De Vuelta

Capítulo 25

—Hanna, hay que preparar los documentos para la salida del bebe de la señora López y el señor Vargas. Prepara las recetas, las órdenes para interconsultas y las consultas de control—Dice la doctora Cooper. 


—Si, doctora respondo. 


Empiezo a llenar la documentación y justo cuando termino, me dirijo a los cuneros, como su salud ha mejorado considerablemente, ayer los trasladaron a esta área.  


Entro hasta donde se encuentra, para verificar la información escrita, en la pulserita que lleva en su pequeña mano. Es un bebe hermoso, pero en efecto sus rasgos físicos, concuerdan más con los de Pablo que con los de Mario. Justo cuando me dispongo a salir, um hombre de pie al otro lado del vidrio llama mi atención. Es Pablo, está embelezado mirando el pequeño bebé, envuelto en una mantilla celeste, mientras la  enfermera a su lado, le señala al bebé. De pronto me mira y solo sonríe, mientras asiente con la cabeza. 


Sigo haciendo mi papeleo, para tener todo listo para cuando vengan a retirar a Mario Jr.  


Maldita harpía,  esa mujer es tan desgraciada, que le puso a su hijo el nombre de Mario, sabiendo que no es el padre. 


Termino mi trabajo y dejo la hoja de salida, ya lista. Salgo del área de lo cuneros, camino al salón de descanso. 


Pero de repente un revuelo, llama mi atención. Camino hacía el área, de donde provienen los gritos.  


—¿Así, que este es el iluso a quién le piensas, hacer creer que es el padre, de nuestro hijo? —Dice Pablo, en voz alta. De pie frente a Mario y Sasha.


La cara de la perra de Sasha, tiene una expresión de espanto, que para ser sincera estoy disfrutando.  


—¡¿Quién es este hombre y de qué está hablando Sasha?!—Pregunta Mario. 


—No… no, lo conozco—Contesta ella sumamente nerviosa. 


—¿En serio, te harás la que no me conoces?—Responde Pablo. 


—Pues yo no te conozco, dice Sasha, en tono seguro y un poco más recompuesta. 


—Permítame presentarme caballero, mi nombre es Pablo y hasta hace unos meses era la pareja de esta mujer—Dice Pablo, con desprecio. 


—Eso es mentira—Grita Sasha, yo no conozco a este hombre—Grita histérica.  


Veo a Pablo sacar el teléfono para luego acercarlo al oído de Mario, no puedo escuchar nada, pero estoy segura que es el mismo audio, que me envió.  


La cara de Mario denota enfado, mientras que Pablo tiene una sonrisa de triunfo en su rostro. 


—Seguridad, seguridad saquen a este hombre de aquí—Empieza Sasha a Vociferar.  


Aprovecho para avanzar más cerca de ellos. 


—Señora, por favor recuerde que este es un hospital. Deje de gritar—Digo seria. 


—¿Sucede algo malo? —Pregunto mirando a Mario. 
—No, nada malo—Responde—Solo que el señor aquí presente, vino a ver a su hijo y a la señora López,  eso la tiene algo incómoda—Responde. 


Me volteo hacia Pablo y saludo. 


—Mucho gusto, soy la doctora Marshal, con gusto lo llevo a ver a su hijo—Digo sonriendo, mientras extiendo mi mano a manera de saludo. 


Pablo hace lo mismo y me estrecha mi mano, fingiendo al igual que yo, no conocernos. 


—Tú no vas a llevar a este infeliz, a ver a ningún hijo de suyo, el único padre de mi hijo es Mario y no esta escoria de hombre, que no es más que un muerto de hambre—Escupe saca, con odio. 


—Vaya, vaya hasta hace un rato no me conocías y en este momento ya sabes que soy un muerto de hambre, qué rápido cambian las cosas—Dice Pablo a modo de burla. 


—Cállate idiota—No te permito que te burles de mi.  


—Señora cálmese, tal vez yo pueda ayudarles—Respondo. 


—¡¿tú?!—Dice mirándome, con desprecio. 


—Si, yo—Si gusta le consigo enseguida la orden para la prueba de ADN, los resultados solo tardan un par de dias—Digo sin apartar mi vista de ella—Así usted podrá, dejar en claro que el señor Vargas, es el padre de su hijo.  


—y a ti ¿Quién pidió ayuda? —Espeta Sasha, furiosa—Lárgate a jugar, a la doctorcita y déjanos a nosotros resolver esto. 


Mario interviene y la toma por el brazo. 


—Respeta a la doctora, ella solo quiere ayudar. 


—Ella es una entrometida, mi hijo es tuyo y la palabra de este hombre, no es suficiente, para que empieces a dudarlo—Dice exaltada. 


—Pues déjame decirte, que desde hace tiempo tengo dudas sobre si ese niño, es mío o no—Lo único que vino a hacer este hombre; es a reforzarlas—Responde Mario. 
—Tome la muestra doctora, haremos la prueba de ADN—Dice Mario mirándome. 


El nerviosismo se apodera de Sasha y su rostro, se vuelve pálido.  


—¡No! —No lo permitiré. 


—Entonces, voy a solicitar la orden de un juez, Sasha—Contesta Mario decidido. 


—Di la verdad Sasha y evítate la vergüenza, tú y yo sabemos cuál será el resultado de esa prueba—Dice Pablo.  


—Váyanse al diablo ambos—Dice con la rabia, reflejada en los ojos, mira a  Mario y le dice: 


—Pues no, no es tu hijo te di la oportunidad de tener una familia, la familia que l estúpida de Samantha, no pudo darte, por ser una mujer enferma, pero no; preferiste seguir amando a una muerta, preferiste aferrarte a una muerta, que vivir junto  mi hijo y a mí, como una familia felíz. Mi hijo no puede ser tuyo, porque jamás me tocaste, nunca estuvimos juntos en ese hotel, todo lo planee yo, para hacerte creer que habías engañado a tu mujer, conmigo.  Y si tu amada e idolatrada, esposa; murio creyendo que le fuiste infiel, pero en verdad, todo fue una mentira—Dice con una sonrisa cínica en los labios. 


Mario no reacciona, solo la mira con odio, mientras las lágrimas empiezan a brotar de sus ojos.  


No sé en que momento, me acerqué a ella, pero justo ahora la palma, de mi mano, se estrella con fuerza, sobre su rostro, lo que la toma por sorpresa, porque no se lo esperaba. Intenta venirse encima de mí, pero Pablo se lo impide. 




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