Los operativos para dar con el paradero de Cihan Alkas, se llevaron a cabo de manera exhaustiva pero sin resultados positivos. Se sospechaba que había logrado huir del país aunque las autoridades también manejaban fuertes hipótesis de que su desaparición pudiera tener relación con ajustes de cuenta debido a las deudas que el mismo poseía.
En cuanto a Edward Hans, tampoco pudo ser aprehendido pues éste nunca llegó al café donde le había pedido a mi esposa para que se encontraran. Se creía que fue advertido de que las autoridades ya se hallaban tras sus pasos y éste decidió volver a Londres antes de que las cosas se complicaran para él.
Las autoridades locales notificaron entonces una audiencia internacional para Edward Hans teniendo en cuenta que se radicaba en el Reino Unido y que también poseía localidad en los Estados Unidos. Él no era una persona común, la gente y la prensa lo conocían pues era una persona muy apreciada en su ámbito al igual que en otros.
En vista de que nada se había solucionado, mis miedos se acrecentaron y ya ningún lugar me parecía seguro. Pronto volveríamos a Ámsterdam pero aquel sitio de ninguna manera me parecía un lugar para sentirme seguro con mi familia.
Lo único positivo era que allí yo podría acceder a todo un programa de rehabilitaciones sin costos y no haría padecer de necesidades a mi esposa y a mi hija.
— ¿Qué haces tú aquí? ¿Has venido a burlarte de mí? ¿A reírte en mi cara?
— Vine a cerciorarme de que en verdad estuvieras en el lugar que te corresponde como la criminal que eres.
— Yo no he hecho nada malo. No soy ninguna criminal. Me obligaron a todo esto y no tuve escapatoria pero pronto las cosas van a aclararse y podré salir de aquí.
— Fuiste cómplice de un acto atroz y despiadado. Permitiste que dañaran a la persona más noble que pusiera existir en esta tierra. Al hombre que alguna vez formó parte de tu vida y te amó mucho. Yo en verdad espero que te quedes encerrada en este lugar por mucho tiempo.
— Yo nunca quise hacerle daño a Oğuzhan. Nunca tuve siquiera la mínima intención.
— Es muy tarde para que eches lágrimas ¿Sabes todo lo que costará para que él logre recuperarse? Arruinaron su bienestar, su carrera y todo el futuro que aún le quedaba por delante. De todos modos haré hasta lo imposible para que mejore así me digan una y mil veces que no volverá a ser el mismo de antes. Solo quería avisarte que en consecuencia a su incapacidad, Oğuzhan ya no podrá mantener a tu hija.
— ¿Eso es lo que en verdad te duele, cierto? Que por las venas de mi hija corra la sangre de Oğuzhan ¿Pero sabes que? Por más que intentes alejarlo a él de la niña, nada cambiará. Elçin siempre será su primera hija y ese vínculo no se romperá por nada del mundo.
— Sé que no y a final de cuentas esa inocente no tiene culpa alguna de nada. Tal vez un día conozca a su padre, cuando ya esté mejorado y ella no deba enterarse de lo que su madre fue capaz de hacerle a su padre.
Mi Agatha nuevamente había salido y no supe para dónde. Cada vez que hacía eso, yo colapsaba por dentro al no poder hacer nada y esperar su retorno era una tortura sin escapatoria.
— Baymaz, sé que su madre y su hermana van a oponerse y se aparecerán en la casa. Ya hemos tenido suficiente y no quisiera pasar por más conflictos.
— Ellas no podrán hacer nada. Si piensas que en Ámsterdam mi amigo tendrá más posibilidades de recuperación, yo apoyo en que vuelvan allá.
— A él no le gusta la idea pero no nos queda de otra. Aquí también podría recuperarse pero costaría mucho más dinero, en cambio allá podré incluirlo en mi seguro. Estamos casados y no habrá inconvenientes.
— Por supuesto… Si es así, no cabe dudas de que deben ir. En cuanto a la manutención que Oğuzhan debía responder para Elçin, queda congelada debido a su incapacidad. Al cabo de un año, se les solicitará un expediente sobre la evolución de su estado físico para extender la suspensión de dicha manutención.
Tal y como lo esperábamos, mi madre y mi hermana no se quedaron de brazos cruzados y muy lejos de respetar la situación de que yo debía permanecer junto a mi esposa y mi hija, alegaron que no me encontraba competente y en condiciones de tomar decisiones por mí mismo. Alegaron que me hallaba manipulado por Agatha y que iba a llevarme contra mi voluntad.
— Esto tiene que ser una broma. Soy la esposa de Oğuzhan y tenemos una hija, juntos por lo tanto no voy a llevármelo contra su voluntad. —Exclamó con un coraje que no pudo contener—
Mi madre había levantado un acta de denuncia en contra de mi esposa y en consecuencia fue notificada a través de un agente oficial en nuestra propia casa. Ella siempre fue capaz de muchas cosas, nadie la detenía cuando se empeñaba en salirse con la suya pero aquello había desbordado lo absurdo y ridículo.
Cuando Agatha le enseñó al agente oficial los documentos que avalaban que estábamos casados legalmente, no había motivos para continuar con aquel absurdo pero la presencia de mi hermana Eylem empeoró el ambiente.
— Lo que me faltaba.
— ¿Qué es lo que pretendes? ¿Apartarnos para siempre de la vida de mi hermano? ¿Ya te has encargado de apartarlo de su hija y ahora quieres alejarlo de mi madre y de mí?
— Tú y tu madre deberían dejar de actuar como si Oğuzhan no comprendiera todo lo que pasa a su alrededor. Él puede ver, oír y comprender todo lo que pasa y si nos iremos de aquí es porque él así lo ha decidido. Ahora quiero que te largues de mi casa con tus propios pies si no deseas que el oficial se encargue de sacarte de aquí.
— Juro que esto no se quedará así. No creas que te saldrás con la tuya. ¿Qué es lo que harás? ¿Vender esta casa? ¿Apoderarte del dinero y llevarte a mi hermano quien sabe a donde para tenerlo de manera miserable?
— En lugar de gastar energías amenazándome y diciéndome mil disparates, tú y tu madre deberían preocuparse de los agresores de Oğuzhan que aún andan libres por ahí y que en cualquier momento pueden aparecer. Podrían también hacerle una visita en prisión a la maravillosa Nergis y reprocharle a ella quien fue la única culpable de la desgracia en la que ha caído tu hermano.
Aquella fue la última vez que supe de mi hermana y de mi madre en mucho tiempo y la última vez que ambas se atrevieron a pasar por encima de mi Agatha pues ninguna de ellas y nadie más a excepción de Baymaz y Farah, supieron a donde iríamos a vivir.
— ¿Farah, que sucede? ¿Le pasó algo a mi hija?