CAPÍTULO 5

Muchas veces suelo parecer alguien muy alegre y fría a la vez, pero la verdad es que soy una chica muy divertida cuando entro en confianza. Estar lejos de mi familia me ha hecho sentir triste estos días, y también soy alguien muy sensible; suelo llorar por todo, incluso por lo más absurdo.

Me siento bien estar aquí. Es como si fueran otra familia para mí. Me han hecho sentir muy bien estas semanas, y las clases están yendo súper bien.

Me hice muy amiga de Alexander. A veces suele prepararme el desayuno y el almuerzo porque sabe que no sé cocinar, y se ha portado muy bien conmigo.

Hoy estábamos todos reunidos para ver una película. Era el día en que todos tenían libre, así que decidieron pasarla aquí.

Yo estaba en un sillón junto a Isaac. En los otros dos sillones estaban Alex y, en el otro, Madi con su novio, que de hecho es muy amigo de Alex e Isaac.

—¿Qué peli van a ver? —dijo Madi, mientras Isaac se encargaba de buscar alguna en la TV.

—Solo no pongas alguna de animales, que si no, Fernanda va a llorar —dijo Alex mirándome divertido.

—¡Cállate! —le grité, tirándole el cojín que encontré.

Luego se pusieron de acuerdo y pusieron una de romance. La verdad es que amo las películas, de cualquier género. Con mi hermana solíamos salir muy a menudo al cine para ver los estrenos. Aunque a Mark casi no le gustaban las películas, por lo tanto, casi nunca me invitaba o, cuando yo sugería algo, simplemente declinaba el plan.

Hasta ahora no logro entender cómo me conformaba con tan poco. Soy una persona muy cariñosa con los que quiero, aunque no lo parezca. Con él trataba de serlo, pero no le gustaba. Decía que ya no era una adolescente para andar con esos afectos demostrativos.

Todos estábamos comiendo pizza y ya casi terminaba la película cuando recibí una llamada de Mark. No quería responder, pero sé que si no contesto, va a insistir.

Agarré mi celular y vi la pantalla. Decidí irme al piso de arriba a contestar para no interrumpir la película. Nadie se dio cuenta, solo sentí la mirada de Alex y le avisé que iba arriba.

Una vez afuera del departamento, contesté la llamada mientras subía al último piso.

—¿Qué quieres? —dije, un poco cortante.

—Uy, ¿ahora no puedo llamar a mi novia? —respondió él con burla.

—Pensé que había sido clara contigo; ya no somos novios.

—Eso no lo decides tú. Solo te llamaba para avisarte que mi padre sigue haciendo negocios con el tuyo, y no podemos cortar la relación.

—Mira, Mark, la relación ya está terminada y punto. No me voy a atar a alguien que no quiero, y se acabó. Si tanto te preocupa el dinero, trabaja, que así es como se consigue —le respondí, muy molesta. Para ese momento, ya estaba recostada en el balcón mirando el cielo estrellado.

—No creo que tu papi esté contento con eso. Sabes que nunca quiso que estudies Medicina.

—Espero que esta sea la última vez que recibo tu llamada. No somos nada, que te quede claro. Puedes estar con quien quieras, al igual que yo —dije, ya muy molesta.

—Esto no ha terminado, Fernanda. —y colgó.

Di un resoplido de cansancio.

Ya estaba harta del tema. No sé qué le pasa a mi papá. Siempre fui una chica consentida, pero desde que le dije que quería estudiar otra carrera, cambió totalmente conmigo.

Estaba tan metida en mis pensamientos que no me di cuenta de que había alguien detrás de mí hasta que escuché un carraspeo. Me volteé y vi a Alex.

—¿Problemas? —dijo mientras se acercaba, y yo seguía mirando la nada.

—Sí, la verdad, ya estoy harta de todo eso. No sé qué le pasa a mi padre.

—Yo nunca tuve padre. Mi madre fue quien me sacó adelante sola. Cuando decidí estudiar Derecho en esta universidad, sabía que era cara, pero mi padre decidió aparecer. Lo único que le pedí fue que me pagara la carrera, ya que por años no se hizo responsable de mí. Mi madre ahora trabaja en una casa de unos señores; es la empleada de la casa. Lo único que anhelo es sacarla de ahí y que tenga una vida tranquila.

Él nunca me había contado nada de su familia. Yo le había dicho algunas cosas, pero no tan detalladas. Me di cuenta de que era un chico muy cerrado, además de muy guapo.

—Sé que lo lograrás. Se ve que le pones mucha dedicación a lo que haces. Ya es tu último año, ¿no? —le dije para seguir la conversación. No tenía ganas de hablar de mis problemas.

—Así es, ya dentro de poco empezaré mis prácticas en una empresa reconocida aquí. Me avisaron esta tarde —me dijo con una pequeña sonrisa. Sabía que le alegraban esas cosas, y casi nunca nos cuenta nada cuando estamos todos reunidos.

—¡Felicidades! Eso es muy bueno. Ya verás que pronto serás un abogado reconocido —le dije, genuinamente contenta por él.

Teníamos una extraña conexión. Cuando hablábamos, era como si fuéramos amigos desde hace años. En este poco tiempo de conocernos, sabíamos muchas cosas el uno del otro.

—Cuéntame, ¿por qué estabas molesta? ¿Tu padre? —preguntó después de un largo silencio.

—No, fue Mark —él sabía que Mark era mi ex—. Me llamó diciendo que no habíamos terminado, que básicamente lo que le dije no lo decidía solo yo. Su padre sigue haciendo negocios con el mío, y parece que mi padre sigue empecinado en que sigamos siendo novios.

—Tú no quieres —me miró, y yo lo miré a él.

—Este tiempo me di cuenta de muchas cosas. En la relación daba más de lo que recibía. Yo llegué a quererlo, pero él no a mí. Los últimos meses se volvió muy tóxica; él salía con chicas y yo lo ignoraba. Luego quedábamos juntos, pasábamos la noche, y al día siguiente éramos completamente desconocidos. Yo no quiero eso en mi vida.

—¿Qué es lo que quieres realmente? —me preguntó, mirándome, y yo lo miré también.

—Solo quiero a alguien que me quiera de verdad. No pido mucho. Soy alguien que le gusta dar mucho afecto, y no me gusta que me lo rechacen porque me hace sentir mal. Como ya sabes, soy muy sentimental, y no sé... quizás alguien que me siga la corriente en mis locuras, o simplemente que no hagamos nada, pero que se sienta cómodo —dije, pensando en lo que realmente quería. Mi mirada era intensa, y nos quedamos en silencio.