Laura Coin amenazó con llamar a seguridad, los chicos trataron de convencerla de no hacerlo, pero no estaba a negociación. Al ver que los guardias se acercaban, Lydia tuvo que decir la verdad.
—¡Espere!...Wendell viene por mi —dijo de manera desesperada.
Laura al escucharla cambio su expresión, detuvo a los guardias y solo escucho que más tenia que decir.
—No se la razón, pero viene por mi y solo usted puede ayudarme.
—¿Qué te hace pensar eso?
—Por que yo se que le arruino la vida — Lydia se tranquilizo y solo rezo por que esa razón fuera suficiente para hablar con ella.
Laura tomo asiento en una de sus sillas, y puso solo una condición.
—Les daré solo diez minutos, pero tu no puedes estar aquí —dijo señalando a Kara.
—¿Yo?
—No me das buena vibra.
Kara se ofendió por ello, pero no tuvo de otra que irse y dejarlos solo, aunque lo aprovecharía para buscar en la habitación de Laura. Kara se fue y se comunico con Rio, explicándole lo ocurrido y que buscaría algo que sirviera.
Lydia y Winn tomaron asiento, solo tenían diez minutos los cuales debían aprovechar.
—Yo quiero saber...¿cual fue la razón de que el la atormentara?.
—¿Atormentarme? — comenzó a reírse, pero no en tono de burla, era una risa nerviosa —, el no me atormento...el me utilizó.
—Solo era una niña —dijo Winn con lastima —, no entiendo por la utilizaría.
—Pero era la niña que el necesitaba.
—¿Para que?, específicamente — preguntó Lydia.
WESTHEART, CALLE MAPPLE...1965
La historia de Laura y Wendell comenzó específicamente cuando ella enfermo, pero eso fue lo que sus padres siempre dijeron. La realidad es que Laura demostró un potencial que ningun otro ser humano había demostrado.
En la década de los sesenta, el tema de los super humanos no era todavía algo que se conociera, solo eran historias o incluso cortinas de humo para algo más. Aunque había un hombre que parecía ser experto en eso, Wendell Ross.
Los padres de Laura se comenzaron a preocupar debido que su pequeña hija comenzó a mostrar esas habilidades. Y afectaban a otros.
—¿Qué habilidades tiene? —preguntó Winn.
—No sabia realmente que fuera por mi culpa, pero cuando me molestaba los demás cerca de mi igual lo estaban, y así con cualquier emoción.
—Así que sus poderes son hacer que los demás sientan lo mismo que usted — dijo Lydia entendiendo un poco.
—El lo llamaba: "Manipulación emocional" — encendió un cigarro y comenzó a fumar —, pero antes de que el llegara no lo entendía.
Cuando comenzaron a notar que Laura comenzaba a tener influencia en otros decidieron aisliarla, sin embargo, entre más tiempo pasaba encerrada más perdía el control y eso provocaba que su familia perdiera el control de lo que sentían. Su padre Henry busco ayuda de todo tipo y lo tomaban por loco, el único que creyó en el fue Quentin Collins, su vecino y amigo.
Ambos buscaron entre el bajo mundo de Westheart, y gracias a una vidente encontraron una solución, un experto en personas con habilidades excepcionales, el doctor Ross. Cuando dieron con el, Henry rogó por su ayuda.
—Por favor, necesito que me ayude — estaba aterrado por no saber que hacer ante tal situación —, solo tiene ocho años.
—Mmm ya veo, dice que cuando ella se molesta o siente demasiada alegría los demás igual —el parecía interesado, demasiado.
—¿Puede ayudarme? No importa el precio.
—Bueno no estaría mal visitarla —una sonrisa tan tranquila, pero escalofriante se dibujo en su rostro.
Quentin tenía sus sospechas sobre el doctor, pero decidió darle el beneficio de la duda al ver la desesperación de su amigo. Cuando regresaron a la casa, el doctor los acompañaba.
Al acercarse a Laura pudo sentir como su mente se alteraba, pero parecía ser inmune a ello, la pequeña lo noto y eso parecía agradarle.
—Intente hacerle sentir lo que yo sentía, pero no pude —incluso ahora no entendia por que.
—¿Y qué ocurrió después? —preguntó Winn.
—Ahora que lo pienso... sabía lo que hacia.
En esa misma noche Wendell comenzó a hablar con ella, tratando de entender su poder y después de dos semanas de este conflicto, por primera vez Laura estuvo en paz al igual todos a su al rededor. Poco a poco la tranquilidad regreso a la familia Coin, pero el doctor aun seguí visitándo a Laura, afirmando que el tratamiento no podía interrumpirse por tanto tiempo y así ambos comenzaron a ser más unidos.
—Pero no entiendo, por que sus padres no hicieron algo —preguntó Lydia confundida.
—Lo intentaron —la tristeza de haberlos lastimado comenzó a sentirse en el lugar —, pero Wendell me enseñó algo más, me enseñó a como manipular las emociones de otros y sus mentes.
Cuando sus padres trataban de sacar al doctor de su casa, ellos cambiaban rápidamente de opinión y su actitud parecía ser otra, sin darse cuenta el doctor tenía más control sobre ellos. Sus hermanos notaron como sus padres permitían esos tratos y permitían que el se adueñara de su hogar.
Los hermanos culparon a Laura, y una noche, mientras sus padres dormían ellos entraron a su habitación para tener una conversación con ella.
—¿Qué hacen en mi cuarto? —dijo Laura adormilada.
—Eres una bruja, sabemos que eres tu —su hermano Robert estaba molesto, la tomó del brazo y la tiro de la cama.
—Deja de usar tu brujeria en ellos —su hermano Phineas le dio una patada en el estómago.
—Me...duele —Laura comenzó a llorar de dolor, no sabía por que sus hermanos la lastimaban.
—Deja de llorar...bruja.
Ambos hermanos salieron del cuarto, dejándola en el suelo retorciéndose del dolor entre lágrimas. Al día siguiente sus padres saldrían a cenar, era su aniversario y quería celebrar, dejando al doctor a cargo de ellos.
—¿Sus hermanos le hicieron eso? — Winn sentía pena por ella, el saber que solo era una niña lo hacia tener ese sentimiento.