Dead Patrol

Ya no es permanente

La alarma del teléfono interrumpió el silencio que había en el auto.

Río le dio su teléfono a Maggie quien iba de copiloto para que respondiera, pidiéndole que lo pusiera en alta voz, pues era una llamada de la policía.

—¿Hola?

Del otro lado, la voz temblorosa de uno de los oficiales de la estación de Westheart lo sacó por completo del letargo:

—Río… tienes que venir ya. Es sobre Jeremiah Warlock.

Río se quedó en silencio unos segundos.

—¿Qué pasa con él?

—Está… vivo.

El líder de la patrulla tardó un segundo en procesarlo. Aceleró con brusquedad.

—¿Qué dijiste?

—Jeremiah Warlock… volvió a la vida en la mesa de autopsia hace cinco minutos. Está... confundido. Pidió por ti.

Río colgó sin decir nada más.

—Carajo —dicen al unísono Maggie y Milo con preocupación.

El trío llegó a la estación de policía en menos de diez minutos. La fachada estaba iluminada por luces parpadeantes, y el ambiente ya era un caos contenido. Ambulancias, patrullas y varios oficiales de la ciudad se agolpaban en la entrada.

Al verlos llegar, un agente les hizo señas urgentes para que lo siguieran. Río, Milo y Maggie cruzaron el edificio a paso firme, sin decir una palabra.

—Está en la sala médica. La misma donde hacían las autopsias —dijo el oficial, abriendo la puerta con su tarjeta—. No hay una explicación lógica.

La puerta se abrió, y lo que vieron al entrar los dejó helados.

Jeremiah Warlock estaba sentado en una camilla, cubierto aún con la sábana blanca que solía cubrir a los cadáveres. Su rostro tenía la palidez de la muerte, los ojos rojos e irritados, como si hubiera llorado sangre. Su cuerpo temblaba, pero estaba claramente consciente.

Médicos y oficiales lo observaban a una distancia prudente, como si en cualquier momento fuera a explotar.

Jeremiah alzó la mirada y, al verlos, esbozó una sonrisa débil.

—Sabía que llegarías rápido, Rí… —su voz se quebró—. ¿Estoy soñando?

—¿Jeremiah? —preguntó Río, atónito, acercándose lentamente.

—Me… me atacaron … —continuó Jeremiah, tocándose el cuello—. Sentí cómo se apagaba todo. Frío. Oscuridad. Después... no sé. Solo oscuridad… y luego estoy aquí.

Milo observaba a Jeremiah con una mezcla de horror y desconfianza.

—¿Lo escaneaste? —preguntó a uno de los doctores—. ¿Todo en orden? ¿No es un clon, un cambia forma, una ilusión?

El médico asintió con nerviosismo.

—Hicimos un escaneo biométrico. Su ADN, sus registros, todo concuerda. Incluso… la marca de nacimiento en su tobilloizquierdo, resucitó.

Maggie se acercó al cuerpo con cautela, observando los signos, los músculos tensos, y la mirada nublada.

—¿Recuerdas algo más? —preguntó con la voz contenida—. ¿Algo antes de despertar?

Jeremiah negó lentamente, pero una sombra cruzó su rostro.

—Ahora que lo pienso…solo una voz. En medio de la oscuridad. Una voz que me decía que no había terminado. Que debía regresar.

Río dio un paso atrás, sintiendo el peso de que la historia se repetía apretaba su pecho. Era la misma sensación que tuvo con Nick.

—Primero Nick. Ahora tú.

Milo cruzó los brazos, su voz más dura.

—Esto no puede... se esta haciendo más grande. Debemos… hacer algo... están jugando con las reglas de la muerte.

Jeremiah alzó la vista, todavía en shock.

—¿Qué demonios está pasando?

Río lo miró con una seriedad tensa.

—Eso es lo que vamos a averiguar.

Y en su mente, una idea comenzó a formarse, tan aterradora como inevitable:
si la muerte ya no es permanente... entonces cuantos más han resucitado.




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