-Bueno, me voy a trabajar - dijo, levantándose de la mesa y dándole sus besos a los niños en la cabeza.
-¿Puedes esperar un segundo? - pide, levantándose.
-Sí, dime - deteniéndose, responde.
-¿Me puedes prestar el coche?
-¿Para qué?
-Pensé a llevar a los niños de compras, tenemos que comprar algunas cosas para el árbol - dice, alejados de la mesa, mirándolos.
Cuando pusieron el pie en el centro comercial, se detuvo diciéndoles:
-Vamos a hacer un acuerto, no se separaran de mi. Si algo quieren jalan de mí, no se escapan para que no nos perdamos - sin soltarles las manitas que tiene en las suyas.
Entraron en la tienda de navidad, decorada elegantemente.
Como busco los niños comienzan a jalarla quieriendo ir a las partes contrarias.
Nora quiere a la izquierda donde son las cosas brillantes, mientras Gabriel a la derecha donde estan los juguetes.
Observando la tienda mira a ambos lados.
-Vamos por ahí - dice, enseñando a la derecha. -, porque ahí es la caja y nos será más fácil para llevar las cosas - refiriéndose a la izquierda.
Feliz Gabriel no le presta la atención a su hermana que se ve poco enojada por la decisión.
Pasando de los pequeños renos, muñecos de nieve, Santas a los grandes para el jardín. En el centro son manteles y otras cosas de tela. En la parte izquierda son las bolas, luces, portavelas, arboles de mesa, platos, flores artificiales.
A la casa llegaron con un gnomo debajo de la mano del niño, bola de agua con nieve y musica para la niña, un muñeco lampara, portavelas, un juego de platos con motivos navideños, entre otras cosas.
-¿Me pones la etella a la paled? - preguntó Nora, jalándola por la camisa.
-Sí, ahora lo hacemos. Solo déjame buscarla - contesto, mirando el montón de bolsas que trajeron.
Esculcando en las bolsas, saca la estrella de pared, echa de una tira de luces.
-Vamos - dice, dándole la mano para que vayan al cuarto poner la estrella que sostiene en otra mano por la tira de tela.
Aprendió la luz al entrar en el cuarto pintado de rosa.
-¿Donde la ponemos? - preguntó adentrandose en el cuarto y acercando la cama.
-Aquí - dice la pequeña, dando los saltos en la cama y apuntando a la pared donde tiene la alhmuada.
-Está bien - estando de acuerdo, se acerca a la pared, alejando un poco la cortina que cuelga sobre la cama.
Toca la pared, viendo que no la tiene como colgar.
-Um, ¿Sabes donde papá guarda el martillo? - pregutna, mirando a Nora.
La niña se encoge de hombros y niega con la cabeza.
-Voy a ver si está en el garaje, porque si no deberemos esperarlo, para poderlo colgar.
Llegando al garaje, mira a todas partes en búsqueda de martillo, sin éxito. En fin levanta la mirada al techo tomándose con la caja de herramientas. Del rincón toma la escalera para poder bajarla. Al hacerlo, baja para abrirla y encontrar algo que la ayuda en la misión enfrente.
-Aquí vamos, Nora - dice, volviendo con el martillo en la mano. - Cuida la estrella mientras yo hago el agujero.
Goldeando varisas veces al clavo, logrando dejarlo en la pared por lo que dice a Nora que le entrega la estrella.
-Aquí está - dice alejando cuidadosamente las manos.
-¡Yey/yupi! - exclama, feliz.
Cuando David volvió del trabajo, las bolsas seguian en la sala.
-Hola - lo saluda Emilia mientras pasaba.
-¿Cuánto han gastado? - pregunta todavía sorprendido por la cantidad de bolsas.
-Todo que nos gustó. Te enseño despues - dice, pasando.
-¿Dónde están los niños?
-Vino una mamá con su amigito y me pidieron dejarlos salir al parque. Están por regresar - dijo, mirando el reloj.
Insatisfeco se mueve en la silla, saber que sus niños están fuera lo pone procupado.
-¿Cómo fue la compra? - intenta cambiar el tema y olvidarse de la preocupación.
-Bien, los niños lo disfrutaron, ves cuando escogimos y yo me gane unos dolores de brazos - dice, frotándose los hombros. - ¿Tu trabajo?
-Aburrido como siempre, me gustaría más si pudiera estar aquí.
-Lo sé y lo siento. Puse una estrella en el cuarto de Nora, ella la escogió, entre otras cosas que verás - lo informa. Escogimos nuevas bolas y mira - dice, alejándose. Vuelve con una casita blanca con cajones - Es casa calendario, así tú pones lo que quieres, hasta puede servir para escrivir la frase del día.
-Es interesante y es muy buena idea de las frases, seria como un recuerdo...
-Sí. Hasta si no te es muy dificil les puedes poner algo que les hará conocer a su madre.
Bajando la mirada, asiente con la cabeza.
-Mientras tú comes, voy a guardar las cosas para ponerlos en el árbol cuando los niños vuelven.
-Deja, no lo hagas, compre un árbol nuevo.
-Ok...
De la bolsa saca un portavelas con astas de reno en la madera.
-Eso es un poco peligroso para los niños - dice con la mirada en portavelas.
-Lo compré para mí, no te proucupes que no dejo nada peligroso cerca. ¡Aj! Tenemos y unas mantas, son para niños - dice, sacándolas.
Sacando un árbol de metal dorado, pregunta:
-¿Esto es también peligroso, que no? - se trata de árbol echo de metal que tiene pequeñas bolitas de diferente aspecto, ellas estan colgadas en las kuke+ y pueden cambiar de lugar.
-Sí.
-Bueno, todavía tenemos calcetines navideños para los cuatro, una estrella dorada de lote de doce, arbolitos luminosos, dos tiras de luces. Coches para el árbol, deseo de Gabriel, echos de carton como ves. Caramelos candy y bolas. Y esto te quería enseñar, es la vela de fantasía, haces el deseo y se lo dejas a la vela.
-Unas compras muy productivas.
En eso suena el timbre, David se levanta a abrir.
-Hola, pequeños - los salida abriéndoles.
-Hola, papá. ¿Has vito lo que complamos? - pregunto entrando Nora entusiasmada.
-Si - responde con la sonrisa. -, me lo enseño Emilia.
-¿Lo ponemos alola? - caminando hacia Emilia, pregunto Gabriel con la cara esperanzada.
-No - respondió sebiendo que les está rompiendo el corazón. - Su papá compro un árbol nuevo y necesitamos esperar que llega.
-¿Es un albol novo? - pregutna Gabriel, volteando al papá.
-Son todavía pequeños para que lo tenemos, así que no.
-¡Aayy! - pronuncian con las caras caídas.
-Nora, lleva a papá ver la estrella que compramos - dice Emilia, intentando levantar el humor de los niños.
-Sí, blia muco - dice, alegre Gabriel levantando las manos.
-Está bien, vamos - dice con la risa al verlos felices de repente.
-Yo me encargo de la cena - les informa, antes de que se fueron por diferentes caminos.