Nick dio un paso adelante… y se arrodilló.
El golpe de su rodilla contra el suelo resonó grave, como un tambor de guerra.
Río frunció el ceño.
—¿Qué demonios está haciendo?
Nadie contestó. El aire comenzó a vibrar, y no era calor ni frío: era la presión de algo que empujaba desde otro lado de la realidad.
Una grieta de luz blanca se formó en el espacio detrás de Nick, como si alguien hubiera rasgado el aire. Una figura se deslizó lentamente desde allí, flotando, sin tocar el suelo.
Sherry.
No era la misma que habían conocido. Su piel tenía un brillo espectral, como si estuviera hecha de humo condensado. Su cabello flotaba en un vaivén hipnótico, y sus ojos eran dos focos blancos imposibles de mirar.
Nick inclinó la cabeza.
—Mi reina.
—¿Reina de qué? —murmuró Maggie, pero sintió un escalofrío que le recorrió la columna cuando Sherry la miró.
—De los que ustedes olvidaron —respondió con una voz que era un coro de ecos, como si hablara desde varios lugares al mismo tiempo.
Sherry extendió una mano. Tras ella, como una proyección intermitente, se veían rostros: hombres, mujeres, niños, todos con la piel pálida y ojos apagados, mirándolos desde un mar de niebla.
—Los muertos recordamos. No olvidamos la indiferencia, ni las promesas rotas, ni las vidas arrebatadas. Durante años guardamos silencio… y ustedes confundieron silencio con ausencia.
Nick sonrió, repitiendo:
—Y ya no callaremos.
—Ahora aprenderán a convivir con nosotros —continuó Sherry— o dejarán de vivir. Westheart será la primera ciudad en aprenderlo.
Las ventanas temblaron, y el aire se volvió tan frío que su aliento salía en nubes blancas.
—Hoy verán que la muerte puede caminar… y cuando lo hace, no se detiene.
Allegra fue la primera en reaccionar, lanzando una llamarada directa. Las llamas atravesaron el cuerpo de Sherry y se apagaron como si hubieran sido tragadas por un vacío.
Río voló, su cuerpo envuelto en energía brillante, y descargó un impacto que hizo retumbar la sala. Sherry desapareció de su camino y reapareció detrás, lanzándolo de un golpe hacia Winn.
—¡Portal! —gritó Winn, abriendo un óvalo luminoso que salvó a Río de estrellarse contra la pared, teletransportándolo de vuelta al suelo.
Kara descargó un rayo eléctrico que iluminó la habitación, pero todas las luces de la mansión parpadearon y se apagaron de golpe. La electricidad se disipó como si Sherry la absorbiera.
—¿A caso absorbió… mi poder? —Kara retrocedió, incrédula.
Milo intentó atraparla en un muro de hielo, pero este se agrietó desde dentro y explotó en fragmentos afilados. Maggie disparó flechas, pero en el aire se desviaron, como si una mano invisible las guiara al suelo.
Sebastian se unió a la pelea invocando cadenas de energía mística y logró atar una de las manos de Sherry, pero ella sonrió, tiró de las cadenas y lo arrastró hasta dejarlo frente a frente.
—Tú has visto el otro lado… y aún así luchas contra mí.
—No sigo ordenes del mismisimo Diablo, menos de ti cariño.
Lo lanzó contra un mueble que se hizo astillas.
Winn, viendo que el ataque frontal no funcionaba, abrió varios portales para que Allegra y Milo atacaran desde distintos ángulos. Allegra emergió de un portal a la derecha, Milo por arriba, pero Sherry simplemente giró en el aire y una onda de energía los arrojó hacia el suelo.
Río volvió a cargar contra ella, esta vez con un estallido más potente, pero Nick se interpuso, absorbiendo el impacto y devolviéndole un golpe que lo mandó rodando.
Kara intentó una descarga eléctrica masiva para aturdirlos a ambos, pero Sherry levantó una mano y la electricidad se convirtió en chispas inofensivas que cayeron al suelo.
—Tu luz… es apenas una vela en mi noche.
Allegra quedó inconsciente tras recibir un golpe en el estómago. Milo fue inmovilizado en un campo espectral. Maggie, desarmada, respiraba con dificultad. Winn estaba arrodillado, exhausto, con los portales cerrándose a su alrededor. Sebastian sangraba por el costado.
Sherry observó el resultado.
—Si esto fuera una batalla hubiera terminado diferente, pero no lo fue… fue una advertencia.
Al abrir la puerta principal, las calles estaban llenas de caos los ciudadanos estaban empezando a ser evacuados. Y a lo lejos se podía ver que el centro de la ciudad estaba siendo custodiado por policías y militares.
Nick se colocó a su lado, como un guardián.
Ella dio un paso hacia adelante, en dirección a la horda qué se encontraba en el centro de la ciudad esperando a su reina.
Las cámaras de las noticias captaron la imagen: una figura espectral había llegado a donde hacían los muertos vivientes.
—Westheart será el primer latido… de un corazón que ya no late —susurró Sherry mientras todos se arrodillaban ante ella.
La patrulla estaba derrotada, Río se puso de pie lentamente realmente herido, viendo a Sebastian.
—¿Qué mierda le ocurrió?
Sebastian logro sentarse en el mismo piso y le dijo con ironía.
—Creo que se convirtió en lo que siempre estuvo destinada a ser.