El equipo apareció en medio de los escombros, avanzando con cautela. Cuando vieron a Río y Sherry abrazados, todos se detuvieron un instante, conteniendo la respiración. Luego, uno por uno, sus expresiones se suavizaron: alivio, gratitud y una silenciosa celebración de que todo había acabado.
—¡Sherry! —exclamó Kara, acercándose con una sonrisa mezcla de incredulidad y felicidad.
Maggie y Milo intercambiaron miradas y asintieron, conscientes de que la tormenta había terminado y de que su compañera había recuperado el control.
Winn corrió para abrazar a su amiga.
En ese momento, Allegra, Nick y Jeremiah llegaron, recorriendo la distancia que los separaba. Hubo abrazos, saludos y un reencuentro cargado de emoción. Cada uno de ellos parecía aliviado de volver a estar con el equipo, y también de ver que Sherry estaba bien.
Sherry se acercó a Allegra para poder disculparse.
—Lo lamento...lo lamento tanto —entre lágrimas de culpa y arrepentimiento.
Allegra la abrazo con calma, luego la separo lentamente tocándole el hombro y viéndola a los ojos:
—Todo estará bien...ahora podré estar con mi hermano y podré ver a mis padres de nuevo —dijo, dibujando una sonrisa genuina en su rostro —la muerte no es el final, tu nos enseñastes eso.
Nick se acercó
—La Dead Patrol original reunida una última vez.
Jeremiah los observó a todos con nostalgia.
—Creo que no habrá más hamburguesas de mi parte.
Por un momento todos rieron, una última vez todos juntos.
Luego Sherry los observó, respirando hondo. Su mirada reflejaba determinación y calma.
—Haré lo correcto —dijo con voz firme, casi un juramento.
Sebastian se acercó a su lado, con su característica serenidad.
—Cuando estés lista —le dijo—. No hay prisa.
Sherry cerró los ojos por un momento y, con movimientos medidos de sus manos, empezó a canalizar su poder. La energía que antes había desbordado ahora fluía controlada, luminosa y serena. Poco a poco, los muertos regresaban al reino espiritual, uno a uno, como si fueran liberados de su prisión.
El equipo observaba, impresionado por la precisión y el control que Sherry había adquirido. Las ráfagas de viento y relámpagos cesaron, y la grieta que se había abierto en el cielo comenzó a cerrarse lentamente.
Allegra, Nick y Jeremiah se despidieron, dejando que el equipo principal se quedara junto a Sherry mientras todo volvía a su lugar.
Con la última sombra de los muertos regresando a su mundo, la grieta se selló por completo, y el poder incontrolable de Sherry parecía haber desaparecido. El aire quedó quieto, limpio, y la ciudad respiró por primera vez desde que la tormenta había comenzado. Desde que los muertos habían resucitado.
Río miró a Sherry con una mezcla de orgullo y alivio.
—Lo lograste… —dijo.
Sherry sonrió, cansada pero segura.
—Sí… lo logramos.
El equipo se reunió de vuelta en la mansión, silenciosos, comprendiendo que, aunque nada volvería a ser exactamente igual, habían ganado algo invaluable: tiempo, unidad y esperanza.