〜Si tú sabes lo que vales , ve y consigue lo que mereces〜
Capitulo XI
—Vamos Ethan, dime algo— me aleje de ella—. Vamos solo dilo.
No era necesario voltearme para saber que estaba llorando.
—Ethan —susurró—
—Lo siento. — Abrí la puerta —. Lo siento Natalie Yo te quiero y…
—Para. —interrumpió. —. No sigas, es todo lo que necesitaba escuchar, puedes irte.
*
Natalie Richards
Abrí los ojos de sobre salto y corrí al baño para vomitar. Realmente estaba mal está vez.
Recordé lo ocurrido la noche anterior y las lágrimas no tardaron en salir ¿Acaso volví a cerrar los ojos? Esto seguro seguramente es una pesadilla, esto no tiene que estar pasando, quiero, tan solo quiero, que esto se un mal sueño abrir mis ojos y tenerlo a mi lado, quiero escuchar su risa. Lo quiero a él. Quiero al chico de ojos esmeraldas a mi lado.
*Antes de irte deberías explicarme cómo vivir sin ti*
No pude evitar quebrarme en lágrimas. Lo extraño, lo necesito.
Regrese a mi cama aventándome boca abajo ahogando mi llanto.
*De que forma se puede continuar cuando no encuentras la razón para despertar*
—Natalie, ¿Estas ahí? — la voz de Jaden llegó a mis oídos acompañado de unos toques en la puerta. — se lo que pasó Naty,— volvió a tocar.— por favor déjame entrar.
— hablar con nadie! — grité.
—¡ábreme Natalie!
Me levanté y fui a abrir sin mirarle.
Su mano me tomo del brazo y agarró mi rostro para que lo viera a la cara.
No dijo nada, yo tampoco.
Entonces me abrazo para ser sincera las palabras no eran necesaria. Nada era necesario, ya no.
*Flashback*
Las clases eran tan aburridas como siempre, al menos la clase de literatura no era tan aburrida como la de historia, una vez terminada la clase observé a todos salir corriendo, y es que siempre era lo mismo, viernes, última hora ñ. Cómo siempre me quedé sentada, saque mi libreta y mis lápiz mientras esperaba ansiosa a qué el chico de ojos verdes hiciera acto de presencia.
No estaba segura cuánto tiempo había pasado hasta que sentí la mirada de alguien sobre mi y no era necesario levantar mi vista para saber quién era.
—¿Largo día? — pregunté
—eso creo— levanté mi vista rápidamente al escuchar que aquel que se encontraba no era quien yo esperaba.
—¿Ángelo? —
—Hola Natalie —se acerco
—pero…— estaba sorprendida hace mucho que no lo veía— ¿Cuándo?
—ayer. — respondió sabiendo perfectamente a lo que me refería.
Para ser sincera no esperaba volver a verlo con todo lo que pasó en los últimos meses. Me levanté de dónde me encontraba y camine un poco más hacia el chico.
—Que sorpresa me has dado— sonreí y el también lo hizo — sinceramente no esperaba volver a verte.
Al parecer las cosas no estaban tan incómodas como pensaba
—si lo se, pero estoy de vuelta y no puede pasar esta oportunidad de verte— al ver mi mirada de cautela el ríe— solo quiero conversar .
—de acuerdo— le sonrió y el se me queda mirando aún puedo abrazarte o quedaría muy extraño eh incómodo?— río y abro los brazos.
—aun está permitido.— el me sonríe ampliamente y me abraza.
Siento ese característico olor qué tanto solía agradarme hace unos años, al parecer algunas cosas nunca cambiaran.
—¿podemos sentarnos a hablar o estás ocupada? — niego con la cabeza.
—no, no estoy ocupada podemos sentarnos a hablar— me giro para recoger mi libreta y mis lápices que aún estaban en mi escritorio— ¡Vamos!
No estaba muy segura de debía irme o no. El chico a mi lado Se encontraba hablando algo a lo que sinceramente no estaba prestando mucha atención, pues mis pensamientos se encontraban junto al chico de ojos esmeraldas. El mismo que por alguna razón no había aparecido.
Aunque había prometido hacerlo, pensé que tuvo una muy buena razón para no hacerlo o tal ves solo tuvo un contratiempo.
—¿oye sigues conmigo?— sacudió sus manos frente a mis ojos intentando llamar mi atención— por un segundo pensé que te había perdido en algún lugar de esa cabecita tuya— reí y el chico imitó mi acción , negué con la cabeza.
—no, estoy bien— el solo se quedó mirándome fijamente esperando que continuara— solo estaba esperando a alguien, pero creo que no vendrá— mis pensamientos se encontraban con el chico Rosser que por alguna extraña razón no había aparecido.
Nos sentamos en una de las mesas de la cafetería mientras bebíamos unas malteadas.
—y dime Natalie ¿Cómo has estado?— pregunto mientras le daba un sorbo a su bebida.
—pues digamos que he estado mejor.
—Es bueno saberlo— el chico me muero fijamente y si tenía dudas, ahora habían desvanecido nada de lo que en algún momento llegué a sentir por el se encontraba presente. En ese momento estaba totalmente segura que mi corazón le pertenecía al mayor de los Rosser, ese que ya comenzaba a extrañar y aunque parezca extraño pasar tiempo con Ethan era una de mis cosas favoritas.