El reloj marcaba las 4:13 pm cuando el equipo se reunió en la sala común del cuartel. El ambiente estaba cargado de silencio, el tipo de silencio denso que no se atreve a romper ni el aire acondicionado. Algunos no podían asimilar la muerte de Jeremiah, otros, como Allegra y Sherry, ya sabían que algo importante habia ocurrido.
Río estaba de pie frente a ellos, las manos en la cintura y el ceño fruncido. No encontraba la forma de decirlo. Debido a que Nick estaba presente.
—Jeremiah está vivo —soltó de golpe, sin adornos.
Un murmullo se extendió como fuego por la sala. Kara dejó caer el vaso con agua que acababa de servirse y Winn se quedó boquiabierto. Allegra parpadeó, incrédula.
—¿Qué? —preguntó Nick, incorporándose desde el sofá.
—Sí -dijo Milo, que estaba a un lado de Río, aún con su chaqueta impregnada con olor a estación de policía—. Revivió en la morgue. Tal como tú.
Nick tragó saliva. Sus ojos se encontraron brevemente con los de Río. Luego bajó la mirada, incómodo.
—¿Qué fue lo último que dijo? —preguntó Sherry.
—Pidió hablar conmigo —contestó Río, y luego se giró hacia Nick-. Pero antes de que vayamos más lejos con esto, necesito respuestas. Y las necesito ahora.
Nick suspiró, sabiendo que tenia que ver con el. Se puso de pie y se acercó al grupo. El silencio volvió a dominar el lugar.
—Tu estabas estabas investigando, nos lo contó Jeremiah. Quiero la verdad.
-Cuando me fui -empezó, con voz algo quebrada-, estaba solo. Ustedes ya no eran un equipo, o eso creí. Me obsesioné con encontrar al Verdugo... pero encontré algo más. Algo peor.
-¿El Clan Rojo? -interrumpió Allegra.
Nick asintió.
—Son más que asesinos. Son... una red, como un culto. Tienen nexos con laboratorios ilegales, magia negra, necrotecnología... Y no son un rumor como todos pensaban. Están detrás de cosas que han pasado desde hace décadas.
—¿Y por qué no nos dijiste? -preguntó Maggie, fría.
—Porque no sabía si vendrían. Y si lo hacían, necesitaba pruebas. Pero cada pista que seguía me llevaba más al vacío. Al final, me encontré con ellos... con sus verdaderos líderes. Creí que había muerto.
—Y luego moriste y volviste. Igual que Jeremiah. Igual que el Títere Maestro —agregó Milo, cruzándose de brazos—. ¿Ellos te trajeron de vuelta?
Nick se quedó en silencio.
—No lo sé —dijo finalmente—. Pero algo... o alguien, nos está trayendo de vuelta. Y ellos deben saber algo al respecto.
Río cerró los ojos un momento. Luego alzó la voz con la firmeza de un líder.
—A partir de ahora, no hay más secretos. Si algo como esto vuelve a pasar, lo enfrentaremos juntos. ¿Quedó claro?
Todos asintieron, unos con más convicción que otros.
—Muy bien —dijo Río-. Jeremiah también quiere respuestas. Y si fue asesinado como tú, Nick, puede ser que también el Clan Rojo los vaya a necesitar para algo más, debemos evitar cualquier plan que tengan.
Se hizo un silencio tenso. Porque la amenaza era clara, la misión encontrar y detener al clan rojo.