Cosas complicadas.
Cuando éramos niños hacer amigos era más fácil solo bastaba con decir "quieres ser mi amigo/a" y listo amigos.
A medida que vamos creciendo las cosas se complican y va más allá de una pregunta.
Esa pregunta queda en el olvido y empezamos a ver todo de una manera más complicada, nos preocupa el cómo es la persona que se sienta a nuestro lado, formamos tantos prejuicios que se vuelve muy difícil todo, nos preocupados del cómo debemos hacer las cosas, tanto así que terminamos haciendo nada.