Sangre en las rocas

Las antorchas se apagaron y un rugido antiguo pareció nacer de las paredes. Del fondo del templo, figuras encapuchadas comenzaron a emerger: no eran tres… eran al menos una docena, cada una armada con dagas curvas y símbolos pintados en la piel.

—¡Dead Patrol! —gritó Río—. ¡Todos listos!

El primer enemigo se lanzó, pero fue recibido por Allegra, que extendió ambas manos y desató un muro de fuego. Las llamas iluminaron la cámara y pintaron en rojo las túnicas enemigas, forzándolos a retroceder.

Milo golpeó el suelo con su puño y lanzó estalactitas de hielo que atravesaron las columnas y bloquearon una salida. Un encapuchado intentó atacarlo por la espalda, pero fue derribado por una flecha de Maggie, que impactó directo en su hombro.

—Cubre el flanco derecho —le gritó Maggie, ya preparando otra flecha.

Del techo, una figura saltó hacia Río. Alcanzando a elevarse para poder dar un giró en pleno aire, y así sus manos cargándose con energía dorada, liberando una onda expansiva que lanzó a tres enemigos contra la pared.
—¡Recuerden que buscamos respuestas! —les grito a los demás.

Kara, con una sonrisa salvaje, extendió sus brazos y una lluvia de relámpagos azules cayó sobre el altar, dispersando a varios miembros del Clan que gritaban por el dolor de la descarga.

En medio del caos, Winn abrió un portal justo delante de un enemigo que intentaba apuñalarlo. El sujeto cruzó el portal sin querer… y cayó desde el techo de la cámara, golpeando el suelo con un crujido seco.
—Creo que ese no podrá decirnos ya nada —murmuró con una media sonrisa.

Mientras todos luchaban, Nick permanecía en las sombras, observando. Sus ojos se fijaron en un miembro del Clan que no se movía como los demás, que parecía dirigir susurros al altar. Aprovechando el caos, se escabulló, derribó al encapuchado y lo inmovilizó contra la pared, apretando su cuello.
—Tú me vas a decir todo… —susurró con voz grave.

Extendiendo sus manos con cuchillas echas de sangre.

Pero entonces, un grito rompió la atención de todos. Sherry había intentado usar sus poderes para escuchar entre el caos lo que los muertos querían decirle… y su cuerpo se dobló como si un dolor invisible la atravesara. Cayó de rodillas, llevándose las manos a la cabeza.

—¡Sherry! —corrió Allegra hacia ella, deteniendo sus llamas.
Río llegó en un segundo, empujando a un enemigo fuera de su camino.
—¡Háblame! ¿Qué pasa?

Sherry, con una voz macabra acompañada de muchas más de fondo, apenas pudo decir una palabra antes de perder la conciencia:
—…Tú…

El silencio se extendió por un segundo, roto solo por la respiración agitada del equipo y el chisporroteo de las antorchas que volvían a encenderse.

Al encenderse las antorchas ya no había nadie

Nick comenzó a manipular la sangre del encapuchado, pero sin matarlo. El encapuchado perdióla conciencia.
—Tengo a uno.