Sí hay algo que había aprendido a lo largo de mi vida era a analizar a las personas, sabía qué tipo de persona eran con su mirada. Había aprendido a identificar, si eras de las personales fieles o de las hipócritas y egoísta. Sabía que ella era diferente a las demás, su hermosa sonrisa y su dulce voz la delataban.
-alguna vez te han dicho lo raro que se ve cuando miras a las personas de esa forma…? - preguntó ella sacándome de mis pensamientos- porque me miras así…?
--es que no sé cómo miro- me encogí de hombros y ella volvió a reír
- tu mirada es penetrante- pensó un momento- es como…- la Vi que intentaba buscar una palabra especifica- como si analizarlas a las personas
- de hecho, es lo que hago
-porque…?
-ammm no lose- me quedé pensando una respuesta lógica- es algo que se ha hecho costumbre con el tiempo.
- curioso- soltó de pronto
-lo es- nos quedamos en silencio un momento y ella volvió su mirada a su libreta y siguió marcando en ella- que es…? – ella me miró confundida- lo que haces allí que es…?
- ah esto…?- señaló su libreta y yo asentí- estoy dibujando
- puedo…? - pregunté extendiendo mi mano ella asintió y paso la libreta
Comencé por las primeras páginas, era una sirena en una roca mirando al horizonte, el dibujo se encontraba a lápiz con distintos tonos de sombra, tonos blancos y unos negros, era realmente divino,
El siguiente era de una niña, tenía el cabello cubriendo la mitad de su rostro, y solo se veía una parte de su perfil,
Continúe pasando por los dibujos Hasta que halle uno que llamo mi atención.
Se trataba de una mano intentando alcanzar a la otra, pero en el medio se encontraba una rosa. En la parte de abajo tenía escrito un
“Déjame ir”
Realmente la chica tenía talento, eran increíblemente hermosos, todos los dibujos parecían ser hechos por profesionales.
Después de todo el canto no era su única virtud.
-estan increíbles- ella me regaló una sonrisa
-es mi segunda casa favorita- añadió
--supongo que la primera es cantar…? - solo se limitó a asentir
Nos quedamos en silencio y ella siguió dibujando, yo solo me límite a observarla y a ella al parecer no le incomodaba. Luego de un rato la escuché tararear una canción.
Para aprender a quererte, voy a estudiar cómo se cumplen tus sueños.
Voy a leerte muy lentamente, quiero entenderte.
Para enseñarte a extrañarme, voy a escribirte mi canción más honesta
Darte una vida con más sumas que restas, si tu me dejas no habrá preguntas solo respuestas .
-cómo se llama…? – pregunté y ella me miró sin entender- el nombre de la canción cuál es…?
- para aprender a Quererte- respondió si despegar la mirada de su libreta- es de Morat
-Morat eh…? – ella volvió a asentir
De pronto levantó la cabeza de golpe como si se hubiese acordado de algo.
-que pasa …?
-tengo que irme- comenzó a guardar sus cosas en su mochila
- escapando otra vez …?
- no, enserio tengo que irme- se levantó y camino a la puerta- prometo verte mañana
- puedo acompañarte si quieres…?
- no, esto es algo que tengo que hacer sola
-bueno- solté rendido- al menos me das tu teléfono…?
Ella soltó una risa y siguió caminando
-eso es un no…? – alce la voz intentando que me escuchará, pero creo que la distancia era grande ya que ella ni siquiera volteo.
Esa chica, en definitiva, era diferente
Caminé en busca de John para decirle que si había funcionado más no lo encontré. Seguramente ya estaba con alguna de sus nuevas conquistas recorriendo la escuela.
La imagen de sus ojos no salía de mi cabeza, eran realmente hermosos ella era hermosa. Estaba alegre de haberla encontrado. Después de todo la espera había valido la pena.
Pero que sería lo que era tan urgente que la hizo salir de golpe. Seguramente tendría algún compromiso.
Coloqué mis audífonos y seguí caminado sin destino alguno.
¿Nunca has querido camita sin algún destino solo para distraerte…?
Pues yo si
Ese era uno de mis pasatiempos favoritos.
Era algo que hacía de vez en cuando para salir de la rutina que por ser un Rosser ya traía establecida.
Siempre era lo mismo.
La escuela
La casa
Y prontamente
La universidad
Si, toda una vida de rutina, Aceves la rutina tenía sus ventajas, aunque en ocasiones quería romper con ella. Pero desgraciadamente no se podía. En esta casa todos teníamos roles y una rutina que seguir.
Eso es
El gran apellido Rosser es sinónimo de rutina.
Pero se suponía que yo debía ser el ejemplo de Jaden, sé que él también estaba harto del trato de Mi padre a nosotros. Pero no había nada que pudiéramos hacer.
Jaden, aunque era dos años menor que yo, su mentalidad era más madura era el quien me ayudaba a solucionar mis problemas. También era el quien se atrevía a hablar con mi padre al respecto de sus tratos hacia nosotros. Yo nunca eh tenido el valor para enfrentarlo.
Jaden era muy parecido a mi madre físicamente, cabello negro azabache y avellana con toques amarillos, ambos teníamos la sonrisa de mi madre, Yo en cambio era más parecido a mi padre, cabello castaño súper claro y ojos verdes amarillentos. Eso era en lo único que él y yo nos parecíamos en el físico jamás sería como él.
Y no es que odiará a mi padre, solo que a veces estaba harto de que se mostrará tan frio y sin sentimientos.
Nunca entendería que tanto le costaba demostrar algo de afecto.