Dead Patrol

El invernadero

El invernadero aún conservaba ese aroma húmedo a tierra mojada y hojas recién cortadas. La luz de la luna atravesaba los vitrales sucios, proyectando figuras abstractas en el suelo cubierto por raíces rebeldes y macetas rotas.

Nick estaba de pie entre las plantas, observando una flor carnívora cerrada. Tocaba el borde con cuidado, como si el mínimo movimiento pudiera romper el equilibrio de ese lugar.

La puerta se abrió suavemente.

Allegra entró sin anunciarse. Sus pasos resonaban sobre las losas agrietadas. No dijo nada. Solo lo observó.

Nick giró la cabeza, apenas.

—Pensé que era Río otra vez —murmuró.

—Le pedí tiempo a solas contigo —dijo ella—. No parecia contento.

Nick sonrió levemente, sin humor.

—No lo dudo.

Allegra caminó hacia el centro del invernadero. La humedad del ambiente se pegaba a la piel. Se detuvo a pocos metros de él.

—Este era tu lugar favorito, ¿lo recuerdas?

—Claro que sí —dijo Nick, girándose del todo—. Veníamos aquí después de que mamá y papá murieran. Tú me traías cuando llorabas por mamá. Yo fingía que venía por las plantas… pero era por ti.

Allegra desvió la mirada, incómoda.

—No me hagas esto más difícil.

—No intento hacer nada. Solo decir la verdad.

Hubo un momento de silencio. El murmullo del agua en una fuente olvidada era el único sonido.

—¿Por qué te alejaste? —preguntó ella, finalmente.

Nick tardó en responder.

—No lo sé. No fue una decisión racional. Solo quería estar solo... solo eso.

—¿Y decidiste que yo quedaría fuera de tu vida?

—Sí.

Allegra apretó la mandíbula.

—¿Pensaste en lo que ibas a causar? ¿En lo que esto significaría para los que sí tuvimos que enterrar tu cuerpo?

Nick explotó.

—No por que desde que obtuve mis poderes todo se trato de los demás, menos de mi. Quería ser yo y solo yo por primera vez...luego me di cuenta que si no salvo a los demás no soy nada, ni siquiera salvar mi vida importaba.

—Lo único que es un error es que estés aquí —disparó Allegra—. Hay algo en ti, Nick. Algo que no estaba antes. No lo digo con rabia. Lo digo porque me da miedo.

Nick la miró con decepción por primera vez se sincero con alguien por como se sentía y no importo. Y sus ojos eran los mismos, pero había un matiz más oscuro, más profundo, como si dentro de él aun faltará alma.

—Yo también tengo miedo.

Allegra tragó saliva. Dio un paso más cerca, y su tono cambió.

—¿Sientes algo… dentro de ti?

Nick asintió con lentitud.

—No lo puedo explicar. A veces, cuando parpadeo, aun veo ese lugar… a los demás que igual murieron. Como si estuviera en ambos lugares a la vez.

Ella se quedó quieta. Una hoja cayó detrás de ellos, quebrando el silencio.

—Si sabes algo, que sirva para descubrir como…

—Se los diré de inmediato —completó Nick, con dolor en la voz.

Allegra asintió, pero sus ojos estaban empañados.

—Eres mi hermano, Nick. Y siempre te voy a amar. Pero si esto es parte de algo más, no voy a permitir que lastimes a nadie, ni siquiera sin querer.

Nick asintió con la cabeza, entendiendo todo lo que eso significaba.

—Eso haría yo por ti.

Ambos se quedaron en silencio, y por un instante, entre el murmullo de las hojas y el perfume de las flores, volvió esa sensación de cuando eran niños. Solo por un momento.

Y luego, se desvaneció.




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