La mansión Blodstone estaba en silencio, llena de cicatrices de la batalla reciente: paredes chamuscadas, cristales rotos que reflejaban sombras quebradas, y grietas en el suelo donde el hielo de Milo se había derretido lentamente.
El equipo se encontraba disperso en el amplio salón, cada uno sumido en su propio dolor y agotamiento. Allegra se sujetaba el costado, con la respiración entrecortada, y su mirada no se apartaba de Milo, que intentaba cubrirse los cortes con vendajes improvisados. La preocupación por su hermano era evidente, mezclada con la frustración que pesaba sobre todos.
Kara y Winn conversaban en voz baja, inquietos, sus ojos buscando respuestas en la oscuridad que los rodeaba.
—¿Estás bien? —preguntó Winn con voz temblorosa, mirando a Kara.
-No sé... Sigo viva, pero creo desearé estarlo pronto —respondió ella, apretando los puños—. Si Sherry está así, lo que ella haga ahora...
—No será bueno —interrumpe Sebastian.
Milo, sentado en el suelo y con una mueca cínica, intervino.
—Bueno, al menos alguien mantiene la cabeza fría. No podemos salvar a todo el mundo, ¿verdad? A veces, romper el equilibrio es la única forma de que algo cambie.
—¿Quieres matarla? —pregunta Kara.
—Si tienen una mejor idea.
Sus palabras sonaron duras, pero nadie tuvo fuerzas para discutir con él.
Río fue el primero en ponerse de pie, la energía aún vibrando en sus manos. Miró a todos con determinación, como un faro en la tormenta.
Sebastian, apoyado en una mesa rota, rompió el silencio con voz firme y cargada de pesar:
—Me temia que esto pasaría, durante el tiempo que estuvimos en el reino espiritual, Sherry absorbió parte de la energía central de ese lugar. Esa energía no le pertenecía. Al hacerlo, fracturó el tejido que separa la vida y la muerte.
Los ojos de Allegra se llenaron de miedo.
—Eso explica por que se ve tan tenebrosa.
Sebastian bajó la mirada, triste.
—Ella vio su pasado. Los abusos, la soledad, las traiciones. Vio su presente, la indiferencia y el rechazo que sufrió. Ella vio como los Blodstone me pidieron que estuviera listo para sellarla si se descontrolaba. Pero no lo hice. Creí que podía ayudarla.
—Ahora está rota -dijo Kara con voz quebrada—. Y el mundo está a punto de pagar las consecuencias.
Milo soltó un suspiro frío.
—No si seguimos sus términos, y conociéndonos no lo haremos. Asi que la pregunta es: ¿qué vamos a hacer cuando se quiera desacer de nosotros?
Río levantó la voz, encendiendo una chispa de esperanza:
—Entonces iremos a buscarla. La traeremos de vuelta o haremos lo que sea necesario para detener esto.
Allegra asintió con firmeza, todavía preocupada por Nick pero dispuesta a luchar.
Winn abrió un pequeño portal, su rostro mostrando determinación.
—Tenemos una sola oportunidad —advirtió Sebastian—, Si fallamos, el equilibrio quedará fracturado para siempre.
—Una razón más para intentarlo —dice Maggie sonriendo con determinación.
Mientras el equipo se preparabam
En el centro de Westheart, Sherry flotaba por encima del suelo, con Nick a su lado. Detrás de ellos, la horda silenciosa de muertos esperaba órdenes. Las luces de la ciudad se apagaban a su voluntad, los relojes se detenían y las sombras se alargaban.
Desde una azotea cercana, varios francotiradores los observaba, listos para abrir fuego ante cualquier señal de ataque.
Sherry susurró con voz fría una pequeña canción que se podía escuchar entre las calles:
—Oye tu, no te preocupes ya, que una cosa clara siempre tendrás...la muerte viene ya.