El día apenas comienza para los humanos. En este instante muchas mujeres se preparan para iniciar la ardua labor de ser madres. Hombres se internan en los baños a toda prisa, tal parece que se han quedado dormidos, pasan los minutos y el estruendo de múltiples automóviles encendiéndose, interrumpen el silencio que reinaba. La ciudad ha regresado a la vida, todos parecen hormigas que corren sin dirección específica, cada uno sumido en sus propias responsabilidades. Todos, excepto Elián H. a quien la vida ha golpeado brutalmente, quien vivió su propio sueño, sabiendo que en algún punto se convertiría en pesadilla, su corazón se tornó frío, obligándolo a odiar toda su existencia.
Traspaso las paredes de su apartamento, me quedo de pie junto a él, observándolo mientras escribe un par de frases en un trozo de papel. Sus manos tiemblan provocando una caligrafía deprimente, su rostro esta carmesí debido a las largas horas de llanto, ni hablar de sus ojos, están ligeramente inflamados y tal parece que no dejara de lamentarse, ya que puedo percibir sus continuos sollozos. El olor a alcohol inunda mis fosas nasales, hay camisetas por todos lados, libros destrozados, fotografías rotas, vidrios en toda la estancia y depresión absoluta.
Sus pies se tambalean al intentar levantarse, lo sigo con la mirada hasta que lo veo detenerse y tomar un frasco que contiene analgésicos. Me enoja que actúen de ésta manera, hay mucha gente que desea con todas sus fuerzas continuar viviendo, hay quienes ruegan cada día por obtener segundos más en esta tierra, me enfurece que se den por vencidos tan fácilmente, me siento impotente al saber que muchos niños y gente inocente ha muerto aun cuando no lo querían así, y que personas como Elián, simplemente se echen la soga al cuello y decidan ponerle fin a algo tan maravilloso como lo es Vivir.
Lo veo caminar y tomar un vaso con agua de la cocina, levanta su mano derecha y deposita todo el contenido del frasco sobre su boca, al instante acerca el agua a sus labios, procurando tragar todo, lanza el recipiente a una de las paredes, ocasionando su fragmentación y que varias esquirlas se incrusten en su piel. Camina durante largos minutos por todo el apartamento, cualquiera diría que está recordando sucesos. Esto es verdaderamente frustrante. Me dirijo hacia la ventana que conecta con la calle principal al fondo se encuentra un hermoso jardín, cualquier otro ser humano, que pudiera apreciar la naturaleza, esto le parecería demasiada motivación mañanera. Un gemido me hace volver al interior del lugar, su cuerpo esta convulsionando y se sacude con violencia por sí mismo, su boca comienza a soltar espumas intentando desintoxicarse, es curioso como el organismo es capaz de luchar y luchar, hasta agotar sus últimas fuerzas, él emprende una guerra por sobrevivir y regalarle una nueva oportunidad a su espíritu, pero en esta ocasión, no surtirá efectos. Me coloco en frente del cuerpo mientras se sacude con lentos espasmos, dándome luz amarilla para avanzar, poso mi mano sobre su seño y seduzco su alma, hasta traerla conmigo.