Deimon.

Capítulo 41.

Hija de la Luna

(Parte dos).

Jayme.

Cubro mi boca ahogando mis llantos y mi corazón se rompe al escuchar el grito de mi hermano, no tengo ni fuerzas para consolarlo en estos momentos, solo me centro en observar el caos que está a mi alrededor.

Los cuerpos inertes, algunos monstruos de Max tirados sin vida en el suelo, la sangre.... los gritos.... las muertes.... y el estado de dolor de Ryan, todo se ha vuelto una matanza y la única persona que podía ayudarnos en estos momentos ahora está muerta, y nosotros estamos aquí... llorando su muerte mientras nuestros amigos y conocidos luchan por alguien que ya no está entre nosotros.

Pero su muerte no tiene que ser en vano, no mientras la asesina sigue caminando entre nosotros haciendo quién sabe qué. No permitiré que siga quitando más vidas, lucharé por mi amiga y vengaré su muerte, le demostraré a Brianna lo que sucede si te metes con uno de nosotros.

Paso el dorso de mi mano por mis ojos quitando las lágrimas, con semblante serio ayudo a mi hermano a ponerse de pie, él se sujeta de mis hombros cuando sus piernas tiemblan un poco, se ve lo mucho que le afectó su muerte, la suficiente para que sus ojos pierdan ese brillo hacia la vida. Tomo su rostro entre mis manos captando su atención, sus ojos encuentran los míos y me permiten ver lo destruido que está, lo.... vulnerable que se ve en estos momentos.

—Ryan escúchame, tenemos que luchar— él niega con la cabeza, su labio inferior tiembla.

—N-no p-podré hacerlo— baja la cabeza— N-no p-puedo—

Pongo una mano en su mentón y levanto su cabeza.

—Debemos hacerlo, por nuestro mundo, por nuestros amigos, por los niños, por nosotros.... y por ella— sus ojos vuelven a encontrar los mío luego de tanta negación— De vernos aquí parados mientras los demás se arriesgan, vendría en persona a patearnos el culo para que hagamos algo—

El comentario le saca una risa triste pero no lo mejora del todo, pero al menos le da esa fuerza para limpiarse las lágrimas y tomar una bocanada de aire, me mira decidido y toma unos cuchillos del suelo.

Comenzamos a avanzar en medio del caos, esquivando algún que otro monstruo extraño.

—¿Cuál es el plan?—

Se esfuerza para que la voz no le tiemble en ningún momento, cosa que consigue al refugiarse en la frialdad y empezar a matar a cada monstruo que se nos acerca, descargando así parte del dolor.

—Detener a Brianna. Ella y-ya tomó su alma— trago grueso impidiendo que el recuerdo doloroso vuelva a mi mente. Tomo una respiración— ...y ya debe de estar aquí, antes de lanzarme me dijo que esto apenas estaba empezando—

—Algo está tramando, eso es seguro— con una fuerza clava el cuchillo en el ojo de uno de los monstruos, salpicando su rostro en segundos— ¿Te dijo algo más?— no se preocupa en limpiarse un poco.

Niego con la cabeza tratando de ignorar la escena.

La forma en la que está actuando es escalofriante, la manera en la que está matando es.... friolenta y sin escrúpulos, sobre todo su rostro que permanece impasible con cada corte, puñalada, salpicada de sangre o hueso que se sale del lugar, es como si le diera igual la forma en que la criatura chilló y lo único que quiere es seguir hiriendo, seguir torturando, seguir.... matando como un puto psicópata.

Doy un brinco cuando da un salto para treparse sobre un de los monstruos, enredar sus piernas en el cuello y dar una puñalada tras otra en la cabeza, cada vez con más fuerza bruta y sin ningún tipo de control, la sangre salpica por todas partes y se adhiere a su rostro y cabello con facilidad. No se detuvo hasta que la criatura dejó de chillar pero no pareció conforme con ese acto de agresividad, de un solo movimiento pasó la hoja del cuchillo por el cuello de tal forma que la cabeza rodó a mis pies, incluso las manchas de sangre llegaron a mi cuerpo y rostro.

Retrocedo disimuladamente y aclaro mi garganta, veo como se aleja de la criatura y mira la escena que creó sin mostrar una sola emoción en el rostro, solo un aire de frialdad absoluta que carece de humanidad, diría que incluso la misma ha decidido abandonarlo. Tratando de que la voz no muestre el escalofrío que ha causado en mí, retomo la conversación.

—Pero recuerdo que se puso un saco gigante, lo suficiente para cubrir su cuerpo entero, también tiene una capucha— alejo la mirada de él y retomamos la caminata.

Él asiente y gira los cuchillos en sus manos, su mirada oscureciendo cada vez más.

—Yo me encargaré de ella, tú trata de buscar a mi padre, su nombre es Joe y es un centauro enorme que carga con una lanza— incluso su voz seca y fría refleja la falta de sí mismo.

Abro los ojos al escucharlo, agradeciendo por dentro que el tema me tomara por sorpresa, haciéndome olvidar lo anterior.

—¿Centauro? ¿E-ese de hombre mitad caballo?— asiente mirando a todos lados, da un paso atrás e incrusta un cuchillo en la cabeza de uno de los monstruos. Parpadeo ignorando la imagen— ¡Dijiste que era humano! ¡¿También mentiste sobre tu padre?!— chillo con los ojos bien abiertos, esquivando la extremidad que salió volando en el momento que le corta el brazo a otro.




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