Dejarlo ir

CAPITULO 3

Una hora tuvo que esperar afuera, tenía que hablar con él, pedirle explicaciones, estaba nerviosa y con dolor, pero no le importaba estaba decidida a esperarlo y por fin saber lo que realmente paso.

Tiene hambre, sueño y dolor, al menos no trae puesto el vestido roto, las prendas que le presto el doctor Henry le quedaba perfecto.

Su corazón se detiene por un momento Marcos acaba de salir del hospital, no la mira, no voltea a los lados solo camina hacia adelante.

—¡Marcos! —Marcos voltea casi de inmediato hacia la voz que reconoce bien.

Traga en seco, se tomo el tiempo necesario después de la consulta con el doctor, él ya sabía lo que le iban a decir, no necesitaba mucho tiempo en el consultorio salió a la media hora del consultorio, se tomó media hora más para salir, porque quería evitar justo lo que estaba pasando. Aitana se acerca a él, esta vez sus piernas le responden.

Le arde el cachete, Aitana lo golpeo con todas sus fuerzas, estaba molesta y el sabia el por qué.

—Ha pasado tantos años, desde que te vi la última vez ¿Por qué Marcos?

Marcos solo la miraba, miraba rencor y muy en el fondo miraba a esa chica a la que por años amo y amara toda su vida estaba seguro.

—Lo siento —fue todo lo que logro decir.

—No me basta con un lo siento necesito que me digas la verdad ¿Por qué te fuiste? Me dejaste una maldita carta.

—Debo irme lo siento.

Marcos intento caminar, pero Aitana no estaba dispuesta a dejarlo ir no de nuevo, una vez lo hizo, pero ella no lo iba a permitir.

—Me vas a decir ahora, no vas a ir a ningún lado.

—No hay nada que decir Aitana, lo nuestro acabo hace años.

Le dolía decirle esas palabras la amaba, nunca la ha dejado de amar, quería irse, pero no para evitar hablar con ella si no evitar besarla, la verdad quería tenerla entre sus brazos seguir amándola como lo hacia antes. Le dolía el alma. Estaba tan hermosa a pesar de tener ropa de hombre y no estar peinada, en la amaba como sea.

—Solo dame una razón para entender por que te fuiste de mi lado sin despedirte.

—No éramos el uno para el otro —Marcos no quería lastimarla, pero Aitana no se lo estaba poniendo fácil.

Marcos camina sin mirar atrás.

—Eres un cobarde, puedo ver tus ojos Marcos, si no me dijiste adiós es por que no tuviste los pantalones de mentirme en la cara, dime la verdad porque te fuiste.

Aitana estaba en lo cierto la razón por la cual se fue a mitad de la noche fue por que no tuvo el valor de mentirle en su cara, la amaba tanto que no podía verle llorar.

—Escucha Ai lo siento mucho, dejemos las cosas así, han pasado años.

Marcos sube a su auto, las manos le tiemblan no se siente capaz de manejar, sabia a lo que venía, pero le dolía, le dolía escuchar las palabras del doctor.

La puerta se cierra de golpe.

—¿Qué estás haciendo?

—No tengo dinero, mínimo me puedes llevar a mi casa, vivo donde mismo —Aitana se pone el cinturón ante los ojos clavados en ella de Marcos.

Marcos conocía a Aitana, no había cambiado nada al contrario estaba mas hermosa con ese tono de cabello, esta mas delgada que cuando la dejo durmiendo en su cama. Los recuerdos lo mataban.

El camino fue largo, aunque la distancia era de veinte minutos, el silencio fue inminente, ninguno quería hablar, Aitana quería gritarle de nuevo tenía muchas ganas, pero no lo hizo, ella también conocía a Marcos y ella iba a averiguar el por qué se fue.

—¿Por qué fuiste al hospital?

La pregunta incomodo a Marcos y ella lo noto de inmediato.

—¿Has comido?

—No me cambies el tema.

—Solo fui a un chequeo, todo esta bien, ahora puedes responderme ¿Tienes hambre?

—Poco.

Marcos llega a la pollería favorita de Aitana donde comían todos los días, tenían una mesa al fondo Marcos un día la rayo con sus nombres y un corazón, claro que antes de hacerlo pidió permiso a los trabajadores.

Aitana suspiro por un momento, hace mucho que no iba a ese lugar, los recuerdos eran desbastadores.

—Hola bienvenidos ¿Mesa para dos?

—Si por favor.

—pasen tenemos una disponible al fondo.

El corazón empezó a latir fuerte, Aitana sentía que en cualquier momento se le iba a salir, sabia de antemano a donde la mesera los estaba llevando, a su mesa.

—En un momento vengo a tomar su orden.

La chica se retira, Aitana no puede creer lo que esta pasando esta en su lugar favorita de comida, con su ex novio y en la mesa donde compartieron tantas cosas, sus nombres estaban ahí.

—¿Pedirás lo mismo de siempre?

—No sé si el menú cambio.

—¿Cuándo fue la ultima vez que estuviste aquí?

—Tu estabas conmigo.

Marco o dice nada solo la mira algo sorprendido, que Aitana no volviera le daba tristeza ¿Lo hizo por su culpa? Si, lo mas seguro que por eso fue.

Marco tampoco había vuelto, tenia tres semanas que volvió del extranjero, pensó que ir a comer, pero no se animó, no quería revivir los recuerdos, pero lo estaba haciendo ahora.

Dolían, dolían esas risas, esos besos, esas caricias, todo era perfecto hasta que algo lo arruino.




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