Capítulo I
Eran las 8:30 de la noche, volvía de mi club de lectura como hago todos los días. La vista al cielo consistía ya prácticamente en un infinito vacío con innumerables puntos blancos y amarillos, acompañando a una blanca y gigantesca luna. Se escuchaba un eco por las calles cortejado por la incesante armonía engendrada por las cigarras y rechinidos de puertas y ventanas que evidentemente necesitaban una dosis urgente de aceite. Dejando eso de lado había prácticamente un silencio total.
- ¡John! Exclamó la inconfundible voz de Katia detrás mío.
- Katia, ¿Qué pasa?
- No encuentro a Dani. Estaba afuera jugando con sus amigos, debía de entrar antes del ocaso, pero no hay señales de él, nadie lo ha visto. Y con éste frío no sé cómo hará para pasar la noche ¡Tiene tan solo 11 años! Mamá me va a matar cuando se entere…
- Tranquila, seguramente fue a casa de alguna de sus amistades.
- Lo mismo pensaba, pero ya llamé a todas las madres del condado y nadie sabe nada. Por favor, ayúdame a buscarlo. – dijo Katia mientras garganteaba y se soltaba a llorar.
- Lo tendremos con nosotros para antes de Navidad, aún quedan suficientes horas. Vamos al orfanato, quizá lo hayan encontrado.
Las calles no estaban acondicionadas para el paso de vehículos, por lo que emprendimos nuestra búsqueda a pie. Haríamos por lo menos 30 minutos hasta llegar, así que aceleramos el paso lo más que pudimos.
- ¿A dónde van? – Preguntaba es sheriff, que se interpuso en nuestro camino justo antes de salir de la zona habitacional.
- Sr. Mathew, vamos al orfanato en busca de mi hermano. Desapareció durante el ocaso y desde entonces estoy buscando. – contestó Katia.
- Lamento decirles muchachos, que no es el primer niño desaparecido en estos días. Desde hace ya unas semanas hay reportes de desaparecidos, todos son niños y niñas desde recién nacidos hasta los 13 años, uno que otro adulto.
- ¿Alguien ha visto algo sospechoso? – Le pregunté al sheriff
- Algunos dicen que son traficantes de personas, otros dicen que son las brujas de las colinas, y los más chiflados hablan de un íncubo que está rondando la zona. Puras patrañas. Debe de ser la mafia china, llevaban un tiempo inactivos.
- Le agradezco la información, pero temo que debemos de irnos, mientras más pronto lo encontremos mejor. – Dijo Katia mientras hacía una ligera reverencia y continuaba su trayecto. Se veía atemorizada.
- ¡Esperen! Lleven esto con ustedes, nunca está de sobra.