Dead Patrol Y El Reino Espiritual

Nuestro secreto

Mientras Río y Winn tenían un momento de unión. Maggie y Milo paseaban por el invernadero que se encontraba dentro de la mansión Blodstone. Ella regaba las plantas y el simplemente le hacia compañía, a la vez que platicaban sobre sus planes para Halloween.

—No sabes lo mucho que me emociona verme como idiota disfrazado —dice el con su tono sarcástico tan característico.

—Lo sé y por eso te conseguí un buen disfraz.

—¿Estás jugando verdad?

—Puede ser — dice acercándose lentamente a el para besarlo.

Después de lo ocurrido con Sherry, y lo muertos hace dos años, ambos comenzaron una relación, poco a poco Maggie logró derretir ese escudo protector qué siempre llevaba el. Milo aun no se acostumbraba, pero disfrutaba estar con ella y era más fácil mantenerlo entre ambos por el momento.

—Cuando me besaras como una persona normal.

—Tú sabias con quien te estabas metiendo, ahora no te quejes.

Apesar de ser tan diferentes congeniaban muy bien juntos, ella le enseñaba como era amar y el se permitía aprender. Cada momento a solas que tenían lo aprovechaban al máximo, y cuando estaban con los demás se trataban como amigos, pero con ese cariño tan peculiar que solo ellos se daban.

—Oye... —sin intentar arruinar el momento ella se proponía a preguntarle —, ¿Qué haremos con Río?

El se alejo un poco de ella, riendo irónicamente.

—Y dices que yo soy el que arruina los momentos.

—Hablo enserió Milo.

—Yo igual —el puso sus manos en su cintura, respiro profundo viendo hacia el suelo y luego la vio a ella con calma —, escucha, conozca a Río y el estará bien, solo debes dejar que el venga a nosotros.

—¿Y si esa no es la solución? —pregunta preocupada.

—Entonces haremos lo que esté a nuestra alcance, además sabes que desde que no sabe nada de Sebastian y Sherry se comporta más preocupado de lo normal.

—Bueno eso es cierto —ella se acercó a él recargandose en su pecho —, pero si te equivocas y algo le pasa es tu culpa.

—Si, tu tranquila —el la protegió con su brazos, permitiendose ese momento tierno con ella —, ahora dime de que será mi disfraz.

—Te va a encantar...será de Elsa.

—No me digas, por los poderes de hielo.

Ella riendo a carcajadas le respondió que si, y el aun abranzadola le advirtió que el disfraz que elegiría para ella sería más humillante qué el de él.




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