Dead Patrol

Las voces que no callan

Westheart tenía un rostro que no aparecía en los mapas ni en los informes policiales: callejones envueltos en vapor, puertas ocultas tras puestos de comida cerrados, y pasillos que solo se abrían con palabras que el viento había olvidado. Ahí, entre los pliegues de la ciudad, Allegra, Sherry y Winn caminaban con cuidado.

—¿Estás segura de esto? —preguntó Allegra, sujetando su chaqueta con fuerza mientras esquivaban un charco de algo que claramente no era agua.

Sherry no respondió de inmediato. Su mirada estaba fija, sus dedos crispados. Desde que Sebastian les advirtió que "la puerta ya había sido abierta", algo dentro de ella no dejaba de vibrar. No era miedo… era familiaridad.

—Él no mentía —dijo finalmente—. Y si alguien puede confirmarlo, es Lisseth.

Winn tragó saliva. —¿La bruja que vive en el callejón de las tres campanas?

—Esa misma.

El interior del local olía a incienso, tierra mojada y carne cruda. Estaba cubierto de velas negras, espejos rotos y frascos con líquidos que no querían ser descritos. En el centro, un círculo de sal y pétalos marcaba el lugar del ritual.

Lisseth era una mujer delgada, con ojos blancos como leche y una voz que parecía salir desde otra vida.

—Están buscando lo que no debe ser recordado —dijo sin presentarse—. Y ya es tarde para retroceder.

—Queremos respuestas —dijo Sherry con firmeza—. ¿Qué quiso decir Sebastian con que la puerta ya se abrió? ¿Qué está ocurriendo en Westheart?

La bruja asintió y se inclinó sobre el círculo. De su garganta brotó un cántico apenas audible, un murmullo hecho de sílabas que pellizcaban el alma. El ambiente se tornó denso, la luz de las velas tembló como si algo invisible hubiera entrado a la sala.

Winn retrocedió un paso.

—¿Qué demonios está pasando?

—Shhh —susurró Allegra, aunque ella también temblaba.

Las velas estallaron en un parpadeo, y la bruja habló con una voz que no era la suya:

> —Está aquí…
Conoce los túneles, respira entre grietas…
Alimenta su poder se alimenta del reino espiritual, y su alma con recuerdos.
No es algo de otro mundo … quiere depertar.
Y quiere eliminar a todos a los que dejo aquí Nick Blodstone.

El silencio se volvió absoluto.

Lisseth cayó de rodillas, jadeando. Un hilo de sangre se deslizaba desde su nariz.

—El velo se ha roto —dijo con voz normal, aterrada—. Ustedes lo mantuvieron cerca. Y ahora, todos tendrán que verlo tal y como es.

Sherry, pálida como el papel, ayudó a Lisseth a levantarse. —¿Quién es?

—Es una herida con nombre —susurró la bruja—. Y ustedes lo conocen. O creen conocerlo.

Los tres salieron del lugar rápidamente, asustados por lo que la bruja les dijo.

Winn apenas y podía soportar el miedo, sus manos temblaban. —¿Qué quiso decir con eliminar todo lo que dejo aqui Nick?

Sherry no respondió.

Afuera, un relámpago iluminó el callejón. En su reflejo breve, Allegra creyó ver una silueta observándolos desde la oscuridad.




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