Dead Patrol

Mientras tanto

En algún lugar del inframundo...

Sherry estaba en un espacio amplio y aislado, el suelo cubierto de marcas de energía que habían surgido de sus ejercicios de control. Con cada movimiento de sus manos, ráfagas de luz blanca y azul danzaban frente a ella, formando formas complejas que Sebastián observaba desde la distancia.

—Respira, Sherry —dijo él con calma—. No dejes que tu emoción guíe tu poder, haz que tu mente lo controle.

Ella inhaló profundo, cerrando los ojos y concentrándose, y lentamente las ráfagas comenzaron a estabilizarse, respondiendo a sus pensamientos en lugar de a su ira.

Mientras observaba a Sherry, Sebastián noto que alguien los observaba a lo lejos, poco a poco se alejo de Sherry, dirigiéndose hacia esa persona, era Ayo, una vieja amiga y aliada de confianza. Ella ladeó la cabeza y le dijo con seriedad.

—Sabes que alguien más la estaba manipulando —dijo Ayo con voz grave.

Sebastián frunció el ceño.
—Sí... por eso te llamé. —dice mientras encendía un cigarro —,¿Qué es lo que sabes?

—Tal vez no sea nada —respondió ella, vacilante—, pero lo que escuché no es bueno.

—Solo dime —insistió Sebastián.

—Al parecer el Clan Rojo aprovechó la situación de tu amiguita para su plan perfecto... traerlo a él de vuelta.

Sebastián arqueó una ceja, sorprendido.
—¿A él? —, solo espero que no sea quien ya sabes quien.

—Sí el mismo —confirmó Ayo—, pero no fueron lo suficientemente rápidos para lograrlo.

—Así que estarán siendo una molestia hasta que lo logren -dijo Sebastián, con voz baja pero firme, su mirada clavada en Sherry mientras ella seguía concentrada.

—Exacto -concluyó Ayo —así que cuídate y muy importante...cuídala a ella.

—Si tu tranquila.

Sebastián regresaba con Sherry mientras apretaba los puños por un momento. La amenaza del Clan Rojo no solo estaba latente, sino que ahora se confirmaba que alguien buscaba manipular a Sherry para un objetivo aún más grande.

Mientras tanto, Sherry dio un paso atrás y observó cómo la energía que controlaba se mantenía estable, brillante y uniforme. Aunque desconocía los planes del Clan Rojo, sentía la firmeza de sus habilidades creciendo, y Sebastián estaba allí para guiarla.

—Bien hecho -dijo Sebastián, acercándose—. Mantén esto, y podrás enfrentar cualquier intento de manipulación que venga.

La sombra de la amenaza estaba allí, latente, pero por primera vez desde el huracán, había una sensación de preparación, de control... y de que Sherry no estaría sola ante lo que viniera.




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