Definitivamente, para Siempre (bilogía Para Siempre) Libro 2

CAPÍTULO 16

Amalia

 

—¿Me vas a explicar qué hace Lucas aquí? —La voz severa de mi madre me hizo recordar a las épocas en las que yo hacía tonterías, quizá porque las estaba volviendo a hacer. Comportarme como me estaba comportando dejaba mucho que desear de mí.

Me sentía sucia y una desgraciada. Brian parecía estar tan encantado con Lucas que simplemente no podía romperle el corazón de esa manera. No podía negar que lo quería, a pesar de que amaba a otro. Me sorprendí a mí misma al ver su nivel de autocontrol con la situación, y el mío, aunque no pensaba que pudiera aguantar un día más teniéndolos a los dos ahí, sabiendo que le estaba haciendo daño a Lucas, e indirectamente también a Brian, aunque él todavía no lo supiera.

—Es una historia larga, mamá. —Por supuesto que quería hablar de esto con ella, pero no sabía ni cómo soltar las palabras, además, no quería comentarlo en plena calle.

Londres de noche era uno de esos espectáculos por los que me decía que había valido la pena irme de casa. 

—Tengo tiempo, Yona no estará en casa hasta dentro de unas horas, vamos a la tuya. Así cuando Brian vuelva me lleva hasta allá. 

Yona era el novio de mamá, el sujeto me caía muy bien, y lo mejor de todo, es que la hacía feliz y con eso yo también lo era.

—Está bien, vamos. 

No sabía cuánto tiempo se tardaría Brian en llegar a casa, esperaba que el suficiente como para poder hablar cómoda con ella, y no demasiado como para que se le suelte la lengua a Lucas. 

Por suerte no estábamos demasiado lejos. Tomamos un taxi que nos dejó en la entrada del edificio en diez minutos; sin dar demasiado preámbulo a la cosa, ni bien cerré la puerta, empecé a hablar.

—Mamá, lo arruiné todo. —Un nudo en mi garganta comenzaba a formarse, no pensé que fuera a llorar tan pronto—. En el matrimonio de Víctor lo volví a ver, y de verdad pensé que lo de Lucas y yo había quedado atrás, pero…

—Pero no —finalizó ella.

—Pasaron cosas, allá en Atlanta —admití avergonzada, y no porque hacer el amor con él estuviera mal, sino porque se supone que yo tenía novio, y lo estaba traicionando de la peor forma. 

—No me sorprende, y aunque te parezca difícil de creer, te entiendo.

Su revelación me dejó sorprendida. Imaginé que había hecho alguna especie de mueca porque ella se echó a reír.

—Mamá, no te burles —. Aunque la situación me abrumaba, yo también había empezado a esbozar una sonrisa, una bastante amarga, porque iba mezclada con una opresión en el pecho que no me dejaba respirar.

—No le dijiste a Lucas la verdad y pensó que todavía había alguna oportunidad entre ustedes, ¿cierto? 

—Lo intenté, te lo juro. Pero es que él es… —solté un suspiro—, luego no me volvió a buscar más esa semana, y yo no pensaba pasar ni un minuto más con papá.

—Eso lo puedo entender hija, pero ¿qué pasa con Brian ahora? ¿Lo sabe? 

Mi madre se puso de pie y comenzó a servirse una taza de café. La seguí hasta la cocina y me recosté sobre el mesón. Quería darme de bruces contra la pared por haber sido tan tonta, no los merecía, a ninguno de los dos.

—No, él no sabe nada. 

—¿Pensabas decirle? 

Me daba vergüenza admitir que no. No estaba orgullosa de ello, pero era mucho más fácil enterrar el pasado, y lo que sucedió en Atlanta, allá debía quedarse, no esperaba que me siguiera hasta acá. 

Por supuesto, mi yo romántica estaba que brincaba en una pata de la felicidad. Que Lucas se hubiera venido hasta el otro lado del mundo solo por mí, me demostraba que me seguía amando como la primera vez; y si Brian no estuviera en mi vida, no habría dudado ni un segundo lanzarme a sus brazos y vivir con él hasta el fin de mis días. 

Lo único que había aprendido de todo eso, es que yo seguía irremediablemente enamorada de él, y al parecer ese sentimiento no iba a cambiar nunca.

Mi silencio se prolongó más de lo que debía y mi madre me miró reprobatoria.

»Amalia —dijo con severidad.

—No, lo siento, no podía, no puedo. Brian no se merece eso.

—¿Y Lucas sí? Vino hasta acá por ti. 

—No, él tampoco —cubrí mi cara con las manos porque no quería ver sus ojos enojados, ella tenía razón, Lucas tenía razón—, no sé qué hacer.

—Di la verdad. Lo más probable es que los pierdas a ambos, pero es mejor ser sincera. Ahora dime tú a mí la verdad, ¿qué es lo que sientes? No digas que nada, es claro que todavía sientes cosas por Lucas, y no tengo que preguntar por Brian, sé que lo quieres.

—Quiero a Brian, él ha sido un gran apoyo, y un buen amigo, es divertido y estuvo ahí para mí estos tres años —hice una pausa—, pero con Lucas todo es tan diferente. Lo amo, siempre lo he amado, él fue mi primer amor, mi primer todo.




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