De Vuelta

Capítulo 22

Subo corriendo las escaleras y me tiro sobre mi cama, acabo de besarlo y todo en mí se removió, cada emoción, cada sentimiento, el deseo, todo lo que Mario inspiraba en Sam, despertó de repente; solo que con más fuerza, con más intensida, es como si de repente ese beso hubiese abierto una compuerta que intentaba contener un amor, que se desbordó al tener oportunidad, escucharlo decir que aun piensa en mí, bueno en Sam, mejor dicho; me hizo olvidar quien soy, o más bien; como quien luzco, porque es como si el cuerpo de Hanna fuera el envase, donde reposan los pensamientos, sentimientos y emociones de Sam. Lo peor de todo esto es que no puedo decirle la verdad, no puedo decirle que aunque luzco diferente, quizás físicamente mucho más jóven y sana, soy esa mujer en la que él aun piensa y que también lo ama. 


Creo que me dormí llorando, ni siquiera cene, sé que la nana debe estar preocupada, pero prefiero no contarle nada.  


Bajo a desayunar y la mirada escudriñadora de Juana, se posa sobre mí.  


—Buen día—Saludo al llegar al comedor. 


—Buen día, niña—Responde ella seria—¿Qué te pasó anoche?. 


—Nada, solo me sentí un poco mal y subí a dormir temprano— Contesto, de manera parca. 


—Aja, dejándome a mí con la cena servida y a tu amigo, tirado en el despacho —Responde Juana. 


—Lo siento, fue algo repentino—Respondo, mientras finjo una sonrisa.  


—Mira niña, estoy vieja, pero no soy pendeja—Algo pasó y sé que no fue algo bueno, ese hombre se fue muy triste y tú luces igual hoy, pero bueno cuando quieras contarme, aquí estaré—Dice Juana, dándome un beso en la frente. 


La veo salir del comedor, mientras yo juego con mi desayuno, hambre es lo que menos tengo, ya se me había olvidado, como se sufre por un desamor a los veintitrés años.  


Tomó mi mochila y me dirijo a la salida, donde Walter me espera.  


—Buen día, niña—Saluda el buen hombre, mientras me abre la puerta de auto.  


—Buen día, Walter—Respondo. 


—¿Está usted bien? —Pregunta con genuina preocupación. 


—Sí, lo estoy—respondo, mirando hacía la ventana, esquivando su mirada que me busca por e retrovisor.  


—Tengo algo para usted—Dice señalando el sobre, que está justo a mi lado, en el asiento trasero—El investigador, vino anoche y dejó eso para usted, no quise despertarla, así que lo recibí, está sellado, tal cuál me lo entregaron.  


La curiosidad me gana y abro, el aobre de inmediato, tal como lo supuse es la investigación completa, sobre Sasha. Hay en ella, información de su antigua pareja, con la que estuvo por casi un año, declaraciones de los vecinos, donde aseguran que el hombre prácticamente vivía con ella, pero que de repente desapareció, la fecha de la ruptura, parece ser pocos días antes de el viaje de Mario al simposio de arquitectura, tambièn hay fotos de ese día, donde se muestra a un Mario ebrio, siendo llevado por Sasha y un valet parking, casi a rastras, otra fotografía de la cámara de seguridad del pasillo que enfoca la puerta de la habitación. Se observa con Claridad, como las dos personas ingresan a Mario al mismo, luego solo sale el botones, pero Sasha, se queda allí.  


También hay copias de las reservaciones de 2 habitaciones, ya que originalmente se había reservado solo una, para los esposos Vargas, pero luego se agrega otra habitación. Aunque nada aquí, demuestra que Sasha y Mario, no eran amantes, si concuerda a cabalidad con lo que Mario me contó, aparentemente la maldita de Sasha, planeo todo, para hacerle creer, que se habían acostado. Voy a guardar, toda las fotografías, cuando me encuentro con una hoja, que contiene un nombre y un número de teléfono, en letras grande que dice: “Llámelo esta dispuesto a darle, toda la información por una buena, suma de dinero”. 


Marco el teléfono y al tercer timbre, responde el hombre.  
—Buen día—Dice aun algo adormilado.  


—Buen día, mi nombre es  Hanna Marshall ¿Es usted,  Pablo Canto? —Pregunto seria. 


—Si, el mismo que viste y calza—¿Qué necesita de mí?  
—Información sobre Sasha López—Respondo sin rodeos. 


—Por una buena cantidad, le digo lo que quiera—Responde el hombre. 


—Bien, lo veo al mediodía, en el café Roblos, de la calle treinta y dos—Digo seria. 


—Allí estaré—Responde el hombre. 


—Bien, lo llamaré al llegar—agrego, sin más. 


—Lleve dinero—Dice de hombre, de forma tosca.  
—Tranquilo, el dinero no es problema para mi—Respondo, de forma arrogante. 


Este tipo por un buen precio, me dirá todo lo que yo quiera, mi pregunta es ¿De quién se tratará?. 


        🧡🧡🧡🧡🧡🧡🧡🧡🧡🧡🧡🧡🧡 


No dormí en toda la noche, pensando en la niña bonita, jamás fue mi intención hacerle daño, pero tampoco debí ser tan sincero; es soo que no supe como reaccionar, ante todo lo que me hizo sentir, el dulce sabor de su boca, provocó en mi más que sensaciones, mi corazón empezó a latir de manera desbocada, sentí deseos de más, de pegarla a mí, de sentirla completa, de tenerla. Pero luego Sam vino a mi mente, y me sentí como un maldito infiel, me pregunto si alguna vez, dejaré de amarla; porque sí, no lo puedo negar, sigo amando a Sam, sigo pensando en ella. Pero también tengo que reconocer que Hanna despierta en mí, cosas que solo Sam, había logrado provocarme. Dios santo estoy vuelto un ocho, quisiera llamarla, verla; pero para qué. No puedo engañarla, ni tampoco engañarme, por más que me sienta atraído por la niña bonita, sigo enamorada de mi esposa muerta. 


Llego a mi trabajo, afortunadamente en la oficina, la cosas están saliendo bien. El negocio ha despegado de nuevo, algunos clientes se fueron, porque la familia de Sam, me indispuso con ellos, pero luego llegaron nuevos.  


Esta mañana recibí un chat de Sasha, me pidió que la acompañara a las cinco de la tarde al hospital, porque al fin el bebé tendrá salida. No he tenido oportunidad de hablarle de la prueba de ADN, hábilmente siempre que lo hago, busca la manera de desviar el tema. 




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