Déjame Amarte

SECUELAS

— Explícame, Nergis ¿Qué es lo que buscas de mí? ¿Dime qué pretendes hacer conmigo?

— Me estás lastimando. ¡Suéltame!

— ¿Acaso quieres arruinar mi vida? ¿Verme acabado? ¿Por qué? ¿Dime por qué? 

— ¡Qué me sueltes te digo! Si no lo haces voy a gritar, Oğuzhan.

— ¿Gritar? ¿Y luego qué? ¿Llamarás a la policía? Me tienes harto, Nergis, pero esta será la última vez que tendré consideración contigo. Te lo advierto.

Sé que le había prometido a mi esposa no acercarme a Nergis nunca más, pero necesitaba una explicación de su parte. Necesitaba que me viera a la cara y me dijera porque hacía todo eso conmigo. De todos modos no sirvió de nada y en lugar de justificarse solo recibí reclamos de su parte.

— No has visto una sola vez a tu hija ¿Es que acaso ella en verdad no te importa, Oğuzhan? ¿Qué fue lo que hizo contigo esa mujer para que te hayas vuelto de esta manera?

— Cierra la boca. No te atrevas siquiera a mencionarla a ella, porque nada tiene que ver en todo esto.

— Pues tú no eras así antes de conocer a esa mujer. Mírate ahora.

— Quiero que me dejes en paz, y te lo advierto por última vez.

— ¿Me estás amenazando?

— Tómalo como quieras, pero aléjate de mí. ¿Me has entendido?

Preso de una rabia incontenible, la empujé de mi lado y cuando me disponía a salir del sitio dónde nos hallábamos, sonó su teléfono celular el cual no quiso atender en mi presencia. Yo me alejé sin mediar más palabras.

Por todo aquel escándalo generado a causa de sus habladurías y acusaciones constantes a la prensa y otros medios, me habían desvinculado del elenco de la telenovela y en toda mi carrera, nunca había sentido tanta humillación.

Mi único consuelo era que mi esposa ya había sido dada de alta y que se encontraba en casa. Claro que sentí una gran preocupación por haberme quedado sin empleo y con la reputación por los suelos. De todos modos no tenía intenciones de preocupar a Agatha con mis problemas.

A muy poco de llegar a casa, en la carretera, un par de vehículos repentinamente se atravesaron en mi camino y tuve que detenerme con brusquedad, sin embargo como nada revistió de gravedad, me dispuse a retomar mi trayecto, solo que éstos no me lo permitieron.

Bajé entonces para saber de qué se trataba todo aquello y cuando me acerqué a uno de los vehículos, un par de hombres con caras cubiertas descendieron y me acorralaron. Sentí un fuerte golpe en la nuca y perdí el conocimiento.

Cuando me recobré, fue por poco tiempo. Desconocía en absoluto donde me encontraba, pero me sentí rodeado por varias personas. No sabría decir cuántas pues me habían cubierto los ojos, y estos comenzaron a golpearme con tal brutalidad que sentí morir en cada uno de esos golpes.

En mis pensamientos solo tenía a mi amada Agatha. No quería dejarla. No quería morir sin ver a nuestra hija. Aquel bebé por el que con tantos sufrimientos habíamos logrado atravesar los momentos más complicados para poder tenerlo en nuestros brazos.

¡Quise resistir! En verdad lo intenté, pero no pude y sentí que el alma se me escapó con el último golpe. Una patada en el estómago que parecía haberme reventado por dentro y acabó hundiéndome en una oscuridad sin salida.

ACIBADEM HOSPITAL – ESTAMBUL (HORAS DESPUÉS)

— Seré muy honesto con usted señora Berli, y lamento tener que decírselo. Lo más probable es que su esposo no pase de esta noche. Y en el remoto caso de que lo hiciera, él quedaría con secuelas irreversibles.

— Usted no puede decirme eso. Mi Oğuzhan nunca me dejaría sola. Usted es doctor y debe hacer hasta lo imposible por salvar su vida. No puede dejar que se muera. ¡Por favor, salve la vida de mi esposo!

— Señora, esto es muy duro en verdad, pero piense en su bebé. No puede ponerse así.

— Farah, mi esposo no puede morir. ¡Él no lo hará! Oğuzhan no nos dejará solas jamás.

— Yo haré todo lo que esté en mis manos, pero era mi deber ser honesto con usted sobre el estado de su esposo.

— Mi Oğuz no puede morir, Farah. Él no puede dejarme. Él no puede irse sin ver a nuestra hija ¿Quién fue? ¿Por qué le hicieron esto a mi Oğuzhan?

Ruptura del bazo estomacal, costillas rotas, hematomas en el cerebro, nariz fracturada, lesión en pulmón izquierdo, en la columna, tocando la vieja lesión sufrida el día que rodé por las escaleras, y rostro desfigurado por los golpes fueron los reportes posteriores que el médico le había otorgado a mi esposa. Como consecuencia me tuvieron en coma inducido por tres largos meses en los que permanecí muerto en vida. Meses en los que mi esposa vivió y padeció sin mí sus últimas semanas de embarazo. Meses en los cuáles logró dar a luz finalmente a nuestra pequeña y anhelada bebé. ¡Hatice!

— ¡Mi bebé! No puedo creer que la tengo conmigo entre mis brazos. ¡Ella es mi bebé y es perfecta! ¡Es preciosa!

— Créelo porque así es y todo gracias a tu fortaleza, Agatha.

— Qué tenga a mi bebé entre mis brazos es gracias a ti, Loan. Gracias al doctor Austin y al doctor Kartal. Ahora solo me falta mi Oğuzhan para ser completamente feliz. Él debía estar aquí a mi lado ahora.



#3183 en Novela romántica
#312 en Thriller
#101 en Suspenso

En el texto hay: drama, amor, perceverancia

Editado: 30.08.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.