Entro al quirófano luego de ponerme toda la indumentaria necesaria, para estar allí.
Ya Sasha está preparada, por lo que le entendí al doctor, harán una cesárea de emergencia ya que el último monitoreo realizado al bebé no salió bien.
—Señor Vargas, le permitiremos estar con su esposa, pero si la situación se complica deberá salir, dice el dr Castillo, quién ha sido el ginecólogo de Sasha, durante todo el tiempo de la gestación. Su advertencia me inquieta un poco a decir verdad.
La cirugía inicia, y luego de varios minutos, veo como sacan al bebé, del vientre de su madre, extrañamente el bebé no llora, una vez la pediatra lo estimula para hacerlo, eso pone en alerta a todos los presentes, que empiezan a atender a mi hijo, porque en efecto es un varón.
El corre, corre que se forma en el lugar, hace que de un momento a otro una enfermera me tome del brazo para llevarme afuera, la prioridad para todos allí, de ser Sasha, para concentrar toda la atención en el bebé, siento como mi corazón se acelera y una especie de temor, parecido al que sentí cuando Sam recibía los primeros auxilios en la ambulancia, me invade. No quiero, no quiero perderlo también a él, por favor Dios, sé que no he sido el mejor de los hombres, pero no permitas que nada malo le pase a mi hijo.
La enfermera me indica que vaya a la sala de espera, que un rato alguién irá a darme informes sobre la condición del bebé y de Sasha, pero a decir verdad a mi solo me preocupa lo que le pase al bebé.
Los minutos se hacen largos, pareciera que el tiempo se hubiese detenido, la espera empieza a desesperarme, camino de un lado a otro, esperando a que una alma caritativa se digne a darme noticias.
De un momento a otro, una enfermera se me acerca y me pide que pase a la habitación, donde esta mi esposa, que ya puedo verla y que en unos minutos los doctores, pasarán a darnos informes del bebé.
Francamente me incomoda de sobremanera, que todos aquí, asuman que Sasha es mi esposa. Pero bueno, supongo que tampoco puedo andar por allí, aclarándole que no a todo el mundo.
Entro al lugar, para encontrarme con una Sasha, adolorida y preocupada.
—¿Cómo está nuestro hijo, Mario? — Dice con las lágrimas rodando por sus mejillas.
—No sé nada, pero se supone, que ya pronto deben venir a decirnos su condición, respondo serio.
—¿Cómo estas tú? — Pregunto parco.
—Adolorida y algo preocupada por nuestro hijo, dice con la voz triste.
—Todo estará bien, tranquila.
Me siento en un silla, ubicada en una esquina de la habitación, esperando a ver en que momento, alguien se dignará a venir a decirnos algo del bebé.
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—Dra Marshall, la solicitan en la sala de parto. La pediatra fue llamada a atender un bebé que vino al mundo en un parto difícil y necesita que la asista. Dice la enfermera atropellando las palabras.
Mi turno inició en pediatría, específicamente en neonatología. Tomo la bata que está a un lado de la silla, donde me encuentro y salgo rápidamente hacia el área de partos.
Como siempre los pasillos del hospital, se encuentran congestionados, con el ir y venir de los paciente en camillas y sillas de ruedas, es increíble como se puede llegar a amar todo este caos. Y eso hago, ahora como Hanna amo todo esto, aunque no entiendo como es eso posible, si siendo Sam no podía siquiera ver la sangre.
Llego hasta el área de pediatría, ya el bebé esta siendo atendido por la dra Cooper, justo en este momento están succionando la mucosidad de su boca.
—Dra Marshall, debido al sufrimiento fetal el bebé aspiro, meconio por lo que es necesario llevarlo a intensivo e iniciar a aplicar antibióticos, también acabo de auscultar su corazón y pulmones, hay un sonido irregular en su pecho, por lo que necesito que te encargues de realizar y ecocardiograma, quiero los resultados para ayer, dice la doctora seria.
Salgo con el bebé, rumbo a neonatología, por la condición del bebé, será ingresado a cuidados intensivos, tomo la tablet donde la doctora ingresó, los datos de la paciente, el bebé ingresa a la sala, bajo el nombre de la mano, por lo que que la pulsera de identificación del bebé, lleva el nombre de la madre y su ID, por la condición me traslado lo más rápido posible empujando la cunita, en medio del congestionado pasillo.
Llego a la sala de intensivos, la enfermera intensivista pregunta los datos de la madre y es ese momento, en donde me fijo en la pulsera de identificación del recién nacido para entonces leer, nombre de la madre: Sasha López. Mi corazón se salta un látido, ver a ese bebé indefenso y en una condición tan delicada, hace que mi corazón se arrugue, a pesar de que su madre sea la perra que se metió con mi marido, bueno con el marido de Sam y lo más increíble el bebé, que acabo de trasladar a la sala de intensivos es el hijo de Mario.
—Dra Marshall necesito los datos de la madre, escucho decir a una voz que me saca de mis cavilaciones.
—Sasha López, digo mirando a la mujer, que acaba de hablarme.
—Dra Marshall, la doctora Cooper, informó que usted debe ir a darle la condición a los padres, porque ella yuvo que retirarse de urgencia, por un asunto familiar, puede encontrarlos en la habitación 2B, ala norte termina diciendo la enfermera.
Camino hacía la habitación que me indicaron, a paso lento, es como si mis piernas pesaran, más de lo normal, mi respiración empieza a agitarse y de un momento a otro, siento como mi pecho se aprieta y empieza a dificultárseme el respirar.
¡Basta!, ya tú no estás el cuerpo débil de Sam, ahora eres Hanna Marshall, tu corazón no falla, esta sano, además ellos no saben quién eres tú, pero tú si sabes la clase de basura que son ellos, haz esperado por este momento, para accionar tu venganza y la vida te los ha puesto hoy de frente, sé prudente y no desperdicies la oportunidad, no comas ansias porque esto apenas empieza.