Dukra quedó sin habla, también estaba enamorada de él, pero no quiso decir ni demostrar nada para que él no pensará que lo hacía por su dinero, miró a las dos hermanas menores del dueño de casa que desde adentro le decían con la cabeza que aceptará.
— Si quiero, también te amo — mientras la pareja se besó, las jóvenes y la madre saltaban de felicidad.
Empezaron a preparar las cosas para el matrimonio, para un año más tarde. Pero cuando faltaban tres meses una visita inesperada llegó a la casa de Felipe.
— Me dijeron que aquí puedo encuentra a Dukra Smith — preguntó un hombre de traje y corbata, muy elegante, pero con una mirada fría.
— Así es ¿Y usted...? — preguntó recelosa la madre del médico.
— Ciro Johnson, su esposo, ella en realidad se llama Delia Johnson, nos casamos seis meses antes que desapareciera.
El despertar de la pareja fue muy amargo cuando les dijeron quien la estaba esperando en la cocina para conversar.
— Esta es nuestra acta de matrimonio, nos conocimos hace mucho — le dijo dirigiéndose a la joven — quedaste huérfana, por eso nos casamos mientras todavía eras menor de edad.
Vieron los papeles, fotografías de la boda, y cartas de gente de puestos políticos de su supuesta ciudad, que los conocían, corroborando la historia. No quedó duda para ella que era verdad, además algo en su mente se lo recordaba, pero no con buenos sentimientos.
— ¿Y por qué no puso la denuncia cuando desapareció? — preguntó el médico.
— Lo hice, pero fue al otro lado del país, no pensé que hubiera terminado en Nueva York, entiendo que ella no recuerde nada, por eso no me molesta que estuviera comprometida con usted, ahora solo quiero que volvamos a casa a seguir con nuestras vidas.
— Lo siento Felipe, debo arreglar esto antes de que podamos seguir nuestros planes, volveré, te lo prometo — antes de irse le devolvió el anillo.
El doctor miró con ojos llorosos a la pareja que se iba, ella a cada momento volvía la vista para verlo, mientras lloraba en silencio. El triste hombre vio algo extraño en la mirada del otro y decidió jugársela.
— Esperen — se les acercó corriendo — si es verdad que es su esposo dígame donde tiene el lunar en forma de pera — miró fijamente al otro.
— Eso es irrelevante, ya vieron los papeles, vamos atrasados — pero Dukra entendió lo que pretendía su enamorado.
— No iré contigo hasta que me digas si es en mi seno derecho o izquierdo.
Ella miró discretamente hacia el lado contrario a su corazón.
— En tu lado derecho, ya vamos — la tomó de la mano, pero ella se retorció, se soltó y corrió a los brazos de Felipe.
— ¿Quién te mando? ¿Qué pretendes con esto? Yo NO tengo ningún lunar en el cuerpo.
Antes que nadie dijera nada más el tipo corrió y se fue en su automóvil, iba riendo, ya había sembrado la duda en el galeno. Luego de dar parte a la policía de lo ocurrido, la pareja conversó muy seriamente.
— ¿Por qué se haría pasar por mi esposo? Creo que lo conocía, pero no se de qué, me daba la sensación de odio al verlo.
— ¿Y si cuando ya estemos casados llega un ex novio, o esposo, está vez de verdad? ¿O recuperas la memoria y ya no me amas? — Felipe miró triste al piso.
— Te amo, y si alguien llega lo siento por él, sé que tú eres el amor de mi vida, no dudes de mí, te amo.
— Ya no podría vivir sin ti.
— Ni yo.
Ya seguros de sus sentimientos, siguieron en la recta final para la ceremonia sin que nadie imaginará la tragedia que se les acercaba.
El día de la boda, cuando los novios iban saliendo sonriendo felices de la iglesia, apareció frente a ellos Peggy en las escaleras, con una pistola en las manos.
— Me lo quitaste maldita, pero no vivirás para disfrutarlo — sus ojos mostraban lo desquiciada que estaba.
— Deja esa arma — trato de calmarla Felipe.
— No te me acerques, no es contigo con quien debo arreglar cuentas, sino con ella.
La distracción la aprovechó Dukra, se tiró contra la mujer del pelo rojo para desarmarla, pero la otra se dio cuenta y comenzaron una pelea por la pistola que terminó con varios disparos y con la novia cayendo con mancha de sangre en su vestido, y tocándose el lado izquierdo del pecho, mientras Peggy estaba de pie mirando todo con los ojos muy abiertos, hasta que cayó de rodillas con sangre saliendo de su boca, cuando puso los ojos en blanco cayó muerta al piso. Felipe se arrodilló al lado de su amada, le rompió el vestido en el pecho, pero no encontró heridas cuando la revisó, sobre el corazón de la novia había un prendedor grueso en forma de ángel enganchado en su sostén, que se dobló por el disparo que le llegó, directamente.
— ¿Estás bien amor? — dijo con lágrimas en los ojos el novio, asombrado por el inesperado giro que tomaron las cosas.
— Sí, solo me duele un poco donde me llegó la bala, pero nada más, hay que agradecérselo a tu madre — se besaron.
Cuando la pareja estaba tranquila en su casa descubrieron que nadie sabía nada del prendedor.
— Creí que fue usted Sra. Nancy quien me lo regalo, estaba en el tocador de mi vestidor, mire — en la caja donde venía la joya había una nota escrita a máquina: Úsalo en tu corazón en tu boda y te librarás del mal que te acecha para siempre. N. — pensé que era alguna tradición familiar, por eso lo usé.
— Pregunte y nadie de los conocidos te lo dio — respondió su suegra.
— No importa quién te lo regalo, lo importante que eso te salvo la vida — la besó tiernamente — debe haber sido un ángel quien te lo regalo — sin saberlo, lo que el hombre dijo era la verdad.
El matrimonio ya no sufrió más ataques por parte de los demonios, con los años tuvieron varios hijos, y cuando ella murió fue recibida en el cielo por Nekal, y por Felipe, que falleció unos años antes, el espíritu del luz la hizo recuperar la memoria.
Así la pareja pudo seguir junta, felices, hasta el fin de los tiempos, en el paraíso.