—Vaya forma de decirlo —dijo Sherry aun aturdida.
—Si no te detenía la hubiéramos perdido.
—Claro que no cariño, tenía todo bajo control —comenzaba a caminar de lado a lado con molestia.
—Creo que si, estabas tambaleando y perdías el control.
—No no es cierto.
Ambos comenzaron a discutir de nuevo, pero Sherry les pidio que no lo hicieran ya habían peleado demasiado. Ayo ignoro a Sebastian y solo se enfoco en Sherry, tenía algo que decirle y esperaba que eso la ayudará a encontrar la fuerza para seguir.
—Escucha, no te conozco muy bien, pero puedo ver lo que hay dentro de ti puedo ver ese poder —tomo sus manos y comenzó hablar con entusiasmo —, tu eres poderosa, se que la has pasado mal y eso duele, duele que te vean como la villana y duele aun más que tu te veas como una.
Los ojos de Sherry comenzaron a llenarse de lágrimas, lágrimas de arrepentimiento por todo lo que había hecho y por el mal que seguía provocando.
—Pero ahora por mi culpa Chloë tiene el libro, o peor el Clan Rojo lo tiene.
—Eso no es tu culpa...es mía —la miró con sinceridad, asegurándose de que Sebastian escuchara —, la razón por la que tuviste ese libro fue por mi, yo se lo que es estar lejos de tu hogar y de tu familia, eso siempre me atormentara y no quería que te pasara lo mismo...incluso si eso ponía en riesgo todo.
—¿Así que es fue la razón? —preguntó Sebastian comprendiendola.
—Sola esa —se puso de pie ante Sebastian, dandole la mano a Sherry para que igual se pusiera de pie —, ahora Sherry debes de dejar aun lado esa culpa, ese remordimiento, por que tu eres lo mejor de ambos reinos.
—No estoy tan segura de eso.
—Talvez aun no...depende de ti decidir si es así o si seguirás lamentandote.
Sherry tomo esas palabras como una inspiración, una inspiración para ser una mejor heroína y con suerte evitar el caos qué el libro podría ocasionar.
Sebastian después de este emotivo momento, propuso que ya era hora de regresar a Westheart, pero Ayo tenía otros planes.