La mañana pasa lento, o al menos así lo sentí, estoy ansiosa de encontrarme con ese tipo, llamo a banco, hablo con el gerente y autorizo el retiro de mi cuenta, de una fuerte cantidad de dinero, que Walter pasará a retirar, para economizar tiempo; estoy de turno, por lo que solo tengo mi hora de almuerzo.
—Niña, tengo la plata—Le confieso que estoy asustado, esto es mucho dinero—Me dice Walter al otro lado de teléfono, algo nervioso.
—Tranquilo, pronto lo entregaremos a su nuevo dueño, si me dice lo que ocupo saber—Respondo.
—¿Niña, usted en que anda? —pregunta Walter.
—En nada malo, Walter—No te preocupes; solo quiero hacer justicia.
Justo al mediodía, mi chofer me recoge; para llevarme al lugar donde quede de verme con el tal Pablo, necesito obtener esa información ya mismo.
Llego a la cafetería y tomo mi celular para marcar el número del tipo, en el fondo veo a un hombre de apariencia algo descuidada, pero bastante atractivo, tomar su teléfono para contestarlo; por lo que me adentro al lugar y camino hacía él.
—Buen día, ¿Usted es Pablo? —Pregunto al llegar.
—Así es, y supongo que usted es Hanna—Dice el hombre, reparándome con descaro de arriba a abajo.
—Así es, mucho gusto. ¿Puedo sentarme?—Digo, con un amago de sonrisa.
—Por supuesto, preciosa—Contesta el hombre.
Antes de venir, me cambié mi uniforme de hospital, para evitar que este hombre supiera donde trabajo y estuviese molestándome posteriormente, traigo un vestido veraniego, que me queda algo suelto y mi cabello recogido, la verdad es que no puedo negar que con lo que le ponga al cuerpo de Hanna, la hace lucir espectacular. Me pregunto si algún día, dejaré hablar de Hanna y de mí, como si fuéramos dos personas independientes.
—¿Deseas tomar algo preciosa? —Pregunta Pablo, con coquetería; sacándome de mis pensamientos.
—Si, un café por favor.
El hace un ademán y llama a la mesera, para hacerle el pedido, unos minutos después quedamos nuevamente solos en la mesa.
—Y bien, ¿Para qué soy bueno hermosura? —Pregunta Pablo de forma coqueta.
—Necesito que usted me diga todo lo que sabe, de Sasha López—Respondo.
—Aja y podría yo saber, porque el interés en la Sasha— Dice el hombre.
—Esta es la única pregunta que le responderé y solo lo haré por cortesía—Digamos que se trata de asuntos personales—Respondo—Tengo una nada despreciable cantidad para entregarle, si usted me aporta información valiosa, de lo contrario, ambos nos iremos sin nada.
—Bien, pregunta preciosura—Dice el tipo, de forma cínica.
—¿Qué eres de Sasha López?
—Era su pareja—Responde—Lo fui hasta hace menos de un año, la verdad la pasábamos bien, muy bien, pero un día la muy estúpida me salió, con que estaba embarazada, así que preferí irme, sin siquiera despedirme—Dice el hombre de forma cínica.
—Entonces tú, eres el padre de su hijo—Pregunto, mirándolo.
—Bueno, eso fue lo que siempre ella afirmó—Responde el hombre—Hasta hace un par de meses, que la llamé, porque necesitaba dinero y ella era mi única opción—Me dijo una sarta de insultos, pero luego casi llorando me dijo que me desapareciera de su vida, que ya le había conseguido un buen padre a su hijo y que ni se me ocurriera aparecer para arruinarle las cosas y que diera gracias, que un buen hombre, se encargaría de mantener al hijo, que yo desprecié. Le dije que si no me conseguía el dinero, hablaría con ese hombre y le diría la verdad pero luego me dí cuenta, que no me convenía, así que solo la dejé en paz. Luego revisando, mi celular encontré un audio que me había enviado por chat casi un mes después de que yo me fuera y la dejará, estaba ebria y sonaba desesperada.
—Un audio, ¿Acaso aún lo tienes? —Pregunto.
—Si, aquí lo tengo, lo guardé por si algún día me podría servir para algo—Dice con una sonrisa, cínica.
El hombre coloca el teléfono sobre la mesa y empieza a reproducir el audio, definitivamente que es la voz de Sasha, pero suena bastante impactada, está llorando y arrastra un poco las palabras.
Audio
“Maldito infeliz, todo esto es tu culpa, si no me hubieras dejado sola con este hijo, nada de esto estuviera pasando. Por tu culpa soy una asesina, por tu culpa se murió, Sam se murió, cuando escuchó que iba a tener un hijo de su esposo, se murió entiendes, la maté, maté a alguien por una maldita mentira. Le hice creer a Mario, que se había acostado conmigo, para empaquetarle a tu hijo—Yo no quería, no era mi plan matarla, solo quería que lo dejara, pero no que se muriera, todo por tu culpa, Pablo— Luego solo se escucha, el llanto y los gritos desesperados, antes de que la grabación acabe.
—Nunca entendí a lo que se refería, la verdad tampoco era que me importara mucho—Dice Pablo.
—Quiero ese audio—Digo seria.
—Te lo daré, por veinte mil dólares—Responde el hombre.
—Hecho—Respondo parca, pero con el corazón apretado al darme cuenta, que fue la maldad y el egoísmo de Sasha, lo que acabó, con mi matrimonio y mi vida, y que Mario y yo, solo fuimos víctimas de esa madilta.
—¿Estás bien? —Pregunta Pablo—Es que luces algo pálida y te quedaste muy callada.
—Si, si estoy bien—Respondo—Acompáñame al auto, para entregarte el dinero acordado, digo poniéndome de pie.
—Oye guapa, ¿Sabes si ya nació el mijito mío y de Sasha? —Pregunta Pablo, en un tono algo triste.
—Si, ya nació y ha estado algo malito, tiene casi un mes en el hospital—Respondo.
—¿Es muy grave lo que tiene? —Pregunta, un poco asustado.
—Fue algo grave, pero ya está bien—Respondo de forma sincera, para tranquilizarlo—Tal vez debas, ir a verlo—Digo seria.