Definitivamente, para Siempre (bilogía Para Siempre) Libro 2

CAPÍTULO 8

Ya había elaborado todo un plan malévolo en mi mente para sorprender a Amalia. Will me había dicho que tenía tiempo y que podía seguir disfrutando de mis vacaciones, así que realmente no tenía ningún impedimento para pasarlas aquí, en Inglaterra, en España o donde fuera que ella estuviese.

No quería contactar a Janet porque todavía seguía siendo fiel de Amalia, además yo todavía no terminaba de caerle del todo. Quizá eso se debía al hecho de que ella y Eric no habían terminado muy bien; el día de la boda cruzaron algunas miradas de odio, y tal vez un poco de celos, cuando Eric la había visto llegar con el doble de Jason Statham.

Después de pensar un montón de opciones sobre quién podría ayudarme, terminé contactando a la persona que menos creí que podría colaborar conmigo. Realmente yo no lo había llamado a él. Quería hablar con Ian sobre cómo le estaba yendo y consultar precios de vuelo ya que ellos hacía poco habían viajado haciendo escala en Europa.

Jamás esperé que Víctor se pondría casi como loco cuando había escuchado “sin querer” mis planes, mientras le contaba a Ian.

—Cuenta conmigo al cien, ¿por qué no me llamaste antes? —dijo emocionado.

—Aaahh, no sabía que… bueno, no importa, dime, ¿cómo podrías ayudarme? —le pregunté. Decidimos cambiar la llamada por el video chat, así sería mucho más fácil.

—Ok, para empezar ¡qué romántico! Estoy emocionado de que nuestra boda haya causado esto. —Víctor brincaba como niña emocionada detrás de Ian que estaba sentado frente a la computadora. De fondo, podía ver el paraíso donde estaban.

—Ya bebé, respira, relájate y ahora sí, ayúdalo —le pidió Ian mientras intentaba aguantar la risa.

—Bien Lucas, ¿qué necesitas saber?

—Dónde vive, cómo llego a su casa, a qué hora sale su vuelo de aquí, y lo más importante, ¿está sola?

Noté como Víctor ladeaba la cabeza a mi última pregunta, temía la respuesta, pero no me importaba, estaba dispuesto a hacerlo, aunque fuera sí.  

—Mmm bueno, ella no se queda en Cambridge como tal, hace un año se mudó a Londres, y llega a la universidad por tren. Déjame buscar su dirección, no la recuerdo con exactitud. El vuelo, si mal no recuerdo salía de Atlanta casi a las seis de la tarde.

Comencé a apuntar todo en una libreta. El corazón me latía acelerado porque estaba muy emocionado y nervioso al mismo tiempo. Era la primera vez que hacía algo así, era extraño, pero me sentía emocionado.

—¿Y cuándo llega a Londres?

—Al día siguiente, en la mañana. Es más lejos si toma un vuelo hasta Cambridge, pero de ahí es mejor irse por tierra hasta la universidad.

—¿Salen más vuelos después de ese? Quiero sorprenderla.

De nuevo Víctor ladeó la cabeza dudoso y miró a Ian en plan de complicidad.

—Eso no lo sé, debes preguntar en la aerolínea.

—No me respondiste la última pregunta —insistí.

—Pues, hasta donde yo sé, sí, está sola.

Se irguió en su asiento y asintió como perrito. Me pareció un poco raro, pero no le tomé demasiada importancia, después de todo, ya había dicho que estaba dispuesto a hacerlo sin importar qué.

Víctor terminó de darme toda la información, incluida su dirección y una explicación de cómo debía hacer para llegar hasta su casa.

Conversamos un rato más mientras me contaban cómo les iba en su luna de miel, y entonces pensé que, definitivamente, si Amalia y yo teníamos una segunda oportunidad, pasaríamos unas vacaciones en las islas griegas.

 

***

El día llegó y no podía estar más nervioso. No la había vuelto a ver desde lo del baño. Me aseguré de no buscarla o de evitar encontrarla. Tal vez era un poco cruel, pero quería que pensara que me había rendido o que realmente lo nuestro no tenía salvación. No podía esperar a ver su cara cuando me viera parado frente a su puerta en Londres.

No le había contado mis planes a nadie, —excepto a Daniel—, es que básicamente, decírselo a él, era como contarle a una caja fuerte.

—Tu mamá se va a enojar cuando sepa que solo viniste por una semana —comentó—, me tenía el oído verde de tanto que me comentaba los planes que tenía para pasar esos tres meses contigo.




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