Déjame amarte

Six

Ya habían pasado varias semanas desde aquella fiesta, pero no fui, simplemente ese día no tenía ganas de hacer nada así que solo dormí. Al día siguiente Min hablaba de que Taeyang solo me estaba buscando y se acercó a él para preguntar por mí, no le tomé mucha importancia pues Min siempre solía exagerar las cosas. Min se volvió algo así como mi mejor amigo, sí, ya sé que es raro que diga esto, pero su compañía era buena, él era un buen chico y también hablé con él sobre mi problema y lo tomó con mucha tranquilidad, era una buena persona. 

- Y bien, ¿Qué haremos hoy Soso? 

- Yo haré tarea toda la tarde, tú has lo que quieras. 

- Yaaah, ¿Cómo puedes decir eso? Hoy habrá una fiesta de bienvenida, debemos ir. 

- Min, sabes que odio las fiestas y, además habrá un mundo de personas en un instituto pequeño, no quiero que nadie se me acerque. 

- Bueno, vayamos, yo te cuidaré a toda costa. Lo prometo.- dijo mientras alzaba su meñique. Yo solo lo miré sin gesto alguno.- Cierto, tú no haces eso, lo siento. 

- No te preocupes, pronto te acostumbrarás. 

- Bueno, ¿Iremos o no? 

- Bien, trataré de convencer a mamá.- lo cual no sería difícil pues mamá estaría más que contenta de que yo por fin asista a alguna fiesta. 

- Bueno, te pasaré a buscar a las 6:00 pm. Y recuerda vestir bien, tu príncipe estará ahí 

- Vete ya.- dije mientras rodaba los ojos. 

- Hasta luego mi linda y tierna Soso. 

Min siempre era muy cariñoso y a veces me hartaba de ello, siempre fue un chico con facilidad para hacer amigos, aun no entiendo porque me escogió a mí y se quedó a mi lado después de saber de mi problema. 

Llegué a casa y le comenté a mamá sobre la fiesta, sin ninguna objeción acepto encantada y me dijo que ella me vestiría y arreglaría por lo que acepte no tan convencida. 

Ya eran las 5:00 y mamá estaba como loca por toda la casa preguntándome qué ropa iba a llevar y qué maquillaje quería que me hiciera. Solo escogí unos jeans desteñidos, una blusa básica y una chaqueta ya que afuera comenzaba a hacer frío. Luego de vestirme mamá me arregló el cabello, le hizo unas lindas ondas y me agregó un poco de maquillaje, me veía realmente bien, nunca me imaginé a mí tan arreglada.

Ya estaba a punto de dar las 6 y yo estaba en la sala mirando el celular mientras esperaba a que llegue Min, ese chico siempre tardaba en arreglarse. Luego de varias horas por fin llegó. 

- Ya me voy mamá, vuelvo en unas horas. 

- Está bien hija, tarda todo lo que quieres, no hay problema.- dicho esto salí de casa. 

- Vaya que te has arreglado niña, te ves más linda de lo normal.- dijo Min 

- Como sea, sube al carro, ya quiero que esta noche acabe. 

Nos encontrábamos a unas cuadras de la universidad y ya se escuchaba el sonido de la música, estaba intranquila sé que Min dijo que me cuidaría, pero él no dudará en ir corriendo cuando sus amigos le hablen, temía quedarme sola en medio de esa bola de adolescentes. 

- Bueno Soojin, voy por unas bebidas, no te muevas de aquí. 

- Sí, no tardes demasiado. 

- Ya vuelvo.- dijo y se perdió entre la multitud. 

Ya habían pasado varios minutos y Min no volvía, ya comenzaba a desesperarme. Varios chicos se me acercaban y yo solo los ignoraba. 

- Estúpido Min, nunca volveré a confiar en ti.- dije mientras oía nuevamente el tono de la operadora.  

- Oh, lo siento, no fue mi intención.- no me dí cuenta cuando había caído al suelo. El chico iba a tomar mi mano, pero yo en un impulso la alejé. 

- No lo hagas por favor, no me toques.- dije asustada. 

- Déjala, te puedes ir.- reconocí esa voz casi al instante.- ¿Te puedo tomar de la manga? Tal vez eso no te moleste tanto.- Solo asentí y él me levantó cuidando de no tocar algo que no sea la tela. 

- Gracias.- dije casi inaudible. 

Me llevó hasta afuera, estábamos en el campo de fútbol, el pasto se sentía bien y la música ya no era tan fuerte. 

- ¿Estás bien?.- dijo algo preocupado. 

- Sí, muchas gracias. 

- Lo siento por no llegar antes. 

- No te preocupes. 

No sabía cómo reaccionar así que solo me senté en el pasto y él siguió mis pasos sentándose al lado mío. Estábamos en un silencio que era de todo menos incómodo, era un silencio bastante tranquilo y me sentí en paz por ese momento hasta que él habló. 

- Eres una chica bastante especial. 

- Mentiría se dijera que no. 

- Vaya, que bueno que lo aceptas.- dijo con una de sus tantas sonrisas. 

- No me gusta mentir.- dije irónica

- Yo… sé sobre lo de tu miedo al contacto físico. Debo de aceptar que al principio no lo creía, era algo extraño, pero cuando vi el terror en tus ojos cuando el chico trato de tomar tu mano supe que en realidad tenías mucho miedo. Por eso decidí ayudarte.- no hablé, no sabía que decir.- Pero no te preocupes, no te juzgaré ni nada. 

- Puedo preguntar ¿Quién te lo dijo? 

- Tu amigo, Min-Joon.- sabía que había sido ese bastardo, juro que lo mataré.- No te enojes, yo le insistí, al principio no me quiso decir nada, pero mi curiosidad me ganó y quería saber por qué siempre evitabas tocarme cuando hacías tus compras. Creía que te desagrada y por eso siempre me evitabas. 

- No me podría desagradar alguien que ni siquiera conozco.- dije obvia. 

- Bueno, entonces tengo oportunidad. 

- ¿Oportunidad? ¿De qué hablas?- dije curiosa. 

- ¿Qué? No he dicho nada.- dijo ¿Nervioso? 

- Claro.- dije casi en un susurro. 

- Bueno, creo que deberíamos irnos. 

- Sí, se me hace tarde  

- ¿Quieres que te lleve a casa? Parece que tú amigo se ha ido sin ti.- maldito Min, juro que te arrepentirás, niño bastardo. 

- Claro que no, no quiero molestarte. 

- No es ninguna molestia, vamos a mi carro. 

- Bien. 




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