Bailamos un rato, la verdad es que tenerla cerca es una delicia, pero prefiero no sobrepasarme, ella tiene novio y aunque no puedo negar que me gusta, en mi corazón, sigue existiendo solo una mujer, mi Sam.
Además que seamos amigos ya es algo, para que echar las cosas a perder, intentando hacerme el galán.
Largo rato después llegamos a la mesa, nos sentamos y ya en un ambiente un poco más ameno, Hanna y yo empezamos a conversar.
—¿Puedo preguntarte algo? — Pregunta Hanna.
—Sí— lo que gustes— respondo de forma amable.
—¿Desde cuando la señora López y usted, están juntos? — Pregunta la niña bonita, mirándome con sus preciosos ojos azules.
—Desde nunca— Respondo, serio, mientras tomo mi trago.
—No entendí— Responde ella.
—Sasha y yo nunca, tuvimos una relación como tal, Hanna.
—Y entonces —¿Cómo salió embarazada, de usted? — Pregunta, intrigada.
—En una historia un poco sórdida, Hanna— Pero solo te la contaré, si empiezas a tutearme.
—Ok—Entonces cuéntame, Mario— Responde ella.
—Yo había ido a un congreso de arquitectura, donde se suponía que Samantha, me acompañaría, en ese momento, mi esposa tuvo una recaída, por lo que no pudo asistir, Samantha, le pidió a Sasha que me acompañara, cosa con la que no estuve muy de acuerdo, porque ya había notado, algunas insinuaciones de parte de mi secretaria, sin embargo y considerando la condición de mi esposa, preferí omitirlo. Esa noche, después de la ponencia, me fui al bar del hotel, estaba abrumado y desesperado, por la recaída de Sam.
—¿Y te acostaste, con tu secretaria, para sentirte mejor? — Dice Hanna, con un amago de sonrisa.
—Pues eso es lo que ella afirma—Respondo, en un tono serio.
—¿Lo que ella afirma? — No estoy entendiendo nada Mario.
Suelto el aire que tengo retenido, porque es la primera vez, que le cuento la historia a alguien con tanto detalle.
—No recuerdo nada, Hanna—Lo último que recuerdo, es que estaba en el bar, lo siguiente que recuerdo, es despertar con Sasha, desnuda y acostada junto a mí, en mi habitación del hotel. Luego de eso estuvo amenazando con decirle a Sam, que ella y yo éramos amantes, casi dos meses después, me dijo que estaba embarazada y justo en ese momento Samantha, llego y la escuchó, lo que le provocó un infarto fulminante— Termino diciendo con las lágrimas, amenazando con salir de mis ojos.
—¿Pero entonces te acostaste con ella o no? — Pregunta Hanna, con algo de molestia en su voz.
—No lo sé— Respondo— Pero si te soy sincero, tengo muchas dudas, Sasha nunca me interesó como mujer, yo amaba a Sam, más que a mi vida Hanna.
—¿Por eso quieres hacer la prueba de ADN? — Pregunta ella.
—Si, por eso quiero hacerla—Aunque según Sasha, soy un infelíz, porque mi hijo esta enfermo— Digo con un gesto triste.
—Me llama la atención, que llames a ese bebé “mi hijo”, sin estar seguro de que lo sea— Dice Hanna.
—Cuando Sam murió, intente quitarme la vida, caí en una depresión y estuve encerrado en casa un tiempo— Un día Sasha llegó y por debajo de la puerta metió, una foto de su primera ecografía, no voy a mentirte Hanna, eso me dio fuerzas, para levantarme y seguir adelante, para volver al trabajo y darle la cara al caos, en el que se convirtió mi vida al perder a Sam. Sé que será un golpe duro para mí, si ese bebé, resulta no ser mi hijo— termino diciendo.
—Entonces, supongo que prefieres no saber— Pregunta ella.
—No, no lo prefiero— Quiero saber, pero no he encontrado el momento correcto para hacer la prueba, o tal vez no he querido encontrarlo— Digo serio— Perdóname, por abrumarte con este caos, que es mi vida Hanna, pero es la primera vez que me abro de esta manera con alguien.
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Todo lo que Mario, me acaba de contar, me parece tan extraño. ¿Cómo es posible, que no se acuerde? ¿Se habrá acostado con ella? ¿Habrá sido Sasha, capaz de planear todo esto? ¿Ese bebé será suyo? — Dios santo, ahora tengo más preguntas que antes.
Hay cosas que recuerdo, como lo de la ponencia, mi recaída, el viaje al que yo misma le pedí a Sasha, que lo acompañara, la extraña actitud de Mario al regresar. Mi cabeza no puede procesar todo esto, afortunadamente Hanna, tiene un corazón sano, porque como Sam, esta historia ya me hubiera matado por segunda vez.
—Debo irme— Digo tomando, mi bolso de mano.
—Puedo llevarte— Dice Mario.
—No, es necesario— Mi chofer, debe estar esperándome.
—Hasta luego entonces — dice, depositando un beso en el dorso de mi mano y nuevamente perdón, por abrumarte con mi historia, Hanna.
—No te preocupes y gracias por contarme— Nos vemos— digo justo antes de salir a paso apresurado del lugar, sin siquiera despedirme de Lina y de su novio.
Ya no sé ni que pensar, ¿Mario será víctima o victimario? ¿Será Sasha la responsable de todo?.
Con la cabeza hecha un ocho, salgo del lugar para subir inmediatamente al auto, que me espera en la entrada.
—¿Todo bien, niña Hanna? — Pregunta Walter, mientras me mira por el retrovisor.
—Todo bien— Respondo—¿Por qué la pregunta?— Digo algo intrigada.
—Porque la noto pensativa, niña— Responde Walter.
—¿Conoces algún detective privado, Walter?— Pregunto, sin rodeos—Alguien, que sea discreto y eficaz.
—Si, niña—mañana mismo le paso los datos—Responde Walter.
Vamos a ver, que hay detrás de todo esto y como seas tú la culpable Sasha López, prepárate porque no te tendré, ni una pizca de piedad.