Dead Patrol

El fantasma bajo la lluvia

La lluvia empezó sin aviso, golpeando los tejados oxidados del callejón como un ejército de dedos desesperados. La figura que Allegra creyó ver era real, al fondo del callejón no se movía. Solo los miraba.

—No se muevan —dijo Allegra en voz baja, con la mirada fija hacia la oscuridad—. Hay alguien ahí… nos está observando.

Sherry entrecerró los ojos. —¿Estás segura?

—Lo estoy. —respondió Allegra, sacando una daga de obsidiana de su cinturón—.

—Está… vibrando como si estuviera maldito —dijo Sherry, —Incluso sin escuchar ñas voces o ver a los muertos puedo sentirlo.

Winn giró apenas lo vio: una silueta alta, quieta, medio cubierta por la sombra de un toldo desgarrado. No respiraba. No parpadeaba. Y sin embargo, estaba ahí.

—Prepárate —le susurró Allegra a Winn—. Usa tus portales, córtale el camino.

Winn alzó una mano, creando un halo azul eléctrico en el aire. Con un gesto rápido, abrió un portal frente a ellos y otro detrás de la figura. La trampa estaba hecha.

—¡Ahora! —gritó Allegra.

Ella avanzó veloz, sus manos envueltas en fuego que palpitaba como un corazón. El aura en llamas que la rodeaba era intensa y dolorosa de mirar. Winn soltó a través del portal una flecha, apareciendo por la espalda del intruso, pero justo cuando iba a impactar en el, la figura se movió con una agilidad sobrenatural, esquivando con una fluidez antinatural.

—¡No es humano! —gritó Winn.

—¡Pero sangra! —bramó Allegra, lanzando una ráfaga directa al pecho de la figura. Esta vez el ataque dio en el blanco. El cuerpo voló hacia atrás, chocando contra un contenedor.

Sherry corrió hasta la figura inconsciente. No tenía poderes, pero sí intuición. Algo en su pecho palpitaba con fuerza, algo que dolía… algo familiar.

—No lo maten… —suplicó—. Déjenme verlo.

La figura se removió. Tosió. Una mano ensangrentada se estiró. Lentamente, entre jadeos, retiró la capucha.

Y entonces, el mundo se detuvo.

El rostro que apareció estaba herido, más delgado, con una palidez enfermiza… pero inconfundible.

—¿Nick? —susurró Winn, retrocediendo.

—No… no puede ser —dijo Allegra, paralizada.

Los ojos de Nick Blodstone, ennegrecidos por dentro, brillaban con algo que no era suyo, poco a poco sus ojos regresaban a su normalidad. Pero su voz se escuchaba normal.

—¿Por qué… me atacaron? —dijo, jadeando—. Soy yo… soy Nick…

Sherry cayó de rodillas, incrédula. Lo tocó con manos temblorosas.

—Tú moriste…, Nick… tu moriste.

—Yo se… —respondió con voz quebrada.

La lluvia siguió cayendo, como si tratara de borrar el instante.

Winn miró a Allegra, sin saber si estaban viendo un milagro… o una pesadilla.

Y Nick, desde el suelo, soltó una última frase antes de desmayarse:

—No soy el único...




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