El dia se mantenia gris, como si el cielo supiera lo que estaba a punto de ocurrir.
Las calles de la ciudad vibraban con un murmullo extraño, una mezcla de miedo y desconcierto. No pasó mucho antes de que los noticieros interrumpieran su programación habitual.
"Última hora: múltiples reportes de personas fallecidas que… han regresado con vida. La policía aún no ha dado un comunicado oficial, pero…"
Las imágenes se sucedían una tras otra:
—Un hombre que había muerto en un accidente automovilístico dos días atrás, caminando confundido frente a su propia casa.
—Una mujer en bata de hospital, cubierta de vendas, abrazando a sus hijos entre lágrimas y gritos.
—Un adolescente, declarado muerto por sobredosis, sentado en las escaleras de una comisaría, temblando.
Las redes sociales explotaban. Videos en directo, fotos borrosas, rumores que se propagaban como un incendio. Algunos lo llamaban un milagro. Otros, una maldición.
En la mansión Blodstone, la televisión estaba encendida a todo volumen. Milo, con los brazos cruzados, se inclinaba hacia adelante.
—Esto ya no es un caso aislado —dijo, sin apartar la vista de la pantalla—. Es una epidemia.
Nick se mantenía en silencio, visiblemente incómodo. Allegra paseaba de un lado a otro, mordiéndose el labio. Maggie observaba las imágenes con los puños cerrados.
La puerta principal se abrió de golpe. Dos oficiales uniformados y el capitán de la división especial entraron con paso firme.
El capitán Ferris —rostro conocido para la Patrulla—, no perdió el tiempo en saludos y al ver a Nick de vuelta con vida obtuvo la respuesta que buscaba.
—Sabía que la patrulla tenía algo que ver —dijo, directo—. La ciudad está colapsando. Tenemos más de veinte casos confirmados en menos de tres horas… y la cifra sube cada minuto.
—¿Creí que la patrulla ya no era bienvenida? —preguntó Río, poniéndose de pie.
—Créame joven Rojas, no. Pero ahora… sí. Y esto por lo que veo esta relacionado con ustedes, pero los muertos están regresando y todos quieren respuestas.
—Y el problema —añadió el capitán — es que entre los que han vuelto hay criminales muy peligrosos… gente que ustedes ayudaron a encerrar y murieron en la silla o, en algunos casos, a detener para siempre.
Nick levantó la mirada.
—¿Entonces todos están regresando?
Ferris no respondió, pero su silencio dijo lo suficiente.
Río respiró hondo. Luego miró a su equipo.
—Muy bien capitán. Si los muertos están volviendo… nos vamos a encargar.
Y vamos a hacerlo como la patrulla sabe hacerlo.
—No crea que por esto, ya todo quedo olvidado, si los muertos están regresando, entonces todas esa pobres almas que mataron en sus últimas misiones también lo harán.
Las palabras que el capitán soltó, fueron las que más hirieron a la patrulla.