—Eres un caso —sonrió.
—Tu caso —respondí.
Me gire sin separarme de ella lleve mi mano derecha hasta su cabello y lo acaricié mientras observaba cada una de sus facciones. Era como una obra de arte para mí. Me acerque más a ella para estampar sus labios con los míos, ella llevó sus manos a mi cabeza una en mi nuca y la otra en mi cabello me separé lentamente de ella con la esperanza de mirar esos ojos azules que tanto me vuelven loco pero ella los mantuvo cerrados y luego los abrió.
—¿Quieres dormir ya?— pregunté y ella asintió.
La acomode entre mis brazos, mientras acariciaba su cabello.
Luego de un rato ella se quedó dormida, me levanté intentando no despertarla, tome mi teléfono y las llaves del auto y me dirigí a la entrada principal.
Luego de encontrarme fuera de la casa camine hasta mi auto que se encontraba del otro lado de la carretera.
Llegue a mi habitación y deposite las llaves sobre una pequeña mesa junto a la puerta, me quite las zapatillas que traía puestas y me tire en la cama.
*
Desperté muy temprano, me di una ducha y cambie. Salí de la habitación y para mí sorpresa mi hermano se encontraba despierto.
—¿Tan temprano?—
—Si, ¿algún problema?— su tono fue algo seco
—¿Pasa algo?— pregunté
—No — fue lo único que dijo antes de irse.
Lo seguí hasta el sofá.
El tomo asiento cubriendo su rostro con una de sus manos. Me senté a un lado suyo.
—A ti te pasa algo —lo mire fijamente— ¿Qué tienes?
—No es nada Ethan—
—Estoy completamente seguro que te pasa algo —insistí.
—me conoces demasiado —dijo girando su cabeza.
—desgraciadamente eh tenido que soportarte dieciséis años — ambos reímos.
—En fin ¿Estás ocupado hoy? —pregunto.
—No —respondí— De hecho no tengo nada planeado.
—Que bueno —dijo— planeamos ir a comer ¿Vienes?
—Claro, si, si estaría perfecto.
—Bien —se levantó— te espero afuera — Jaden- se levantó y su teléfono se entendió, al parecer era algo importante ya quedalio casi corriendo para contestar.
Bajamos una vez que aparque en el estacionamiento y entramos al restaurante.
El olor que se percibía al cruzar la puerta era a carne asada.
Entonces mis ojos se detuvieron en la chica quedé encontraba junto a dos chicos más.
Era simplemente perfecta, con esos labios rosados, su cabello y sus ojos azules, acompañados de su sonrisa.
Camine hasta llegar donde se encontraba.
—¿ Si te eh dicho que eres bellísima? —ladeo un poco la cabeza, la tome de las caderas y la alce levantando la del suelo. Acto que la hizo reír.
Fijé mis ojos en los suyos y sonreímos.
—siempre lo dices Rosser —para luego abrasarme.
—te extrañe —junte sufriente con la mía.
—No seas exagerado Ethan— rio rodando los ojos.
—¿enserio?— ella volvió a asentir.
—Apenas anoche estuvimos juntos.
—¡Exacto! Anoche —acomode un mechón de cabello detrás de su oreja— ¿Tienes idea de las horas que han pasado desde eso?
—No, si mucho tiempo —rodeo nuevamente sus ojos.
—es como una eternidad para mí —volví a abrazar a la chica que reía.
Entonces mis ojos viajaron al chico que observaba la escena ¿Molesto? ¿Por qué estaría molesto?
Decidí ignorarlo y solo concentrarme en el precioso Ángel que tenía a mi lado.
Jaden se acercó a nosotros y saludo a uno de los chicos que se encontraba.
—Hermano. —le estiró la mano la cual el chico respondió de la misma forma —tiempo sin verte.
—Digo lo mismo Rosser.
—¡Oye No! — se quejo Natalie— ese es mi apodo para Ethan.
—lo siento Natalie también soy un Rosser.
—Si, desgraciadamente tuviste que ser mi hermano — me dio un golpe en el hombro— ¿Qué?
—¡Jaden!— saludo el otro chico que se encontraba observando, entonces recordé el porqué se me hacía familiar. Era el mismo que había visto hace unos días con Natalie.
—King. — respondió Jaden— y por alguna extraña razón sabía que a él no le agradaba. Y es que si hay algo que se es analizar las expresiones de mi hermano.
—Bueno ¿Vamos a sentarnos? —Natalie hablo rompiendo el silencio.
Durante todo el desayuno hubo una fuerte tensión entre mi hermano y el chico ese . Creo que Jaden lo apodo King.
De lo que si estaba seguro es que a él no le agarraba su presencia y debía descubrir porque.
Después de todo mi hermano y yo estamos conectados. Porque tampoco me agrada.
—¿En qué tanto piensas?— un susurro interrumpió mis pensamientos— estás muy callado Rosser, eso no es normal en ti.
—No es nada Ángel— negué, su mano hiso contacto con la mía. Mire a la chica la cual estaba con una hermosa sonrisa.
Esa sonrisa que tanto adoraba.
Estaba completamente seguro que no importaba cuántas cosas atormentaran mi cabeza, en el momento de oír su hermosa voz me hacía desconectar de todo.
Y aunque nunca te lo diga Ángel, no sabes cuántas veces el sonido de tu voz a calmado mi mundo.