Déjame Amarte

SONRISA

TRES DÍAS DESPUÉS

— ¿Nergis?

— ¿Dónde estás Oğuz? Estuve llamándote todo el día y no me contestaste ¿Por dónde andas?

— En Ámsterdam y perdón. En verdad no pude contestar.

— ¿Qué haces en Ámsterdam? Debes volver Oğuzhan, recuerda en lo que habíamos quedado —Dijo mi esposa en lo que comencé a oír ruidos en los pasillos y tuve que colgar— Te llamaré luego, Nergis.

Agatha finalmente había aparecido pero no lo hizo sola. Trajo consigo a unas cuantas personas y se encerraron en la habitación. Yo ya la había esperado lo suficiente por lo que no iba a esperar más a que se dignara en abrir la puerta.

Necesitaba saber si estaba bien y tomé entonces el duplicado de la llave para ingresar.

Ya casi se hacía de noche y dentro de la habitación, solo estaban encendidas un par de lámparas, Dos sujetos se encontraban sentados en el sofá, fumando y bebiendo, al igual que dos señoritas mientras veían televisión sobre la cama.

— ¡Agatha! —La llamé—

Ella se encontraba sentada sobre un sillón reclinable junto a la ventana.

— ¿Quién eres tú? —Preguntó uno de los sujetos acercándose a una pequeña mesa donde había un cenicero, cigarrillos, yerba y polvo—

— ¿Agatha acaso tú inhalaste esa cosa? Contéstame.

— ¿Qué te sucede? ¿Todavía sigues aquí? —Preguntó apartando mi mano, sumergida en quién sabe que porquerias—

— Tranquilízate, amigo. Todo esto es mío —Aclaró el sujeto—

— Así es... Agatha tiene sus propias medicinas —Irrumpió una de las señoritas—

— ¿Agatha, dime que tomaste?

— Déjame, Oğuzhan —Pidió casi sin fuerzas y dormitando—

— Si hubiese querido dejarte, ya no estaría aquí ahora. Ustedes cuatro, será mejor que tomen sus pertenencias y salgan de aquí ahora mismo.

— Esta no es tu habitación por lo tanto no puedes echarnos de aquí —Encaró el otro sujeto que se encontraba en el suelo—

— Se los pido por las buenas y si no lo hacen, tendré que llamar a seguridad. Agatha necesita descansar.

Cuando finalmente esas personas abandonaron la habitación ya pude hacerme cargo de ella como era debido y llamar a las camareras para que limpiaran y aromatizaran el lugar que había quedado hecho un asco, y contaminado de humo.

— Pedí un vaso de leche. Necesito que bebas un poco —Le dije—

— No quiero.

La tomé entre mis brazos, me senté sobre aquel sillón y sin cansarme de insistir, le pedía que le diera al menos un sorbo a la leche.

— ¿Ves las luces de colores, Oğuz? —Sonrío apuntando hacia la pared donde en realidad no se veía nada—

— ¡Evet! Las veo. Ahora bebe un poco. ¡Por favor! 

En ese instante, me observó brevemente con una desolada mirada de cansancio, bebió toda la leche y se recostó nuevamente sobre mi pecho. Quedó profundamente dormida entre mis brazos, hasta el amanecer, aqunque, no más que yo pues cuando desperté ella ya se encontraba de pie, bien arreglada y hermosa como la primera vez que la vi.

— Duermes muy profundo —Dijo observándome mientras sujetaba su pequeño cofre—

— ¡Lo siento! No dormí bien en varios días.

— Pedí el desayuno.

— ¡Tamam!

Durante el desayuno volví a recibir llamados de Nergis pero no podía contestarla. No en ese momento.

— ¿No vas a contestar? Ella ya debe estar muy preocupada por ti —Dijo llevándose un trozo de kiwi a la boca— ¿Sabe dónde estás?

— Evet! —Contesté atendiendo la llamada de Nergis a final de cuentas—

— ¿Qué sucede contigo, Oğuzhan?

— Serás regañado —Advirtió Agatha pegándose a mí— Quiero oír.

— ¿Quien está contigo, Oğuzhan?

— Tú y yo debemos hablar, de acuerdo, Nergis. Pero no será por teléfono. En cuanto yo vuelva a Ankara, lo haremos.

— Cuando vuelvas, nada. Contéstame quién está contigo.

— Una amiga que conocí en Londres —Contesté observando a mi preciosa obsesión—

— ¿Amiga?

— Nargis, yo te avisaré cuando volveré a casa ¿De acuerdo? No olvides que tú y yo quedamos en darnos este espacio —Dije colgando la llamada—

— ¿Están dándose un espacio? ¿Por qué?

— Por varias situaciones.

— Mmm... Pues dile que no sea tonta, que no hay motivos para que sienta celos de mí. Solo faltaría que me viera —Dijo cayendo nuevamente en su propio abismo mientras abrazaba su pequeño cofre—

— Tú eres hermosa. Ojalá mis ojos te hubieran encontrado antes, Agatha.

— Dices tonterías, Oğuzhan. 

— ¿Te he dicho en algún momento mi nombre? —Pregunté acercándome a ella—

— No hagas el papel de hombre modesto, —Dijo volteando a verme— Se quién eres, Oğuzhan Berli.

— ¡Claro! Por el formulario de adopción de Min.



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En el texto hay: drama, amor, perceverancia

Editado: 30.08.2021

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