Dear, 70's boy.

2.

Boston, Charlestown. 

16 de mayo, 1978.

 

 

 

 

Aquella madrugada Jungkook estaba sentado en el techo, mirando la Luna que aún brillaba con fuerza. 

 

Jeon era amante de la soledad, pues toda su vida estuvo así. Aunque vivía con sus padres, él no era felíz, sentía como si algo le faltará, ese sentimiento de vacío que lo consumía. 

 

El chico resoplaba en el viento cuando vió un enorme reflejo de luz que venía del bosque. Un gran trueno cayó en aquel lugar, pero así como vino, se fué. El pelinegro sintió curiosidad, así que fué a ver lo sucedido. 

 

Sus pasos se hacían pesados mientras más se adentraba a aquel bosque. Grande fué su sorpresa cuando kilómetros más tarde encontró a una persona tirada en el suelo. 

 

Una joven. 

 

Algunas heridas eran evidentes en el rostro de la chica. 

 

¿Ella está inconsciente o era un cadáver?, pensaba Jungkook mientras se acercaba. 

 

Gotas de lluvia empezaron a caer anunciando una enorme tormenta. La jóven se removió un poco, al parecer la lluvia le causaba algún tipo de dolor, al menos eso reflejaba en su rostro. 

 

Jeon se debatía qué hacer mientras la tormenta ya había comenzado. Rápidamente sintió su ropa pesada y el cielo daba fuertes sonidos, como si estuviera furioso. El pelinegro retrocedió pero volteo a ver a la chica, maldijo un par de veces antes de tomarla y montarla en su espalda. 

 

La colina era un poco inclinada, a Jeon nunca le pareció difícil subirla pero ahora sí, tenía más peso extra. Sus zapatos se embarraron de lodo y sus mechones de cabello mojado en la cara no le permitía ver bien. 

 

Al llegar a la cima, Jungkook corrió hacia la cochera y entró a escondidas sin que nadie lo notara. Sus padres eran algo conservadores y no le permitían que trajera extraños a la casa. 

 

O bueno, cadáveres.

 

Jungkook, bajó a la chica y la acostó en su cama, ella seguía sin reaccionar y eso le causaba ansiedad. 

Pero más le preocupaba la inmensa tormenta. Esa madrugada llovió como nunca. 

 

¿Qué está pasando? 

 

Jungkook buscó entre su armario y sacó un gran camisón para colocarsela a aquella chica, de todos modos, esto no cuenta como tensión sexual. Cuando terminó de cambiarla, Jeon secó su cabello con una toalla y se cambió en la habitación. 

 

Un estornudo se escuchó en su cuarto. Volteó a ver precipitado a la chica, quien se había despertado. 

 

—¿Donde estoy?—fué lo primero que dijo consternada. Le dolía la cabeza y sus heridas eran más visibles. 

—¿Hola?—respondió Jungkook con el ceño fruncido—Estabas en el bosque en medio de la tormenta. Así que no tuve más opción que traerte. 

—¿Tormenta? Pero no recuerdo que estaba lloviendo—¿Quién eres tú? ¿Dónde está mi papá? 

 

Jungkook no la culparia por estar así de asustada, pues despertar en la casa de un extraño con su ropa puesta no era algo fácil de asimiliar.

 

—Si tú no sabes dónde está, yo mucho menos. 

Ella tragó en secó. Aquel lugar le parecía escalofriante. 

—Entonces, cómo es que termine con un chico que no te-

—Jungkook, así me llamo

—Bien, Jungkook, ¿En dónde estoy?—la pelinegra pregunto una vez más. 

—En mi habitación—declaró

—Esto no está funcionado, necesito mi celular

La chica esperó una respuesta pero él solo la miraba confundido. 

—¿Qué es eso? 

—Esto debe ser una broma—suspiró.

—Creo que te he visto, pero no se donde—se acercó—¿Te apellidas Lee? 

Ella asintió. 

—¡Ya veo! Eres la hija mayor de los señores Lee. Pero ¿Qué hacías ahí a esa hora? 

—¿Hija mayor? Yo no tengo hermanos. 

—Está bien qué desprecies a tú hermano, pero no es para que lo niegues —se cruzó de brazos. 

 

La chica estaba más confundida que al inicio, no entendía porque estaba en ese lugar, además que el chico que tenía delante era muy raro. 

 

—Solo préstame tú celular para llamar a mi padre—anunció levantándose de la cama débilmente. 

—No sé qué es éso. ¿Por qué mejor no le escribes una carta? 

—¿Carta?—dijo irónicamente—¿Acaso estamos en los 50 's? 

—No, pero cerca—respondió

—¿Podrías decirme la fecha de hoy?—murmuró

—Hoy… 16 de mayo de 1978. ¿Por qué? 

—Entiendo… 1978…—la pelinegra sonrió—¿De casualidad no eres un demente? 

—Si no me crees puedes comprobarlo en el calendario—señaló

 

Miró en la pared donde el número 1978 se reflejaba claramente. Sintió sus nervios desbordarse. Se levantó de la cama y miró por la ventana. 

 

En definitiva, era su calle, pero… muy diferente. Todo era muy antiguo, y no estaban los lujosos autos que siempre estaban estacionados. 

 

Mierda. 

 

—No, no, no, es imposible—exclamó—¿En dónde está el personal de seguridad? ¿Dónde está el parque? ¿Por qué está ese inmenso bosque? ¿Dónde está la ciudad?—decía agitada —Mierda, mierda, mierdaaa ¡¿Realmente estoy en 1978?! 




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