-Vamos Nora, Gabriel - abriendo la puerta de la casa llama a sus pequeños que vienen corriendo.
-Primela - dice la niña deteniéndose a lado de su papá.
-Elso polqué hiciste tlampa - acusa el niño llegando por dos pasos después.
-Anda, anda, vamos que llegaremos tarde - riendo a sus ángeles, los apura por la puerta.
Después de haber cerrado la puerta, recordó que tramposos son sus ángeles:
-Espera que vemos esos abrigos - dice, volteando a verlos.
Niña voltea de lado a lado con las manos en la espalda mientras el niño se esconde enseñando la espalda.
-Umm, eso necesita estar encerrado o te enfermarás - dice, inclinándose a cerrarle el abrigo. - Ahora tú, Gabriel - cuando ve que no quiere darse la vuelta, lo voltea poniéndole la mano en el hombro. Encontrándose con una carita sonriente que le calienta el corazón y saca la sonrisa. - Vamos - dice agarrando cada uno por la manita y van hasta el carro conde los pone en las sillas.
-Voy a terminar el artículo desde la casa - comenta a su compañera, empacando.
-¿Qué harás en casa?, eso es tan aburrido.
-Ayudaré a un amigo con cuidarle los hijos mientras trabaja.
-¿Niños? ¿Por qué? - pregunta sin entenderlo Valentina. - ¿Qué no era que a ti no te gustaban los niños?
-No es tanto que no me gustan, es más que nunca concordamos. Soy la menor de la familia, así que nunca estaba alado de unos hasta que no vino mi carrera y ahí si molestan.
-Exacto, ¿Entonces por qué quieres cuidarlos?
-Es un favor de amigos y me llegará bien por el artículo y lo sabes.
-Cierto, niños siempre venden.
Emilia no intenta cambiar la opinión de su compañera si no se dedica a llevarse lo necesario e irse para la casa de David.
-¿Recuerdan que anoche les conté que mi amiga Emilia los va a quedar? - como se acerca la hora de que Emilia llega, quiere asegurarse de que entendieron.
-¿Es amiga especial como la que tiene papá de Carlos? - pregunta Gabriel.
-¿Qué? ¿Quién te contó eso? - pregunta con el ceño fruncido. Opinando que son todavía pequeños para escuchar algo como eso.
-No lo comento la maeta - responde Nora.
-Sí. Carlos la piegutnó, ¿Qué significa...? ¿Cómo ela Nora? - no recordando la palabra, busca la ayuda de su hermana.
-Algo difícil, ama... - se le hace imposible pronunciarlo.
-Ok, no importa - les asegura, no queriendo ni saber lo que a los pobres les habían dicho. - Emilia es mi amiga, desde la escuela éramos bastante más grande que ustedes cuando nos conocimos. Como la guardería está cerrada y yo debo trabajar, ella se ofreció cuidarlos. ¿Se acuerdan de ella, se llama Emilia?
Los dos niegan con la cabeza, no recordando a nadie con ese nombre.
Con maleta en una mano y el bolso en el hombro de la otra, Emilia llama a la puerta.
-Aquí está, ahora la van a conocer - dice, levantándose del taburete para abrir. - Hola, entra - la saluda, invitándola.
-Hola - devuelve el saludo y entra con todas sus cosas. - Hola, peques - mirando hacia el sofá, los saluda con una sonrisa. - ¿Dónde dejo la maleta?
-Déjame a mí, tú quédate con ellos.
Asiente con la cabeza, dejándole la maleta y yendo al sofá.
-¿Cómo están? - sentándose los pregunta.
-Ben, bien - contestan en mismo tiempo.
-¿Qué dicen nos vamos a divertir mientras su papá trabaja?
De nuevo contestan en mismo tiempo escogiéndose de hombros.
-Listo - dice David, volviendo. - Después te enseño en que cuarto.
Emilia asiente. Silencio se prolonga como ninguno tiene nada que decir.
-¿Entonces yo hago la cena para practicar? - busca su aprobación.
-Déjamelo a mí esta noche. La cocina es tuya desde mañana, hoy haste familiar con las cosas, viendo donde está que. Además, eres nuestra invitada, ¿Qué no niños?
Con el juguete en las manos niño asiente mientras la niña se encoge de hombros.
-Está bien, te lo dejo todo.