Ayer entre espinas de hoja secas me encontré, mientras moría en la sequedad del desierto, sin esperanza ni resistencia a la vida.
El dolor y el anonimato hicieron que me aferrara al olvido y La soledad golpeaba mis sueños.
Mi horizonte se volvió gris, mientras mi corazón gravitaba en la penumbra. Y ahí en el rincón de los sueños olvidados donde yacen los cadáveres de los sin vida, me encontraba yo. Las carcajadas de los fantasmas en mi delirio, me miraron con befa, mientras el espejismo de mi realidad me llenó de espanto.
De pronto tú río de vida, sacio dentro de mi; llenándome de esperanza y devolviéndole la vidas. Hoy veo las plantas verdear y en el perfume del aire la paz. Hoy he vuelto amar y a soñar. Hoy mi horizonte tiene un nuevo amanecer.