De Vuelta

Capítulo 29

—No está bien lo que piensas hacer, Hanna.

—¿Por qué no? —Digo enojada.

—No puedes irte sin que Mario, sepa que estás esperando un hijo suyo—Replica Tania, molesta. 

— Ni siquiera sabe, cómo lo concebimos.

—Pues se lo informas, esconder una hijo es una canallada, Hanna.

—Lo que hice también lo fue—Respondo.

—Has lo correcto, amiga—Habla con Mario y que pase lo que tenga que pasar. 

—Él no me ama, Tania.

—Si y esa lo tenías claro, cuando decidiste dejarte llevar por tus sentimientos y acostarte con él, pese a que él no estaba en sus cinco sentidos—Así que ahora afronta las consecuencias de tus actos y ve y dile la verdad.

—No quiero—Digo en un chillido.

—No se trata de que quieras, sino de lo que debes hacer—Responde mi amiga.

La miro con escepticismo, pero en el fondo sé que tiene la razón, debo hacerlo, debo decirle a Mario lo que hice y las consecuencias de ello, no soy nadie para negarle, su derecho a ser padre.

Estos días, he arreglado todo para mi viaje, aunque a decir verdad, una sola palabra  de Mario, echaría todos esos planes por tierra. Sin embargo, soñar no cuesta nada. 

Le envié un mensaje, pidiéndole que nos viéramos, lo cité en un restaurante cercano al hospital, tal vez en un lugar público pueda evitar que me insulte, como realmente lo merezco. 

Estoy sentada en una de las mesas del restaurante, tomé una de las más retiradas con la intención de que podamos tener algo más de privacidad. Estoy más que nerviosa, asustada, temerosa pero Tania, tiene razón, debo afrontar las consecuencias de mis actos. 

Lo veo entrar al lugar y mis hormonas aborotadas por el embarazo, hacen una comparsa con coreografía incluída, se ve más hermoso, más varonil, más perfecto, más … ay por Dios, Hanna basta, concéntrate, viniste a decirle la verdad, no a comértelo con los ojos. 

Camina para acercarse a mí y mis manos, empiezan a sudar, evidenciando mi nivel de nerviosismo. 

—Hola, niña bonita—Dice mientras me da un beso en la mejilla, que hace que haya una explosión en mi vientre bajo.

—Hola Mario—Respondo parca.

—¿Pasa algo? —Pregunta mirándome—Hace días he intentado verte y no ha sido posible.

—Si, lo sé han pasado muchas cosas—Respondo.

—Ah sí ¿Qué cosas? —Pregunta. 

—Bueno varias, unas más importantes que otras—Respondo.

—Bien, pues empieza a contarmelas.

Lo miro,  como intentando grabarme en la mente, esa expresión tan risueña de su rostro y esa mirada tan dulce, que en este momento me regala, sé que después de que le diga, lo que vine a decirle nunca volverá a mirarme de esa forma.

Suelto el aire que tengo retenido, antes de empezar a hablar.

—Mario, yo… yo… estoy embarazada—Digo atropellando las palabras. 

La expresión de su rostro cambia, haciendo que su linda sonrisa desaparezca.

—¡Vaya!, supongo que debo felicitarte—Pero pensé que Carlos y tú ya habían terminado—Dice serio. 

—El bebé no es de Carlos— respondo, adelantándome a sus suposiciones. 

—Lo siento, yo…

—Hay algo que necesito explicarte, pero es necesario que me escuches, sin interrumpirme — Digo en tono bajo. 

—Ok, está bien, habla—Dice extrañado.

— Mario, la noche que te enteraste que el bebe de Sasha, no era tuyo, estuve intentando ubicarte, te llame varias veces porque necesitaba contarte que Sasha, me había amenazado, para serte sincera en ese momento me asuste bastante.

Mario me mira, con una expresión extraña, que denota que no está entendiendo nada. 

—Esa noche fui a tu apartamento, entré y te encontré acostado en tu cama, estabas ebrio—Agrego—Tú… tú me confundiste con Sam, digo intentando reprimir un sollozo, pero no lo logro —Me besaste y yo, yo me dejé llevar, una cosa llevo a la otra y esa noche estuvimos juntos Mario, esa noche tú y yo hicimos el amor—Termino diciendo, mientras bajo mi rostro, para ocultar la vergüenza, que me invade en este momento.

Mario me mira, pero en sus ojos en este momento hay rabia, dolor y  odio. 

—Me estás diciendo que hiciste exactamente lo mismo que Sasha  fingió hacer, me estás diciendo que quedaste embarazada de mí, porque te aprovechaste de que te confundí, con mi difunta esposa, que te metiste en mi cama, estando yo ebrio—Hanna dime por favor que esto es una maldita broma y que tú no fuiste capaz de hacer algo como eso—Dice Mario molesto. 

 

—Mario yo lo siento, sé que no estuvo bien pero me dejé llevar por lo que siento por tí, porque yo te ano Mario y cuando me llamaste Sam yo, no re saque del error porque en realidad yo soy S…

—No me sacaste del error, porque eso hubiese echado a perder tu maldito plan—Dice Mario, molesto—Pero ¿Qué querías Hanna?, porqué hasta donde yo sé dinero no te falta—Espeta molesto. 

—Te quería a tí, te quiero a tí — Digo en medio, del llanto.

—Pues vaya, manera de querer Hanna—Dice nientras se pone de pie, para irse. 

—Mario por favor—Escúchame—Digo casi suplicando. 

—No tengo nada más que escuchar—Espeta molesto, empezando a alejarse de mí. 

—Me iré del país, por un tiempo—Digo en un acto desesperado por detenerlo, por un momento funciona ya que detiene su avance, pero las palabras que salen de su boca, destruyen mi mundo por completo. 

—Que te vaya bien—Mantenme informada, del avance de tu embarazo y apenas nazca el bebé, le haremos la prueba de ADN, para constatar que sea mío—Adiós Hanna—Dice continuando su avance, hacia la salida.

Las lágrimas comienzan a brotar por mis mejillas, mientras un dolor indescriptible se instala en mi pecho. 




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