Death's Diary

Capítulo 4

Esta noche el cielo se ha vestido de gala, la Luna se ve más grande que de costumbre e irradia una luz que juega con el brillo de las estrellas. Muchos de los transeúntes se detienen para observarla, parejas que pasean de la mano, se juran amor tomándola como testigo, niños comienzan a tener su primera ilusión al anhelar visitarla cuando sean grandes, animales silenciosos pasean con la mirada fija en el cielo, queriendo obtener lo que brilla en su cenit. Todos parecen asombrados y maravillados por lo que están presenciando, los humanos pueden impresionarse fácilmente, desde mi punto de vista, se debe a que pasan mucho tiempo encerrados en sus esferas ideológicas y razonamientos vagos, que al más mínimo movimiento sobrenatural, ya sienten que se vuelven locos o que algo está mal con ellos. Es una verdadera lástima, de hecho esa actitud muchas veces me indigna.

Estoy sentado en una de las pocas nubes que se perciben, desde aquí puedo ver casi todo en primer plano. Mi mirada se posa momentáneamente sobre cada ser, llama mucho mi atención el hecho de que hoy se encuentra deambulando más espectros que de costumbre, algo raro pasa y no entiendo porque aún no me han informado al respecto.

-Zariel- escucho pronunciar a su despreciable voz

-Que quieres- mascullo sin ser cordial

-necesito que te dirijas a un lugar. Quiero que cautives a alguien y la traigas conmigo- continua diciendo

-si no está en la lista no puedo hacerlo y lo sabes- respondo con severidad

-alguien hizo un pacto conmigo, sabes que ante eso, se te es dada toda autoridad- afirma con suficiencia

Estoy en la azotea de un edificio poco lujoso, escucho su respiración agitada y los sollozos entrecortados que salen de su boca. Junto a ella se encuentra un espíritu de tercera clase, de los que están a mis servicios. Me encamino a donde se encuentran, observo que tal y como lo dijo Lucifer, alguien desalmado le quiere fuera de este mundo. Cuando me acerco el espíritu se marcha y es entonces cuando puedo detallarla-un golpe seco siente en mi interior al mirarla con detenimiento- es solo una niña!- si no me equivoco puede estar entre los 14 y 15 años, está tan frágil e indefensa... es una tristeza que los humanos se dejen llevar por sentimientos tan dañinos como la envidia, el resentimiento y la codicia. Llevan almas inocentes a la ruina total, ellos destruyen familias, separan hermanos y dejan viudas adoloridas a cada minuto.

Me dejo caer a su lado, tratando de encontrar la solución más eficaz, si bien es cierto, la situación de esta niña es lamentable, si la dejo en el mundo, esa misma persona intentará acabar con ella a como dé lugar, lo que traduce más situaciones detestables para ella. –Piensa, piensa, piensa Zariel- digo para mis adentros. Decido en últimas lo que debo hacer, no es que esté muy de acuerdo, pero en su caso, creo que será lo mejor.

Levanto una parte de mi traje y lo coloco sobre sus hombros, al instante su llanto se agudiza y sus sollozos se vuelvan más constantes, sus ojos parecen torrentes de agua, sus lágrimas no cesan y se lo que siente su espíritu en este momento, yo estoy deprimiéndola, esto es a lo que se refería el miserable de Lucifer, que la sedujera, que conquistara su alma y la llenara de melancolía hasta que decidiera quitarse la vida. Así funciona, la persona está lo mas de normal y de momento se siente triste, decepcionada y nunca faltan los pensamientos que te empujan al suicidio, es obvio que no son arranques o simples impulsos, éstas cosas son producto del acoso de mis sirvientes, no es que yo les ordene hacerlo, pero ante estas situaciones ellos actúan por voluntad. Dejo que llore y que se desahogue entre desgarradores lamentos, su cuerpo empieza a sentir fatiga y el cansancio hace su aparición, me arrodillo hasta quedar enfrente de su cuerpo y la escucho suspirar fuertemente, levanto mis brazos y la envuelvo en ellos, sus ojos se van cerrando lentamente y su cuerpo poco a poco se va rindiendo ante mí, sus latidos van perdiendo velocidad mientras que su cabeza reposa en mi pecho y su cuerpo intenta acurrucarse conmigo, sus mejillas van perdiendo el tono carmesí que los teñía, al tiempo que su alma cae en el profundo sueño de la eternidad.

Estas almas reposan en otro lugar, ellas no han elegido morir y su voluntad no puede ser atribuida a pensamientos racionales. Suena estúpido pensar que otro mortal pueda decidir sobre ti, pero si es posible, incluso con los asesinatos selectivos, algunos suelen pagar a cambio de quitar la vida de otros, el alma que robas te hace cargar sombras en tu espalda de por vida, esa oscuridad nubla lo que eres y te encadena a una existencia negativa. La maldad forjará tu camino, ese es el haz bajo la manga, jamás volverás a ser feliz de nuevo.

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