La sala principal de la mansión Blodstone, con sus techos altos y el silencio impregnado por la lluvia de la noche anterior, se sentía más fría de lo habitual.
Todos estaban reunidos.
Allegra, de pie junto a una de las ventanas, observaba a los demás con los brazos cruzados. Sus ojos ardían, no por sus poderes, sino por todo lo que no podía decir sin quebrarse.
Río fue el primero en hablar.
—Lo hablamos y... no lo haremos —dijo sin rodeos, mirando a Milo, Maggie y Kara. Pero Milo y Maggie se veían sorprendidos.
Allegra se giró lentamente, su mirada se clavó en él como fuego directo.
—¿No harán qué?
—No haremos de esto una misión —dijo Rio con firmeza, pero con cierto tono de culpa—. Esto es doloroso. Pero eso no significa que tengamos que volver a lo mismo de antes.
—Nick fue nuestro hermano —dijo Allegra, avanzando un paso—. No merecen decir que lo conocieron si van a dejar esto así.
Sherry intervino antes de que todo explotara.
—Yo sí quiero saber qué pasó. Nick no se fue sin razón, y tú lo sabes —dijo dirigiéndose a Allegra—. Y sé que tú también quieres respuestas, Winn.
Winn dudó un segundo, mirando a Kara. Ella bajó la mirada. Luego asintió.
—Sí. Quiero saber la verdad.
Kara negó con la cabeza, apartándose.
—Winn... Nosotros llegamos tarde. Éramos niños perdidos, ellos ya eran un equipo. Siempre fuimos los últimos. No somos parte de esto.
—Sí lo somos —respondió él sin levantar la voz—. Nick nos hizo sentir parte. No pienso ignorar eso.
El ambiente se tensó de golpe.
—¿Así que ahora hay bandos? —soltó Allegra, caminando hacia Río —. ¿Tú no quieres liderar esto? ¿Tú?
—Yo no quiero liderar nada —respondió el, manteniéndose firme —. Solo quiero hacer lo correcto.
Allegra se rio, incrédula.
—¿Lo correcto? Acaso lo correcto fue nunca hacerme sentir parte del equipo.
—Tu sabes que esa nunca fue mi decisión. No sabes cómo funcionaba esto. Nosotros decidiamos juntos. Siempre lo hicimos, pero si tus padres se negaban no había nada que hacer.
Allegra lo empujó con fuerza.
—¡Mientes tú siempre decidías por todos!
El silencio los envolvió como una explosión muda.
Milo dio un paso entre ellos.
—Ya basta. Si van a pelear, háganlo después.
Winn se puso al lado de Allegra. Sherry también.
—Entonces está claro —dijo Allegra—. Ustedes sigan en su mundo. Nosotros haremos lo que Nick hubiera hecho.
Río apretó la mandíbula, pero no dijo nada. Maggie lo tocó suavemente en el brazo. Kara, al fondo, evitaba la mirada de Winn.
Sin decir más, el grupo se dividió.
Un eco emocional partía el alma de la Dead Patrol en dos.
Y con ello, el equipo se volvió a separar una vez más.