Hace ya dos semanas, que salí del hospital, afortunadamente, mi salud mental dejó de estar en tela de duda, unos días después me informaron que mis padres, bueno los padres de Hanna, habían fallecido, sentí algo de pena porque su muerte, no provocó ninguna tristeza en mí, me sentí una mala persona.
Hanna es una chica muy bella, tiene el cabello castaño, tez blanca, ojos azules, diría que ese es el único rasgo físico que tenemos en común ella y yo, es alta mide 1.70 metros aproximadamente, esbelta, es una chica sana y muy inteligente, pero también muy solitaria, parece no tener amigos o por lo menos ninguno de ellos lo suficientemente cercano, como para venir a verla.
Leí su diario, vivió enamorada de un chico que nunca la miró, no entiendo porque si es una niña realmente hermosa. Su única amiga Tania, está en Europa, regresa allá, cada tiempo libre de la universidad, escribió al teléfono de Hanna que regresaba en unos días y que la perdonara por haberse desconectado de ella, no le he dicho aún nada del accidente, todo lo que sé de Hanna lo he obtenido de su diario y su teléfono.
Los padres de Hanna, era gente pudiente, así que ahora vivo en una de las área más exclusivas de New York, la nana Juana y Walter el chofer de la mansión, han sido muy lindos, me recibieron con mucho amor, me hicieron sentir en casa, bueno hicieron sentir a Hanna en casa.
El abogado de los padres de Hanna, acaba de irse, vino a informarme que soy la heredera universal de la fortuna del matrimonio Marshall.
Hace unos días decidí, que voy a terminar la carrera de medicina, lo haré por Hanna, ella se merece lograr sus sueños, no sé como lo haré, porque los recuerdos de Hanna llegan como Fashazos, lo note un día que estuve en el hospital, la doctora empezó a darme las indicaciones antes de irme a casa y toda la jerga médica se me hizo tan conocida, que me asombré. Así que esta decidido Hanna Marshall, será médico. Por tanto ya tengo todo listo, para su último semestre de la universidad. Quiero devolverle a Hanna un poquito, de todo lo que le robé, tomando su cuerpo, aunque para ser franca yo no lo decidí solo paso y punto.
De Mario no se nada, la verdad no he querido saber, es tan fácil como googlear para saber de él, es un arquitecto reconocido en New York. He pensado en vengarme, en cobrarle su traición, pero no comeré ansias, Hanna y su vida es lo primero, además la venganza es un plato que se come frío, así que todo será a su tiempo.
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He tratado de seguir o al menos de intentar hacerlo, no es fácil vivir intentando lidiar día a día, con la culpa. Tal vez si me hubiese atrevido a contarle Sam, lo sucedido con Sasha, las cosas hubiesen resultado diferentes. Pero ¿Cómo llegas donde tu esposa y le dices: amanecí en la cama con otra y no sé como paso?. De solo pensarlo suena, ridículo. Además la salud de Sam, siempre fue lo primordial para mi, yo no creía en el amor a primera vista, hasta que la conocí, recuerdo que estábamos en la cafetería de la universidad, ella venía pasando junto a mí y accidentalmente tropezamos, sus libros cayeron y mi desayuno voló por los aires. Su mirada de molestia se posó sobre mi y en ese justo momento me perdí, en esos ojos azules como el cielo, amaba todo de Sam, pero sus ojos eran como mi oasis, eran literalmente el espejo de su alma, reflejaban, su tristeza, su alegría, su miedo y su amor, cuando Sam me miraba, mi mundo se detenía, era como si a mi alrededor, todo desapareciera y solo quedáramos Sam y yo. Por eso mi corazón se rompió en mil pedazos, cuando vi el odio reflejado en ellos, sé que Sam escucho la discusión con Sasha y lo del embarazo, por eso su corazón colapso, mi esposa murió pensando que la engañe y la verdad eso no fue así, porque aunque mi cuerpo haya podido estar con otra mujer, si es que efecto fue así, mi corazón nunca ha dejado de amar ni por un segundo a Sam.
Pero la vida no me dio la oportunidad de explicarle, de aclarar con ella las cosas, cuando encontré a Sasha junto a mí, esa mañana la corrí de mi habitación y apenas regresamos a New York, le pedí que se fuera, que ya no podía seguir trabajando aquí, pero la muy desgraciada me amenazó, con contarle todo a Sam, justo para esos días, mi esposa había tenido una recaída y el doctor nos advirtió, que no podía recibir emociones fuertes, por ello las amenazas de Sasha, surtieron efecto en mí.
Hoy hace un mes que Sam murió, por primera vez visitaré su cripta, llego al cementerio y camino entre las tumbas. Hasta llegar al área destinada para las cenizas.
Encuentro la placa que indica que es su tumba.
"Samantha Tyler, amada esposa, maravillosa hija y amorosa hermana.
Coloco las rosas rojas que le traje, en el pequeño florero, destinado para tan fin.
—Hola preciosa mía, digo de pie frente a su cripta, mientras pongo mi mano, sobre la placa con su nombre.
—Perdóname por no haber venido antes amor mío, pero tenía miedo de que la realidad me golpeara muy fuerte, para mí es más fácil pensar que estas de viaje sabes, así puedo vivir atesorando la idea, de que pronto volverás. Quise ir a reunirme contigo nena, de verdad lo intenté, pero tu madre no lo permitió, ya después no tuve el valor de hacerlo. Sam mi amor, hay algo que quiero contarte, esto no es fácil para mi, pero debo hacerlo. Se supone que voy a ser papá, Sasha dice estar embarazada, nena. Pero te juro por mi vida, que yo no tengo idea como paso, me enteré ese mismo día en que moriste y estoy seguro que tú también lo hiciste, perdóname mi amor, por favor perdóname, digo rompiendo en llanto, yo no quería hacerte daño, yo no quería que esto pasara, Sam.
—Eres un maldito infelíz, Mario. Escucho a una voz decir a mis espaldas.