Pasaron varios días antes de que volviera a ver a mi esposa. Incontables días qué dejaron de tener sentido para mí.
Lo intenté sin ella y no lo logré. Quise continuar con mi rutina diaria mientras hallaba una manera de contentarla nuevamente pero no fue posible.
Al cabo de una semana, me armé de valor y fui a la casa pero allí nadie se encontraba. Agatha no contestaba su teléfono y me comuniqué entonces con Farah quien me contó que debieron viajar casi de improviso a Francia debido a que requerían de la presencia de mi esposa en París pues iban a otorgarle un reconocimiento internacional que se había ganado por la mejor historia de guion original del año. Haciendo alusión a la serie televisiva que había llevado su novela a la pantalla.
A ella no le gustaba asistir a ese tipo de actos y eventos, sin embargo se fue y lo hizo sin siquiera contármelo. Viajó a París llevándose a nuestra hija, a Farah, incluso al gato Min y por casi dos semanas enteras pese a que Farah me había comentado que solo estarían allá por un par de días.
— ¡Señora! ¿Cómo es que no está preocupado por el señor? ¿No le da miedo no saber nada sobre él? ¿Por qué no lo llama?
— No tengo porque llamarlo. Fue él quien salió de esta casa y es él quien debe volver o al menos llamar.
— Él vino aquí pero nos encontrábamos en París. También llamó varias veces pero usted no le contestó el teléfono para comentarle que íbamos a viajar. Desde ayer que lo llamo para contarle que ya regresamos pero su celular da apagado.
— Si tanto te preocupa tu patrón puedes ir tú a verlo, Farah. Está hospedado en el Hotel Chariot o al menos allí estaba la última vez que nos vimos.
— Pues iré allá a verlo porque e ido al hospital donde sigue sus terapias, también a aquel gimnasio donde asiste y en ambos lugares me dijeron que no ha ido desde hace tres días.
En un par de días más le retirarían el yeso a mí Agatha y tal como sé lo había prometido la Dra. Loan, estaría junto a ella para acompañarla en aquel proceso.
— Oğuzhan y yo estamos separados. Ni su hija ni yo le importamos.
— ¿Qué estás diciendo? ¿Tiene que ser una broma?
— ¿Por qué bromearía con algo así, Loan? Él salió de la casa y nos abandonó. Creo que perdí a mí Oğuzhan.
— ¿Pero que fue lo que sucedió, Agatha? ¿Cómo que lo perdiste?
— Ya te lo contaré todo en cuanto vengas.
PIMLICO (LONDRES)
— ¡Nathan!
— ¿Hermana?
— ¿Tú estuviste por París estos días, verdad?
— Estuve.
— Que coincidencia que hayas estado en la misma ciudad del mismo país donde estuvo Agatha ¿O es que acaso no fue una coincidencia?
— Pudo ser una coincidencia. Sabes que viajo constantemente.
— Ahá… Pero no lo fue.
— ¡No! Yo sabía que su esposo no la acompañaría y decidí ir entonces, solo para estar cerca por si necesitara alguna cosa.
— ¿Y lo dices así con semejante descaro?
— ¿Descaro porque, Stephanie? Estas haciéndome preguntas y te las contesto con total sinceridad.
— Llamé a Agatha para decirle que iría a Ámsterdam para acompañarla en cuanto le retiren el yeso y me contó que ella y Oğuzhan están distanciados, y no sé porque razón tú me viniste a la mente de inmediato.
— ¿Y si tú no lo sabes yo sí debería saberlo?
— ¡Nathan!
— ¿Estás insinuando que Agatha y su esposo se distanciaron por mi culpa? ¿Es eso?
— Dame un motivo convincente para no pensar en esa posibilidad.
— ¡Stephanie! En primer lugar ya estoy bastante grande para andar dándote explicaciones. En segundo lugar y como te lo había dicho en anterior ocasión, jamás haría absolutamente nada que lastimara a Agatha. Y en tercer lugar, el esposo de Agatha se comportó de un modo muy agresivo con ella y luego salió de su casa abandonando a su familia como si no le importara en absoluto.
— ¡Ok! Puede que Oğuzhan en ocasiones tenga comportamientos que escapen de su control pero tendría que ser por un motivo muy grande que en verdad lo deje alterado.
— ¿Qué estás diciendo, Stephanie? ¿Acaso debe haber motivos para que ese hombre trate mal a su esposa?
— Oğuzhan jamás trataría mal a su esposa. Tal vez comportamientos fuera de lugar pero nada que sobrepasaran los límites.
— ¡Há! ¿Tú estás oyéndote? ¿Acaso te da por defender a ese hombre por qué es el mejor amigo de tu futuro esposo?
— Cierra la boca, Nathan… Ten mucho cuidado con lo que dices. Oğuzhan es un hombre muy bueno que ha sufrido bastante Él quedó con secuelas neurológicas muy serias luego de que casi lo mataran a golpes y Agatha es la única que sabe cómo lidiar con los inconvenientes de su esposo. Ella sabe cómo manejarlo incluso al punto de ponerlo en su sitio cuanto corresponde por lo tanto, no te hagas demasiadas ilusiones, ni pienses que no acabará volviendo con su marido.
Los de recepción me habían avisado en repetidas ocasiones que una persona había venido preguntando por mí pero nadie más me importaría que mi esposa junto a mi hija.
Era Farah esa persona que preguntaba por mí en recepción pero no la recibí sino hasta su séptimo intento y únicamente porque quedé harto de sus insistencias.
KUDELSTAART
— Señora, tiene que ir a ver al señor. Él se ve muy mal y si sigue en esas condiciones, no tardará en enfermar.
— ¡Pues no será culpa mía! Yo aquí lo cuidaba mucho siempre y no le importó. Él decidió irse
— ¡Señora! ¿No lo extraña ni un poquito? La niña sí extraña mucho a su padre. No lo ve desde hace semanas
— ¿Y porque no vino contigo? No puedes responder ¿Cierto? Pero yo responderé por ti. Oğuzhan no vino contigo porque es un cobarde.
— No es así. El señor vino aquí y no estábamos. Le digo que él se encuentra mal y no saldrá de ese estado sin usted.
— ¡Está bien! Pero te advierto Farah, ese hombre me va a oír en cuanto me tenga enfrente de nuevo. ¡Sí que lo hará! Tú te quedarás aquí con mí Hatice.