Dejarlo ir

CAPITULO 4

Marcos sabía perfectamente donde vivía Aitana, había pasado tantos días ahí, sus días felices.

No pudo evitar verle dormir, no quería despertarla, a si que bajo del coche, sabia que Aitana siempre tenia el repuesto para abrir la puerta. Se dirigió al lugar donde siempre estaba, se alegro de que aun lo guardara en el mismo lugar, abrió la puerta, el lugar le pareció un sueño, munchas veces quiso regresar, pedirle perdón, contarle la verdad, pero no podía hacerle eso, no podía hacerla sufrir la amaba tanto que prefirió irse una noche de abril.

Tomo entre sus brazos a la mujer que tanto amaba, lo que daría por besarla, se tragó su deseo.

Su habitación sigue igual de como la dejo, para su sorpresa el reloj que olvido esta en su mesita de noche.

Deposito con mucho cuidado, la tapo y bajo las escaleras, tenia que irse, lo iba a hacer, pero eran tantos recuerdos que su mente se abrumo ¿Y si se quedaba? No, no. Recordó las palabras del médico, tenía que irse.

Aitana despertó dos horas después, no sabía cómo había llegado a su cama. Entonces lo recordó fue Marcos, levanto a toda prisa.

—¡Marcos! —lo llamo, pero el no contesto.

Me maldijo por dormirse lo dejo ir. Su corazón latía con fuerza, lo amaba, encontrarlo solo confirmo lo que siempre supo, su amor por el sigue intacto. No sabia que hacer. Tenia que buscarlo. El dolor de cabeza había vuelto, pero ella no quería prestar atención, tomo sus llaves y subió a su coche, no sabia donde buscarlo, su desesperación era tan grande que no le importa nada más, no tenía celular así que le pidió prestado el celular al vigilante, saco su agenda que tenia en su celular, llamo a la única persona que creía podría saber dónde está Marcos. Muchas veces tuvo esta agenda en sus manos, muchas veces marco este número, pero nunca logro apretar el botón de llamar.

—Hola —la voz de la madre de Marco sonó fuerte.

—Hola Martha, soy Aitana.

El silencio se hizo presente, por un momento Aitana pensó que le habían colgado.

—Hola Aitana —responde al fin.

—Voy a ir al grano Martha ¿Dónde esta Marcos? Se que está aquí.

—Si regreso hace tres semanas por trabajo.

—¿Dónde esta viviendo? Se que ustedes se fueron hace tiempo y vendieron su casa.

Aitana lo sabia por que fue a buscarlo y se habían ido todos, nunca entendió por qué.

—Se que mi hijo se fue sin decirte nada, siempre se lo reproche, pero respete su decisión.

—¿Que no me dijo? —No sabia si Martha le diría las razones, pero debía intentarlo.

—Esta en el hotel Marina del sol.

Martha colgó sin más, al menos tenía una dirección, regreso el celular y le dio las gracias al vigilante, volvió a subir a su coche, ni siquiera tuvo tiempo de bañarse o cambiar su ropa. Ya tendría tiempo para eso, y este no era el momento.

Cuarenta minutos estaba en el hotel, las chicas fueron muy amables con ella, no se miraba bien, la dejaron subir hasta la habitación sin hacer mas preguntas.

Siente que el corazón se le va a salir, toca débilmente.

Marcos abre la puerta sin imaginar que en unos segundos tendría entre sus brazos a la mujer que amaba. Pero no como él quería, si no que desmayada.

Estaba hirviendo en temperatura, la llevo a su cama, llamo a su doctor, le había dado su teléfono hace unas horas cuando tuvo cita con él, no sabía que más hacer el doctor podría ayudarlo.

Por indicaciones del medico la metió a la bañera, Aitana ya había reaccionado, estaba un poco aturdida.

—Te voy a meter a la bañera, necesitas bajarte la temperatura, después iremos al hospital.

Aitana solo asintió, dejo que Marcos le quitara la ropa, no le daba pena que la viera, la conoce de pies a cabeza. El agua esta tibia.

—¿Por qué te fuiste?

—Te buscare una pastilla para la temperatura.

Marcos busca el pretexto perfecto para salir del baño, tener sin ropa a Aitana le provoco muchas emociones, la extraño tanto.

Busco las pastillas en su neceser de medicamentos, desde hace siete años tomaba medicamentos y el paracetamol no faltaba en su neceser.

Su teléfono sonó, hecho un vistazo para ver quien era, era su madre.

—Dime mama.

—Por fin contestas cariño.

No había escuchado el teléfono.

—¿Qué pasa mama?

—Le he dado tu dirección a Aitana, me ha marcado.

—Ya lo se mama está aquí.

—¿Le vas a contar todo?

—En unos días mas voy a regresar, te llamare luego, te amo mama.

—Te amo hijo, ojalá puedas arreglar las cosas con ella.

—Te llamo después, regresare antes.

—Está bien mi amor.

Marcos cuelga la llamada.

Vuelve al baño con un vaso de agua y dos pastillas.

—Tomate las pastillas, te sentirás mejor, debes descasar tuviste un accidente automovilístico tu pierna no está bien.

—Voy a estar bien después que hablemos.




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