Definitivamente, no seremos ese Cliché

7 La masacre de San Valentín.

No hay datos concretos sobre el origen de la celebración de San Valentín, o porque se lo conoce a él como el patrono de los enamorados. Algunas historias dicen que la celebración surgió en la antigua Roma, a una fiesta conocida como Juno Februata, donde los jóvenes escogían el nombre de su pareja de una caja de papel, eran uniones temporales, pero a veces se unían por siempre.

Si uno piensa un poco en eso, es algo digno de una historia de romance, si se llega a sacar un nombre al azar de una caja y esa persona termina siendo el amor de nuestra vida.

Como amante del cliché que soy, conozco casi todas las historias del posible origen de esta celebración, algunas me gustan más que otras, pero no es el origen lo que me disgusta, es la idea en sí de esta celebración y es que yo no logro entender porque sé necesita una fecha especial para demostrarle a alguien que lo amamos, el amor y la amistad no debería tener una fecha especial, debería ser algo de todos los días. ¿Qué sentido tiene esperar a San Valentín para hacer un detalle? Si amas a alguien, todos los días deberían sentirse como San Valentín, o eso es lo que yo, como buena amante del cliché, pienso.

—No —dice Maeve rompiendo el silencio en el auto.

Yo miro la calle en la que estamos, miro a las demás y noto sus expresiones de confusión que deben ser muy similares a la mía y finalmente miro a Paulina, que tiene una brillante sonrisa en su cara y cero rastro de culpabilidad o una pizca de arrepentimiento.

—¿Qué estamos haciendo aquí? —pregunto.

—Espera un momento, ¿vamos hacer algo ilegal? ¿Por eso me hiciste vestirme de negro? Te recuerdo que me voy a casar pronto y no creo que Mike quiera que celebremos nuestra boda en la cárcel.

—No —repite Mae.

—¿Mi gemela te dijo que te vistas de negro y no sospechaste nada? Dios, Tracy, a veces te pasas de ingenua, pero por eso te queremos.

Andrea abraza a Tracy, y Maeve a su lado lleva una de sus manos a su cien y simula darse un disparo.

—Centrémonos en la razón de porque las traje aquí y es que necesito que me acompañen a recuperar algunas cosas a casa de Milo.

Paulina señala la casa en cuestión y nos explica que nos hemos estacionado lejos para que la cámara de seguridad no nos capte.

—Es entendible que no quieras ir sola, nosotros podemos ir por ti —le dice Tracy—. No tenías que traernos aquí con mentiras, con gusto te ayudaremos.

—Como ya dije antes, no.

Pau ignora lo que acaba de decir Mae y le sonríe a Tracy mientras inclina la cabeza hacia un lado.

—Es que Milo no sabe que vamos.

Yo supuse que ella diría algo como eso, porque conociendo a Paulina como lo hago, las cosas con ella nunca suelen ser tan sencillas. Las palabras de Pau, llaman la atención y mejoran el ánimo de Andrea.

—¿Sabes que eso es ilegal? No podemos ir ahí sin que Milo lo sepa, además, ¿cómo vamos a entrar? No tenemos llaves o poderes mágicos.

Ella me mira y su sonrisa crece de forma peligrosa mientras saca una llave plateada del bolsillo de su pantalón.

—Tomé la llave “prestada” de su casillero del gym y antes que me digan que estoy loca y esas cosas, ¿pueden dejarme explicarles por qué hago esto? Bueno, básicamente porque yo ya le he pedido mis cosas y él me dice que no las tiene, pero en su última historia en Instagram se ve claramente mi camisa autografiada por BANNERS y eso no es justo. ¿Me ayudaran? ¿Por los viejos tiempos?

Ella nos mira con ojos de cachorro y un puchero.

—Bien, te ayudaré —dice Tracy—, pero no quiero ir a prisión antes de mi boda, así que espero que tengas un buen plan.

—Yo también te ayudaré, gemela.

—Sí, yo igual, será como en los viejos tiempos cuando entrabamos de forma ilegal a las casas de nuestros ex —digo con sarcasmo.

Todas miramos a Maeve esperando a que ella responda.

—Por eso odio a las personas. Bien, ayudaré y si vamos detenidas, las entregaré para salvarme, están advertidas.

Por un momento me imagino vistiendo un traje naranja mientras estoy tras los barrotes en prisión y debo reconocer que no es una imagen muy bonita.

—Espero que tengas un buen plan, Paulina, porque no quiero ir a prisión.

—Nadie irá a prisión, confíen en mí, tengo un buen plan.

Eso suena igual a cuando ella nos convención para escaparnos de casa e ir a un concierto, diciéndonos que nuestros padres no se darían cuenta y cuando regresamos, oh sorpresa, ahí estaban nuestros padres esperando por nosotras.

—Bien, chicas, vamos.

Paulina pone a Tracy a vigilar los alrededores mientras ella digita el código de seguridad de la puerta antes de poner la llave en la cerradura. La puerta se abre y Paulina sonríe triunfante, y nos dice que podemos pasar.

—Tracy, entra y cierra la puerta, déjame digitar el código para apagar las cámaras y listo.

Cuando ella dice que ha terminado de digitar dicho código se escuchan varios clics provenientes de varias partes de la casa y se enciende una luz roja en el tablero de seguridad que esta junto a la puerta de entrada. Se escucho una pequeña voz robótica que dice casa bloqueada y cuando Paulina quiere volver abrir la puerta no puede, pide que digite el código de seguridad y cuando ella hace eso la caja empieza a decir: Error de seguridad.

—Pero, ¿con quién mierda estas saliendo Paulina? Te juro qué si es otro asesino psicótico, te voy a matar y te vuelvo a revivir para matarte de nuevo.

—Andrea deja el drama, salía con Milo, ¿recuerdas? Es un amante de la tecnología, trabaja en una empresa de seguridad ¿qué más podías esperar? ¿Verdad, Tracy?

Tracy asiente distraídamente mientras revisa su teléfono para ver si tiene señal, cuando procesa las palabras de Andrea y mira a las gemelas con los ojos un poco más abiertos de lo normal.

—Esperen un momento, ¿qué quieres decir con otro asesino psicótico?




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