Definitivamente no el chico bueno

CAPÍTULO 4

JAMES

La reunión del pasado lunes con Daniel fue simple y sencillamente para comunicarme que contratarían a otra persona para que trabajara conmigo, lo que significaba que me pondrían un nuevo perro guardián. También me hizo firmar un contrato en el que me comprometía, en resumen, a mantener una relación cordial con esa persona. Si yo arruinaba las cosas como las veces anteriores, todo BadBoy pagaría las consecuencias. Buena manera de atarme de manos.

Tal vez no lo demostraba mucho últimamente, pero Logan, Eric, Carter y Blake eran importantes para mí. No eran solo mis compañeros de banda, eran mi familia. Una familia de la que me había distanciado también, pero eso no significaba que no me preocuparan. Quería lo mejor para ellos, no haría nada que los perjudicara a propósito. Daniel y Michael lo sabían.

—¿Te descubrieron?

Eric se encogió de hombros, pasando una mano por su alborotada melena marrón mientras subíamos al ascensor.

—No soy Clark Kent, hombre. Los lentes no me ayudan a mantener mi identidad secreta, ni siquiera los de sol.

Vale, eso todos lo sabíamos. Los lentes y gorras servían para disimular un poco, pero la gente igual nos reconocía.

—¿Se pusieron feas las cosas?

Él se inclinó y oprimió el botón para ir al tercer piso antes de negar con una sonrisa.

—Eran solo dos adolescentes inofensivas de Oregón, Wolfie. Ellas estaban llorando y abanicándose la cara mientras repetían «¡Oh, Dios mío! ¡Oh, Dios mío!» y trataban de contarme cuán importante es BadBoy en sus vidas. Fueron algo dulces, de hecho. Las escuché, le di un abrazo a cada una y nos tomamos un par de fotos, luego nos despedimos felizmente.

—Genial que las cosas salieran bien, Eric, pero de veras creo que deberías dejar esa afición tuya de ir a correr solo en Central Park. No todas las fans son dulces y agradables.

—No todas ellas son malas, James.

—Pero, ¿cómo diferenciarlas? ¿Cómo confiar? Ese es el asunto, Eric. Tú sabes bien las cosas jodidas que han hecho.

Él chasqueó la lengua.

—Sí, vale. Hemos tenido problemas con algunas fans de la ciudad a las que se les ha pasado la mano, James, pero no podemos crucificar a todas por las locuras de unas cuantas. —Respiró hondo—. Mira, hombre, entiendo el rechazo que sientes. Te lastimaron, lastimaron a alguien que amabas, pero no fueron todas ellas. Solo… piénsalo un poco, ¿sí? Por nuestras chicas buenas.

El ascensor se detuvo, Eric suspiró y palmeó mi espalda a modo de despedida antes de salir. Continué mi camino hasta la siguiente planta, meditando sus palabras.

No era fácil hacer lo que él me pedía. Confiar. No, ya no. Después de lo que habíamos pasado, de las cosas que habían hecho en su afán de demostrar que yo les pertenecía a ellas y no a mí mismo, no podía actuar como si nada hubiera pasado… como si no temiera que pudiera volver a pasar.

Sacudí la cabeza, frustrado, y bajé del elevador. Caminé por el pasillo hacia la oficina de Daniel y saludé con un asentimiento de cabeza a Lori, su asistenta, cuando pasé por su escritorio.

—James, permíteme que…

—Él me está esperando, Lori, no necesitas anunciarme —indiqué, yendo directo hacia la entrada. No me entusiasmaba encontrarme con Daniel, porque la reunión era para presentarme a la nueva asistenta que él mismo se había tomado la molestia de escoger para mí, pero suponía que era mejor no postergar lo inevitable.

Tenía la mano en el picaporte, dispuesto a entrar, cuando la puerta se abrió desde el interior. Mis ojos fueron directo a una cosa: los vaqueros de mezclilla ceñidos a un par de muslos femeninos bien proporcionados, y enseguida avanzaron hacia arriba, pasando por la sencilla blusa blanca y el cárdigan de colores que se amoldaba a la figura de su dueña, y terminaron por detenerse en el rostro de la chica.

Mierda. Mierda. Mierda.

¿Qué demonios estaba haciendo la fierecilla salvaje otra vez en Beat? No podía ser que ella... No. No, ¿verdad? Claro que no.

La miré, ceñudo, y luego a Daniel. Este último suspiró con una pequeña mueca.

—Gran día para decidir ser puntual otra vez, James —dijo, no muy contento al respecto. Volvió a suspirar y le dio una mirada a la fierecilla—. Me temo que haremos esto primero, entonces.

—¿Hacer qué cosa primero? —mascullé, entrecerrando los ojos. Todos mis músculos se pusieron rígidos por la tensión.

Daniel esbozó una mueca y chasqueó la lengua.

—Entra y toma asiento, te lo explicaré todo. —Caminó hasta su escritorio y ocupó la silla detrás del mismo. Ni ella ni yo nos movimos para seguirlo, pero nuestras miradas se encontraron… No supe definir lo que sentí en ese momento—. He dicho que tomen asiento —repitió Daniel con firmeza—. Vamos, apresúrense.

Finalmente ella, abrazándose a sí misma, apartó la mirada y fue a ocupar una de las sillas frente a Daniel. Mi entrecejo se arrugó otro poco. Esto no tenía buena pinta, joder.

Me arrastré hasta la silla que quedaba libre, junto a ella, y tomé asiento, cuadrando los hombros. Todas las alertas en mi cabeza estaban disparadas. Daniel apoyó los codos sobre el escritorio y entrelazó sus manos al frente, dándonos una larga mirada.

—Bueno, supongo que no hay que ser muy listos para entender lo que está ocurriendo aquí, ¿verdad?

Contuve la respiración, ansioso. Claro que lo entendía, pero no iba a admitir nada en voz alta hasta que ellos me lo confirmaran.

—Al grano, Daniel —pedí, cruzándome de brazos.

Él sonrió y se tomó el tiempo de agarrar de su cajón la pelotita anti-estrés, que Logan le había regalado tiempo atrás, para apretarla con la mano, como si tuviera la intención de hacer más tortuoso el momento.

—Sé que eres un hombre inteligente, Jamie —dijo con serenidad, mirando la fotografía de su esposa y sus hijas que reposaba en el portarretratos decorado con macarrones, pintura y purpurina sobre el escritorio; me removí con incomodidad—. Sí lo eres, aunque a veces actúes como si no fuera así. Te dije que hoy conocerías a la persona que estará trabajando contigo como asistenta, ¿no? —Levantó la mirada, y sus ojos azul verdosos se posaron en la chica a mi lado. ¡La señalaron, joder!



#3555 en Novela romántica
#203 en Joven Adulto

En el texto hay: badboy, música, romance

Editado: 27.03.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.