llamada. Gonzalo siguió sin darse cuenta que estaba solo a unos metros de él, estaba arreglándose su cabello frente al espejo de mil maneras, pero se notaba que ninguna le convencía.

Con mucho sigilo camine hasta que me encontré justo de tras de él, pase mis brazos por su cintura y lo acerque a mi hasta que sus glúteos tocaban un gran bulto matutino en mi entrepierna. Gonzalo se sobresaltó, se incorporó rápidamente hasta notar de quien se trataba.

—Pensé que seguías dormido, justo iba directo a la habitación. ¿Cómo dormiste?

—Muy bien, bastante bien diría yo, no recuerdo ni como llegue aquí. —Gonzalo soltó unas leves risas antes de voltearse para estar cara a cara, su respiración se escuchaba agitada, así como un leve rubor casi invisible en sus mejillas junto a su torpe sonrisa nerviosa que tanto me encantaba.

—Estabas bastante cansado, venias casi durmiéndote, solo basto llegar a la habitación para que te quedaras dormido en el sofá.

—¿Cómo llegue a la cama?

—Te cague hasta ella y te aliste para que estuvieras cómodo, yo sé perfectamente como duermes. —Dijo mientras me giñaba un ojo sin borrar su sonrisa nerviosa.

—Mentira, sabes que no uso pantalón y menos de pijama, ¿Por qué lo tengo puesto entonces?

—Porque si no tendría el pecado frente a mis ojos, y no quería despertarte, menos para eso. Te veías bastante cansado, hasta estabas roncando. —Gonzalo rio un poco, pero por mi parte me avergoncé un poco.

—¿Enserio? —Gonzalo siguió con su risa mientras asentía rápidamente en forma afirmativa.

—Era tierno, casi no roncas, solo cuando estas bastante cansado, me abrazabas como si tu vida dependiera de ello, hacia bastante calor y tú estabas como un perezoso abrazado a un tronco. —Gonzalo rio esta vez más fuerte, mientras sentía como se me subían los colores al rostro. —No te avergüences, se perfectamente que yo lo hago todo el tiempo, así que estamos a mano, de vez en cuando está bien si quieres ser tú el mimado mientras dormimos, me sirvió darte piojito para que te relajaras, estabas bastante tenso.

—¿Me hiciste piojito? —Gonzalo asintió rápidamente de forma afirmativa con una enorme sonrisa.

Me solté del abrazo acercándome deprisa al espejo, llevé todo mi cabello hacia enfrente confirmando mi miedo ante las palabras de Gonzalo, mi cabello era un nido de nudos. Al notar esto, a Gonzalo se le elimino la sonrisa inmediatamente, estaba molesto, mucho, porque desenredar esto es bastante cansado... Y doloroso, pero recordar la sonrisa de Gonzo como si hubiera hecho lo mejor del mundo, me hizo relajarme para dejarlo pasar.

—Perdón, a veces olvido que tu cabello lo mejor que sabe hacer es enredarse, enserio perdón. —Voltee a verlo con una sonrisa, cosa que lo desconcertó —¿No estas molesto? Porque lo parecías hace un momento.

—No hay nada que un poco de agua y acondicionador puedan solucionar, no te preocupes. Gracias por preocuparte por mí. — Deje un suave beso en su mejilla para después regresar a la cama.



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Editado: 27.12.2023

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