Dead Patrol

El templo

Blodstone, La patrulla estaba lista para salir a su misión. Pero aun había algo que revelar.
—Tenemos algo que decir —anunció con firmeza—. Maggie, Milo y yo ya vimos ese lugar una vez… un templo escondido dentro de los túneles. Ahora con lo que sabemos entonces el Clan Rojo lo está usando como santuario.

Nick cruzó los brazos, intentando sonar indiferente.
—¿Y si es una trampa?

—Es probable —respondió Río sin pestañear—. Pero ahí es donde encontraremos respuestas… o a los responsables.

Entonces Sherry recordó lo que Sebastian le había dicho.

—Entonces tal vez esa sea la puerta que fue abierta —dijo viendo a Allegra y Winn.

—¿De que hablan? —preguntó Kara.

—Sebastian nos dijo que cuando Nick murió una puerta quedó entre abierta, en los túneles.

Río noto que Nick se encogia entre hombros, sintiendo culpa.

—Entonces hay que ir y cerrarla.

El grupo salió en silencio. Sherry ajustaba sus guantes, Winn tomaba sus flechas al igual que Maggie, y Nick caminaba detrás, con la mirada perdida.

En los túneles.

El templo estaba enterrado en las entrañas de las penumbras. Parecía respirar en la oscuridad.
—Ahí está… —susurró Milo—. Igual que la última vez.

Caminando sin alejarse mucho, alerta ante cualquier amenza. El aire olía a humedad y a algo más: metal oxidado mezclado con incienso. Solo que esta vez la luz de las antorchas iluminaba símbolos rojos pintados en las paredes, figuras deformes con manos extendidas hacia un círculo.

Sherry se estremeció.
—No me gusta… las voces aquí son… más viejas.

Al llegar a la cámara central, los vieron: tres figuras encapuchadas, de pie alrededor de un altar. Sus túnicas rojas se movían como si hubiera viento, aunque el aire estaba inmóvil. En el centro del altar había una figura humanoide… hecha de partes cosidas.

Uno de los encapuchados habló sin girarse:
—El ciclo no se detiene por los vivos… y tampoco por los que regresan.

Río dio un paso al frente, con energía crepitando alrededor de sus manos.
—Van a decirnos qué hicieron… o les prometo que no saldrán de aquí.

El encapuchado soltó una carcajada seca.
—No hicimos nada… solo abrimos la puerta por completo.

En ese momento, la figura cosida en el altar se movió, emitiendo un sonido gutural. Nick dio un paso atrás, pero sus ojos no estaban llenos de miedo… sino de una peligrosa esperanza.

"Si ellos saben cómo regresan… tal vez sepan cómo mantenerme aquí."

Allegra lo miró y, con un susurro tenso, le advirtió:
—Ni se te ocurra, Nick.

El eco de la advertencia se perdió cuando las antorchas se apagaron de golpe, y la cámara quedó envuelta en una oscuridad que se podía respirar.




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