Deidad Cupido

Capítulo 29

B1.

Luego de unos dieciocho eternos minutos, en los que varias veces me plantee entrar y sacarla a la fuerza, Hanna al fin hace acto de presencia.

Estoy sentada en el sofá individual frente al gran sofá donde están sentados el hermanito de Hanna y su inesperado invitado que no sé qué hace aquí. Además de que no deja de verme cada minuto sin apenas disimular.

No sé si podremos hablar tranquilos con él presente o tendré que sacarlo a patadas. No quiero que más humanos estén involucrados y sepan sobre los cupidos. Suficiente ya tengo con haberme involucrado con el hermanito de Hanna por culpa de un mal tiro causado por D4.

Si los jefes superiores se enteraran de todas las reglas que hemos roto en cuestión de días, no puedo imaginar el castigo que nos pondrían.

Cuando se acerca se sienta entre los dos chicos. Noto que ella tiene las esquinas de sus ojos enrojecidos, como irritados. Me contengo para no poner los ojos en blanco.

Los humanos son tan emocionales.

—No tengo pañuelos, tendrás que usar papel higiénico si los necesitas —le digo y ella me mira confundida. La señalo y luego a mis ojos, para que entienda a lo que me refiero. Se sonroja de vergüenza pero me mira molesta. Sonrió divertida.

Que fácil es provocarlos.

—Como sea, iré al grano. —Me dirijo hacia el intruso —Tienes que irte. Te dejé entrar por cortesía, se hubiera visto muy mal haberte cerrado la puerta en la cara, pero esto es un asunto privado y no planeo discutirlo frente a un extraño.

Todos lucen sorprendidos ante mis palabras por alguna razón, yo solo me encojo de hombros sin darle tanta importancia. Sin embargo el chico termina riendo.

—No has cambiado nada —dice cuando termina de reír y todos lo miramos confundidos pero él no se explica. —Pero no te preocupes, no soy un extraño, tampoco soy humano. No del todo, aún, por lo menos. —Lo miro con desconfianza pero él solo me sonríe.

Con cada palabra que sale de su boca voy confirmando que si yo fuera humana ya hubiera necesitado pastillas para el dolor de cabeza que seguramente me hubiera dado con toda la cantidad de información y malísimas noticias que está soltando este tipo.

Ahí empieza a contarnos, excepto a Hanna, que ya había escuchado todo esto días atrás, por qué está aquí, quién fue y quién es ahora –o más bien, el cuerpo que le asignaron–, la conexión entre la vida de Hanna y D4, que resulta llamarse Myeong-Seok, qué papel juega él en todo esto y lo que podría pasar en cuestión de días si no hacemos algo al respecto.

Con cada palabra que sale de su boca, voy confirmando que, si fuera humana, ya habría necesitado unas buenas pastillas para el dolor de cabeza, que seguramente me hubiera causado con toda la información y las pésimas noticias que este tipo está soltando como si nada.

—Sabía que nada de lo que le estaba pasando a D4 era normal —digo a nadie en concreto cuando termina de contarnos todo —Primero lo del desmayo y ahora se enferma, y que según esos papeles que te robaste ahora resulta que le quedan pocos días de vida inmortal porque de alguna manera se está convirtiendo en un ser humano pero el precio a pagar es su muerte.

—No va a morir —me contradice Hanna y yo río con amargura.

—¿Y quién lo va a impedir? ¿Tú? Desde que apareciste en el camino de D4 no has traído más que cosas malas, pero ahora me doy cuenta que eso ya era algo que hacías desde antes.

Sé que me pasé con mis palabras, las diferentes expresiones de todos entre el dolor, indignación y decepción me lo deja más que claro. Esta situación es demasiado estresante, es mucha información y cosas para asimilar.

Las malas noticias no hacen más que amontonarse y explotarnos en la cara pero las soluciones brillan por su ausencia.

—Oye B1, creo que te has pasado un poco con eso, todos estamos igual de preocupados por D4 —dice Hajoon, tratando de ser algún tipo de mediador.

—Pues no me voy a disculpar —exclamo, obstinada. —Es obvio que no se puede confiar en estúpidos humanos emocionales para resolver un asunto mágico. —Me levanto.

Hajoon rápidamente se pone en mi camino. Yo retrocedo para no chocar con él por accidente. Por sus ojos pasa fugazmente algún tipo de emoción que no logro identificar pero sé que no era bonita.

—¿A dónde vas? —pregunta.

—¿A dónde más? Voy a informarle el asunto a uno de los jefes superiores. Son los únicos que sabrán qué hacer. Por algo existen las reglas. Es obvio que algo parecido ya ha pasado antes, y ellos ya deben saber cómo manejarlo.

—¿Eres capaz de atenerte a las consecuencias que implicaría ir a contarles todo? —inquiere el chico, Universo.

—¿A qué te refieres? —le pregunta Hanna con un deje de preocupación.

—Si vas ahora mismo con el chisme a uno de tus superiores, actuarán de inmediato sin importarles nada más que mantener el "orden". Romperán el vínculo entre Hanna y Myeong-Seok, sí… pero también borrarán todos los recuerdos sobre ustedes de la mente de cualquiera que haya interactuado, aunque sea un segundo, con ustedes. Y no sé cuál sería tu castigo al ver que estás involucrada como encubridora. —explica Universo —Al principio yo también pensé que era una gran idea contarles a los superiores, pero en ese momento no sabía que había tantas personas involucradas que podrían salir perjudicadas —alterna su mirada entre Hajoon y Hanna —Incluso podría extenderse hasta sus familias y amigos.

—¿Y eso qué importa ahora? —reclamo —Pueden exiliarme si creen que eso merezco por romper un montón de reglas. Fui muy consciente de en lo que me metía mientras más me involucraba, y no me importa —lo miro desafiante —No me importa el castigo que tenga que afrontar si con eso aseguro la vida y protección de mi amigo.

—¿No crees que esa es una decisión que debería tomar yo? —aparece D4 por el pasillo.

—Myeong-Seok. —exclama Hanna con sorpresa al girar hacia él.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.